Por: Javier Capapé
Siempre he estado atento a los lanzamientos audiovisuales de las diferentes giras de U2 desde
que en 1994 lanzaran el mítico video del “Zoo TV”, aquella gran gira que les llevó por
escenarios de todo el mundo presentando sus álbumes “Achtung Baby” y “Zooropa”. U2 han
cuidado con mimo este tipo de productos, primero en vídeo y posteriormente en DVD,
ofreciendo un reflejo de todas sus giras realizadas desde entonces y haciendo gala así de una
propuesta escénica difícil de igualar en cada uno de sus tours. Desde “Zoo TV” pasando por
“Popmart”, “Elevation”, “Vertigo” o “360º”, todos estos lanzamientos han sido
impactantes, fiel reflejo de lo que ofrecían en sus directos, pero adaptados a la intimidad del
salón de casa para disfrutarlos tantas veces como fuera necesario.
La última de las giras de los irlandeses ha sido el “I+e Tour” (Innocence + Experience), donde
han vuelto a los pabellones cerrados como ya hicieran en el año 2001 con “Elevation”. Esta
vez ofreciendo hasta seis conciertos seguidos en la misma ciudad y el mismo recinto. La gira
“I+e” ofrecía como atractivo una gran pantalla central en la que el grupo podía introducirse en
su interior y que ocupaba no el fondo del escenario, sino el centro de la pasarela que recorre el
pabellón donde se realiza el concierto, quedando así dispuesta de forma transversal al público
como una cortina de luz que sube y baja e interactúa con los presentes uniendo los dos
escenarios dispuestos para la banda: el principal en forma de “I” mayúscula y el anexo al fondo
del pabellón en forma de “e” minúscula. Todo queda muy bien sobre el papel y por supuesto
impacta en su formato DVD, pero dudo de su efectividad plena in situ. Cierto es que me fue
imposible asistir a los conciertos que U2 ofrecieron en el Palau Sant Jordi de Barcelona el
pasado mes de octubre debido a la dificultad que tiene hoy en día conseguir entradas para
eventos de este estilo (20.000 entradas que vuelan en menos de una hora con internet
colapsado y las grandes operadoras haciéndose con enormes paquetes de localidades que
luego revenderán a precios imposibles…). Y aunque no pude estar en ninguno de esos cuatro
conciertos, una vez visto el DVD que documenta esta gira no me apena demasiado porque
creo que esta vez el concepto de la misma está más pensado para ver desde casa. Apreciar al
100% la pantalla central estando en el pabellón creo que sería bastante difícil, ya que el lugar
más adecuado para ello es el lateral del recinto, mientras que las zonas al frente y al fondo del
escenario principal no tienen la más mínima visión de esa pantalla, que al ser interactiva y
formar parte decisiva del espectáculo, priva a las personas ahí ubicadas de sumergirse
plenamente de la experiencia del formato. Desde casa se aprecian los detalles, se puede ver
pasear a Bono por el interior de la pantalla o al grupo interpretando un tema tras el telón
audiovisual, pero me parece que eso es algo difícil de experimentar plenamente en directo.
Algo que no pasaba con su mastodonte circular del “360º Tour” o con las gigantescas pantallas
de fondo de escenario utilizadas en los conciertos de estadios del “Vertigo Tour” o en la gira
“Popmart”.
Hamish Hamilton, que ya había trabajado con el grupo en varias giras previas registradas en
DVD, ha sido el verdadero héroe en esta empresa, ya que como director de la película-
concierto se ha encargado de recoger los mejores momentos del show sin dejar de mirar a esa
gran pantalla que se convierte en el quinto miembro de la banda y que desde nuestro salón
podemos apreciar como se merece.
