“Max Gamuza es un grupo esclavo de sus canciones y en eso no vamos a cambiar”
Por: Sergio Iglesias
Garage, punk, rock psicodélico, pop ye ye…todo tiene cabida en esta batidora llamada Max Gamuza. Los asturianos acaban de sacar de la mano de Clifford Records “20 horas”, su segundo trabajo largo. En este disco, la banda liderada por Busta sigue con la fórmula que tan bien les funcionó en su anterior “Los buenos tiempos ya están aquí”: no ponerse barreras ni limitarse en cuanto a estilos musicales y, sobre todo, hacer lo que les da la gana.
Una pregunta original (Ironía modo On): ¿Por qué el título de “20 horas”?
Busta: 20 horas es lo que tardas desde que sales de casa a tomar el vermouth hasta que vuelves al día siguiente, un día de ocio en el que puedes hacer de todo. Da tiempo a estar con mucha gente y con unos tomas algo, con otros das un paseo y se te medio pasa el pedo del mediodía, luego vas a un concierto, después a tomar algo…en fin, pasan muchas cosas en ese tiempo. En un momento dado me di cuenta que eso mismo le sucede al disco: suceden muchas cosas y hay mucha diferencia entre una cara y la otra.
¿Cómo afectó a la banda el cambio de formación?
Busta: El primer disco no funcionó tan bien como pensábamos y llegó un momento en que a Irazoki le salió la gira de Mikel Erentxun y Duncan Dhu, Baleztena estaba preparando su disco en solitario, Guanche tuvo la suerte de que le salió lo de Capsula, Iñigo volvió con los Allnighters… si el primer disco hubiera funcionado igual no se habrían ido. Pero pronto entró Chus y, automáticamente, nos pusimos a buscar un batería, y entró David. Con los anteriores miembros todavía mantenemos buena relación y, es más, Baleztena e Iñigo no se han llegado a ir del grupo y estuvieron grabando. Sobre todo queríamos que estuviera Baleztena hasta que se acoplara David Warshall y ahora estamos como formación estable los cuatro: Chusin, David, David Warshall y yo.
Y en el tema de la producción, ¿qué diferencias ha habido entre el trabajo de Mariconda y el de Rosillo?
Busta: Cuando íbamos a grabar el primer disco yo ni era cantante, sólo compositor, pero el que iba a cantar se echó para atrás. Yo tenía unas demos y Mariconda dijo que no le gustaba el cantante hasta que grabé unas demos con mi voz, le gustaron y empezamos a probar conmigo de cantante. Mariconda vivía en Gijón, estaba cerca de mí y yo nunca tenía tiempo para grabar el disco. Él fue quien me animó porque me dijo que se iba a volver a Texas. Quedamos un día para escuchar las canciones y él eligió un poco los temas y ejerció como productor. Yo sabía que iba a saber entender lo que quería y podía hacerlo con los medios que yo tenía en mi casa y lo único que me dijo fue que había sido una pena no haber entendido mejor el castellano para poder haber sacado más partido a mi voz. Posteriormente grabamos el single con Ángel Kaplan porque tengo mucha amistad con él. Aunque seamos muy antagónicos musicalmente, es un tío que tiene mucho criterio y tenemos mucho en común aunque luego él en su grupo haga otras cosas. Y este último disco lo hice con Rosillo porque los temas tocaban bastantes palos y el espectro estilístico era muy amplio. Aunque era más complicado para nosotros nos dijo que lo hiciéramos en su estudio y de nuevo ahí aparecen las 20 horas, que fue lo que tardamos en ir, grabar y volver. La verdad es que estuvimos muy cómodos grabando y le dio otro color a las canciones, que también eran más abiertas a cambios. Rosillo es un tío muy resolutivo que maneja muy bien los tiempos y te da mucha tranquilidad y confianza.
Me hablabas antes de lo distintas que son las dos caras del disco y del amplio espectro estilístico de las canciones, algo que también se percibía en “Los buenos tiempos…”
Busta: Max Gamuza, en ese sentido, es un grupo esclavo de sus canciones y en eso no vamos a cambiar aunque, por ejemplo, haya festis garageros a los que no nos llevan porque no nos consideran un grupo de garage, a pesar de que tenemos muchos temas de ese estilo. Las canciones se hacen como se hacen y luego es cuestión de encajar el repertorio. En cuanto al orden de los temas en el primer disco estaba claro que tenía que empezar con “Moni”. En esta ocasión ha quedado así pero elegir el orden de un disco es complicado y depende mucho de cada momento.
