Por: Txema Mañeru
No creo que nadie tuviera ya duda alguna de que Gregory Porter es uno de los cantantes más importantes del nuevo siglo. Por si fuera así, aquí está su nuevo y espléndido disco, "Take Me To The Alley" (Blue Note / Universal) para despejar cualquier pequeña duda que quedara. Con "Liquid Spirit", ya grabado para el prestigioso sello de jazz Blue Note que distribuye Universal, se hizo con un merecidísimo Grammy y fue capaz de asaltar la listas generalistas con lo mejor del 2013, pero haciendo jazz y soul básicamente.
Con este nuevo disco repetirá resultados y éxitos pues además se vuelve a acompañar por el mismo y excepcional equipo de músicos que le secundó en el anterior. Además tuvimos la suerte de verle en distancias cortas en directo y ver cómo era capaz de hacerse casi el solito con todo un teatro. Ya está claramente por encima de compañeros de sello como Amos Lee o también de otros con trayectoria algo más extensa como Raul Midon. Va camino del trono de Cassandra Wilson y es normal que se hable de Al Jarreau, Bill Withers, John Coltrane, Stevie Wonder, Miles Davis o Donny Hathaway.
En la producción y arreglos de viento le ayudan Kamau Kenyatta, en estos segundos también su gran trompeta, Keyon Harrold, y en los generales lo hace su pianista Chip Crawford.
Comienza entre el jazz y el más sensual soul de Stevie Wonder o Marvin Gaye en la preciosa "Holding on", en la que ya brilla también la trompeta con sordina a lo Miles Davis de Keyon. En momentos íntimos como los del tema titular casi no necesita más que su voz de barítono y el piano de Chip para encandilarnos al máximo. Enamora como Bill Withers, también con piano y voz, en la romántica "Consequence of love" con un gran solo de saxo alto de Yosuke Sato. Destaca la voz de Alicia Olatuja en variados momentos del trabajo como en la preciosa "Don't be a fool" que encantará a los fans del mejor Van Morrison o, incluso, de Grover Washington Jr. Tenemos los tonos góspel de "More than a woman'" o la fantástica trompeta a lo Baker de la celestial "In heaven" o en la sublime "Insanity".
Los destellos jazz están pues también muy presentes pero es, sobre todo, en las finales "Fan the flames" y "French african queen",en las que se deja llevar más aún por ese sentimiento de libertad total. En la primera con magistral piano y trompeta a lo Miles Davis, otra vez , y en la final con esos toques africanistas que son puro John Coltrane. ¡Libertad total como las que nos proporciona escuchar este soul y jazz sin fronteras y con auténtica pasión!