Real Jardín Botánico Alfonso XIII, Universidad Complutense de Madrid. Sábado 2 de junio del 2016
Por: Sandra Sánchez
Fotografías: Marisa Nieto
Éxtasis de guitarras. Es lo que vimos el sábado en el escenario de las Noches del Botánico, en la Ciudad Universitaria de la Complutense, en Madrid. Tocaban Wilco y ahí queda todo dicho. O no, porque la experiencia que vivimos los asistentes fue mucho más allá de la que suele ofrecer un concierto, por muy buena que sea la banda.
Por: Sandra Sánchez
Fotografías: Marisa Nieto
Éxtasis de guitarras. Es lo que vimos el sábado en el escenario de las Noches del Botánico, en la Ciudad Universitaria de la Complutense, en Madrid. Tocaban Wilco y ahí queda todo dicho. O no, porque la experiencia que vivimos los asistentes fue mucho más allá de la que suele ofrecer un concierto, por muy buena que sea la banda.
Esta es una crónica escrita en caliente. Al poco de salir de una noche mágica, irrepetible, sabedora de haber vivido algo del todo inusual, sintiendo aún flotar en el ambiente las notas musicales, la magia de la música cuando esta es más que arte.
Wilco es una de las bandas más poderosas del rock en activo, no hay ninguna duda. El sábado vimos a seis músicos gigantes en el escenario, pero tenías que contarlos una y otra vez para cerciorarte, porque podrían haber sido doce, tan espectacular y completo era el sonido. Las guitarras brillaron por encima de los demás instrumentos, los músicos las cambiaban una y otra vez, incluso en la misma canción, sonaron decenas de ellas, fue pura magia.
Jeff Tweedy, alma máter de la banda, no saludó al respetable hasta bien entrado el concierto. Enlazaron un tema con otro, comenzando principalmente con los de su último álbum, entre los que destacó (destacaron todos) la contundencia de "Random Name Generator". El público estaba expectante y con esta canción ya explotó. La cosa fue in crescendo de un modo loco. Los temas se sucedían sin descanso y duraban lo indecible, perdías la noción del tiempo y daba exactamente igual.
Sonaron prácticamente todos sus éxitos (faltó "You and I"), siento no haber contado cuántos temas interpretaron pero fueron muchos. "Handshake Drugs" fue una fiesta, "Jesus, etc" fantástica y quizá el único momento en que se vieron de forma masiva móviles en alto grabando la actuación. El concierto fue tan intenso que parecía un sacrilegio (lo era) perderse un solo segundo por sacar los smartphones del bolsillo.
Hubo dos partes bien definidas en el show. En la primera, la más extensa, brilló la electricidad, se permitieron incluso juegos experimentales, guiños electrónicos. Hay que destacar por encima de todo los solos de Nels Cline. El virtuosismo de este guitarrista californiano supera la línea de lo terrenal, es de otro planeta. Verlo tocar es un espectáculo majestuoso, se quedaba solo en el escenario subiendo la intensidad de su guitarra hasta el infinito. Cuando creías que ya no podría ir a más lo hacía, iba a más. La emoción que creó con sus dedos en las cuerdas fue un auténtico clímax, él mismo no pudo evitar ponerse a saltar en algunos momentos mientras tocaba, con su ¿más de metro noventa? de altura. El público le ovacionó al terminar la primera parte del concierto, lo dio todo y más.
Tras un brevísimo descanso en el que los asistentes nos mirábamos unos a otros preguntándonos si aquello estaba pasando en realidad, Tweedy y los suyos volvieron a la carga, esta vez de forma más íntima, "desenchufados" y bien juntos, ocupando todos el centro del escenario. Sonaron en acústico temas maravillosos, entre ellos "California Stars", una absoluta delicia.
Los de Chicago no presentaron ninguna de las canciones que tocaron, fueron hombres de pocas palabras, dieron las gracias, animaron a corear y a dar palmas en alguna de las canciones y poco más. Suficiente. Mucho más que suficiente. Estaba claro que el protagonismo esa noche lo tenía la música. Nada ni nadie más.
Entre las canciones que interpretaron se encontraba "I´m Trying to Break Your Heart". Lo hicieron, dejaron tocados y hundidos los corazones de las 3.000 almas que nos congregamos frente a su escenario en una noche de verano en la que incluso la brisa se apuntó para convertirla en perfecta.