Busta: La mayoría sí que las hago yo y en algunas me ayuda Chus. Yo lo que quiero es que vayamos entrando todos para poder soltar yo un poco de lastre. Pero lo que me gusta es que, generalmente, me salen las letras del tirón y ya tenemos material para un tercer disco. Al final con todas las experiencias vividas te van saliendo cosas: “Feliz y salvaje” me salió en un viaje a Huelva, después de hacer la canción en una noche de farra con Chus. Pero casi todas se han hecho prácticamente a la vez música y letra, “Celoso” a lo mejor fue con la que no tenía tan clara la letra, es una canción de cantautor rockero y un homenaje a los grupos de los 60, como Los Bravos o Los Pasos…algo entre Love y Los Brincos o eso es lo que te dicen los amigos y te lo crees porque te parece bien la comparación, si te dijeran que es una mezcla entre Manzanita y no sé qué les dices “no tienes ni puta idea” (risas). Pero lo cierto es que la gente ve cosas desde fuera que el músico no ve y eso es lo bonito.
¿Y la decisión de grabar con Clifford?
Busta: Pues mira, el primer disco lo hicimos con Munster y la promoción creo que fue buena y los medios ser portaron muy bien. Juancar, de Bloody Mary en Irún, me dijo que este disco hace diez años hubiera roto la pana. Esto me marcó porque, como te decía antes, la gente tiene percepciones y hay muchos que aciertan. Pero Munster parece que no veía un segundo disco y por eso contacté con Clifford a través de un chaval que les conocía. Les envié el single y me dijeron que querían un LP y se lanzaron a ello.
Además supongo que será importante que sea un sello que cuida tanto los detalles y que sólo edita en vinilo…
Busta: Dentro de nuestra filosofía nos gusta cómo están haciendo las cosas. Van a ser pocas copias pero ellos llevan todo, lo sacan en plataformas digitales y nosotros no tenemos que preocuparnos de nada. Pero sí que nos gusta una compañía que nos mime porque en esto está la gente que vende un montón de discos que son como las grandes marcas de cerveza, Mahou, Heineken…y luego está el artesano que hace la cerveza a mano en su casa y hace ediciones limitadas, no porque no quiera hacer cosas grandes, sino porque no tiene capacidad para hacerlo. Nosotros somos así, no tenemos capacidad de grabar discos constantemente porque no estamos dedicados al 100% a esto, ellos entienden esto y no nos presionan. Antes teníamos un manager y ahora no. De momento vamos poco a poco, sin perder el ritmo pero sin tener una expectativa clara de dónde nos llevará esto.
¿Sois de los que las aprovecháis el tema de plataformas digitales y redes sociales o sois más clásicos y analógicos en ese sentido?
Busta: Al final esto es como el que produce el disco, el responsable es el que lo firma y hay que darle confianza y decirle que es el capo. Pues aquí es lo mismo, la compañía está haciendo este plus de meternos en redes, mover el disco por plataformas, decirnos que tenemos que hacer fotos, un video…esas cosas que tenemos que hacer los grupos pequeños y que hace que nos movamos y no nos acomodemos. Ahora estamos poniéndonos las pilas con todos esos temas. Somos un desastre y casi ni sacamos fotos porque no estamos rodeados de gente, vamos los cuatro y un conductor que llevamos a veces si no nos quedamos a dormir porque la seguridad es lo primero, pero ni nuestras novias vienen con nosotros (risas). En ese sentido tenemos que ponernos en modo digital, grabar en cinta está muy bien pero la comodidad de las nuevas tecnologías es brutal, sobre todo para manejar la información y luego el que le interese pueda comprar el disco físico.
¿Tenéis muchos bolos cerrados para presentar el disco?
Busta: De momento tenemos unos cuantos bolos, nos están diciendo para bajar al sur pero tenemos que organizarlo porque todavía estamos en “modo verano”. En septiembre a ver si empieza a sonar en los canales habituales, que la gente lo vea y a ver si van saliendo cosillas. Ahora hay que hacer ruido y las nueces ya llegarán cuando tengan que llegar.