Una vez salvado este obstáculo del efectivo visionado del espectáculo, hay que fijarse en el
repertorio o más bien en la manera de interpretarlo. Y aquí también se resiente algo el
conjunto. Bono funciona la mayor parte del tiempo por la emoción que se plasma en el
concierto grabado, ya que éste se registró en París tras los atentados de Noviembre y eso le da
un plus de dramatismo y emoción que nuestro frontman sabe canalizar muy bien. Pero a la vez
el cantante peca de un exceso de impostura, siendo por momentos una caricatura de sí
mismo: reivindicando al comienzo del concierto sus años de juventud, nombrando a su madre
y a sus amigos de infancia y quedando como protagonista incuestionable de la velada por
encima de sus otros tres compañeros. Sí, esto es algo habitual en los cantantes de las grandes
bandas, pero es que en esta ocasión The Edge está por muy por encima de él manteniendo el
rumbo y Bono queda ensombrecido entre su tupé rubio y su voz magullada.
Hay momentos en los que la banda desaparece en el interior de esa pantalla central y parece
que estemos en un karaoke colectivo sin los verdaderos protagonistas del evento. Tampoco
falta el tema en el que U2 suben, como de costumbre, a alguien al escenario, pero esta vez se
encargan de hacerlo con personajes esperpénticos que parecen emocionarse no tanto por
estar en el escenario con la banda sino porque les aplaudan a ellos: lamentable. En otra
canción Bono invita a un fan con los rostros de los cuatro miembros del grupo tatuados y le
presta sus gafas y su chaqueta. El fan en lugar de quedar impactado parece que sea una
rockstar y ni siquiera se abraza a su ídolo. Vamos, que no queda creíble. Parece que
previamente hayan pactado la forma en la que van a participar en el show. Y de esta manera,
una canción mayúscula como “City of Blinding Lights” queda enturbiada por este pasaje.
Pero además de estos momentos prescindibles, también hay otros destacables en el show.
Uno de los mejores es la interpretación de “Raised by Wolves”, más descarada que en su
último disco e impactante con el duelo Bono-The Edge. La versión libre de “The Fly” es
brillante, aunque lamentablemente ésta se interpreta con una base enlatada y con la banda
escondida para dar paso al “segundo acto” del show. Si la hubieran interpretado plenamente
en directo y de cara al público hubiera sido lo mejor del espectáculo sin ninguna duda.
También impresiona como siempre la sentida concatenación de “Where the streets have no
name” y “Pride” (nunca me canso de escucharlas, la verdad) y el cierre con “Bad” y “One”, dos
de sus temas más redondos. La gran sorpresa de la noche es la interpretación de la casi mística
“October” y una revisión breve pero tremenda de “Zooropa” (nunca la había oído en directo
hasta ahora). Y podemos comprobar una vez más que los verdaderos clásicos atemporales de
la banda están en esa maravilla post-rock que es “Achtung Baby”, ya que se escuchan las
mencionadas “One” y “The Fly” así como “Until the end of the World”, “Mysterious Ways” y
“Even Better than the real thing”, todas ellas jugosas, incisivas y siempre efectivas entre el
público. Como apunte a tener en cuenta también, me sorprende que no interpreten ninguna
canción de su anterior disco “No Line on the Horizon” (¿podrían haber encajado a la perfección
“Breathe” o “Unknown Caller”?), a mi parecer muy acertado, aunque criticado ampliamente.
Para cerrar U2 tiene el detalle de rodearse de Eagles of Death Metal e interpretar juntos el
clásico de Patti Smith “People have the Power”. Aunque el verdadero broche y guinda final la
ponen en solitario la banda de Jesse Hughes interpretando una canción propia ante un
pabellón rendido a sus nuevos héroes, emocionados de verse ante esa multitud. El tributo a
París tras los atentados del 13-N se materializa con este final y unos Eagles of Death Metal
renacidos. Aunque eso sí, da rabia que uno de los momentos más emocionantes de la velada
no tenga como protagonistas a los cuatro irlandeses, porque hay que recordar que estamos en
un concierto de U2, aunque en el último cuarto de hora nos podamos olvidar de ello.
En definitiva, un “I+e Tour” que aún siendo un producto interesante, está principalmente
diseñado para disfrutar en formato DVD y que tal vez por su ejecución menos destacada
pasará a la historia quedando más en el olvido que cualquiera de los tours predecesores de U2
registrados en vídeo. A pesar de todo lo comentado no podéis dejar de verlo, que para esto de
las giras Bono y compañía seguirán siendo siempre un referente.