Sala CAI Luzán, Zaragoza, domingo 23 de octubre del 2016
Por: Javier Capapé
Enfrentarse a un concierto con la mínima información sobre el mismo puede convertirse en una grata sorpresa. Y eso es lo que fue el concierto del pasado domingo de Mark Hanson y Miguel Rivera en la sala Cai Luzán de Zaragoza. Los dos músicos compartían una mini-gira por cinco ciudades españolas entre el 19 y el 23 de Octubre. Una gira valiente, como se ven pocas por estas tierras. Ambos músicos, con gran dominio de las técnicas del “fingerpicking” y el “percussive guitar”, se daban cita en lo que prometía ser una serie de conciertos íntimos basados en el protagonismo de la guitarra acústica como único medio para desarrollar su espectáculo. No conocía apenas nada de estos dos músicos, pero la invitación para asistir a este concierto me llegó de forma inesperada y no quería dejar pasar la oportunidad. Investigué lo mínimo sobre sus protagonistas para dejarme sorprender y… así fue. El concierto se convirtió en un auténtico regalo. Dos profesionales que entienden la guitarra como el instrumento perfecto para entrar en comunión con el público y para expresar un amplio espectro de emociones con su ejecución.
Miguel Rivera jugaba en casa y abrió el concierto con un lote de canciones de su primer trabajo discográfico “The Valley”, que mezcla canciones propias con interpretaciones de temas emblemáticos del pop pero con la única ayuda de su acústica, llevándonos a terrenos inimaginables gracias a la sonoridad que desprende su dominio del “percussive guitar”. Hay momentos en los que parece que una banda al completo rodee al músico zaragozano, pero es únicamente él quien llena el escenario. Su técnica es atrevida, podría calificarse de vanguardista, buscando el riesgo, así como la interpretación más afilada e incisiva. La tensión se mezcla con la satisfacción del que sabe que está convenciendo y ganando adeptos con cada acorde que interpreta, dejando perplejo a todo el que le escucha. Miguel Rivera nos regaló su famosa reinterpretación del “Beat It” de Michael Jackson que tantas alegrías le ha dado gracias a convertirse en viral desde su publicación en Youtube (y que le abrió las puertas para realizar esta gira), así como el clásico de Queen “Another One Bites the Dust” junto a otros temas propios muy interesantes (a destacar “Numantia” con la que podemos llegar a sentirnos como sus protagonistas celtíberos gracias a los paisajes sonoros creados con la guitarra).
Después de 45 minutos mano a mano con Miguel Rivera le llegó el turno a Mark Hanson, la estrella internacional de la gira, el maestro junto al aprendiz. Como reconociera previamente el joven músico zaragozano, Mark Hanson había sido quien le había inspirado y gracias a sus arreglos y tablaturas había desarrollado su sofisticada técnica con la acústica, por lo que compartir escenario con él se convertía en un sueño hecho realidad (como bien mostraron sus lágrimas emocionadas en algún momento de la noche). Y cuando llegó Mark Hanson también llegó la belleza ejemplificada en su forma de acariciar la guitarra con un estilo clásico cargado de matices, sutileza y corrección aplastantes. Mark Hanson se presentó como una estrella pero con una enorme humildad. Se hizo acompañar de su esposa (también guitarrista y cantante) en algunos temas, pero cuando más convenció fue al ejecutar de forma casi mística algunos clásicos del cancionero popular americano junto a otras versiones de temas más actuales y reconocibles como “Don’t know why” de Norah Jones o su revisión de “Breakdown” de Tom Petty, éste interpretado mano a mano junto a Miguel Rivera y para mí el momento más destacado de la noche. Mark Hanson se convirtió por derecho propio en el mejor ejemplo de la capacidad que tiene la música para transportarnos a otros lugares por muy lejanos que éstos puedan llegar a estar.
Prácticamente todo el concierto fue instrumental y con la única compañía de las guitarras acústicas (exceptuando un momento en el que el backliner acompañó a Rivera con una eléctrica de “7 cuerdas” para hacer un arreglo de estilo metal). Una muestra más de que el lenguaje de la música es universal y su poder trasciende todas las fronteras. Así, tras dos horas de concierto con momentos de dúos íntimos, otros de canciones más frescas y distendidas e incluso un homenaje a Paco de Lucía con su revisión del “Entre dos aguas”, llegamos al final de una fiesta musical auténtica. Una noche única que nos acercó un poco más al misterio de las seis cuerdas y que nos trasportó a pasajes áridos, íntimos y nostálgicos a la vez que mágicos. La guitarra como expresión y forma de vida, tal y como dejaba claro el nombre con el que bautizaron a esta gira: Guitar 2 Live. La noche en que conocí a Mark Hanson y Miguel Rivera sobre un escenario me demostró una vez más que hay pocas cosas por encima del enigmático y universal poder que tiene la música.