Por: Txema Mañeru
El magnífico y variado debut de Xenia Rubinos pasó injustamente desapercibido por estos lares. Esto se debiera subsanar ahora con su magnífica reválida. Con “Magic Trix” (Everlasting Records / Popstock) conocimos aquí a esta joven neoyorquina de origen cubano y puertorriqueño. Estos orígenes marcaban, sin duda, el ritmo trepidante de sus canciones y continúan haciéndolo ahora. Su gran voz y dominio de los teclados contaban con la ayuda de las percusiones, guitarras y producción de Marco Bucelli, con origen italiano. Estuvieron presentándolo aquí con muy buenas críticas.
Ellos se declaraban seguidores de Timbaland, Das Racist, Los Muñequitos de Matanzas u Omar Souleyman, pero también de los sonidos clásicos de Ravel. Nosotros, en su rock-funk bailable con muchos toques latinos y electrónicos, citábamos a Björk, El Guincho, Neneh Cherry o Vampire Weekend.
Ahora en “Black Terry Cat” (Everlasting / Popstock) han mejorado y optimizado su fórmula y suenan con más entidad propia.
Comienzan con la intro rítmica de "Romeo" para luego desmarcarse con la fiesta de su sedoso funk en "Don’t wana be" en el que viajan de Alicia Keys a Neneh Cherry pasando por M.I.A. y Meshell Ndegeocello. El latin-funk continúa en "Mexican Chef" con sus habituales fraseos en castellano que en este caso tiran del “Toma chocolate, paga lo que debes”. La electricidad y la contundencia dominan "Just like I" y el ritmo y el baile se apoderan de "Right?".
Suenan maravillosamente cadenciosos y con aires a jazz de hoy a lo Meshell Ndegeocello en "Laugh clown". El hip-hop galáctico llega con "I won’t say", un temazo que puede encantar a seguidores de la mejor Missy Elliott. El R&B más actual y el hip-hop parecen haber ganado pues terreno en este nuevo trabajo (de nuevo protagoniza "See them"), pero también tenemos algunos detalles latinos más que marcan su procedencia. De hecho el disco está dedicado en castellano y con cariño a su querido papá. ¡Apunta su nombre!