Por: Txema Mañeru
No nos cansamos de alabar la labor de incesante búsqueda de nuevas y prometedoras formaciones por parte del sello Sub Pop. Ahora el legendario sello de Seattle nos trae la reválida de esta banda de Pittsburgh, aunque estemos hablando del debut para esta discográfica. Lo suyo es el más potente punk-rock pero sin ningún tipo de complejos. Se puede hablar de The Clash, Joy Division, Pavement o Mudhoney, pero también de The Strokes o de sus compañeros de sello, Metz.
La presentación también vuelve a ser de lujo. Así la versión en compacto viene en digipack de cartón duro y con un libreto gigantesco en forma de póster que trae todas las jugosas letras. Los de Pensilvania no son vampiros, aunque sí que te pueden chupar la sangre a nada que te descuides.
Comienzan enérgicos como los primeros Talking Heads con "Real maths / Too much", pero más enfadados como sus colegas de Metz. En "Bodies" tenemos contagiosos silbidos que dejan paso a la rabia de "Brass not rash". Aquí se ven esos ecos a The Clash, aunque las guitarras sean más de rasca-rasca y con aromas post-punk. Esta terna forma un arranque impecable que te carga las pilas para el resto del día.
Regresan las guitarras tensionadas al máximo en el cierre de la cara A con "Red alphabet". La tensión se palpa en él aunque el tempo sea mucho más calmado y el bajo y otros detalles remitan a los Joy Division. En "Crisis time" tenemos la rabia, los ritmos marciales y las narraciones alucinadas de los Public Image Limited (PIL). "Glass house" es otro momento de calma tensa y "Amazing supermarkets" es un pletórico y contagioso final que te deja con ganas de más y eso que culmina con una gran tormenta final de guitarras que supera los seis minutos de duración. Quizás por su título vuelva a remitir a los de Joe Strummer. En cualquier caso a mí me suena todo mucho más fresco y mejor que los discos de Libertines o The Strokes. ¡Ya tengo ganas de catarlos en sus potentes directos!