Por: Alejandro Guimerà
A diferencia de su vecina Suecia, Noruega no es un país prolífico en bandas de rock. Si bien la excepción ha venido de la mano de los extravagantes Surferosa y sobre todo estos Kakkamaddafakka quienes a lo largo de sus casi diez años de carrera se han ido ganando el corazón del mundo indie y la participación en los festivales veraniegos que se tercien. Y es que su propuesta desacomplejada basada en la diversión nos ha regalado melodías pegadizas y buen rollo a base de composiciones pop luminosas y refrescantes sin ningún tipo de ambición más que la de contagiar al baile.
Aún así, tras tres discos notables nos traen este "KMF" con el que quieren reafirmarse y con el que dan muestra de que nos los tenemos que empezar a tomar en serio, pues en su caso la madurez puede ser compatible con el libre albedrío sonoro que siempre ha iluminado sus composiciones. Si bien en lo nuevo la amalgama de sonidos perdura (ritmos africanos, reggae, synth-pop, indie,...), como también las armonías vocales a lo Beach Boys, junto a aquellos ritmos modernos que les aparejaron con los (poco evolucionados)Two Door Cinema Club. Aunque para la ocasión aparecen algo relajados e incluso ofrecen pizcas de melancolía, que a decir verdad les sienta de maravilla. Pues las guitarras y los teclados indie y las voces afinadas a los soft rock (made in 70) se antojan como una inmejorable combinación. Es el caso de su single de adelanto "Galapagos" que podría recordar a bandas como Avi Buffalo o The Thrills.
Como la anterior, el clima espectral y crepuscular fluye en preciosos temas como "May God", bajo unos ritmos algo discotequeros, "Young You" con su pianazo inicial o "Fool", ideal de degustar en un atardecer veraniego tumbado en una hamaca.
"30 Days", en cambio, es una balada impecable en la que sobrevuelan unos sintes y unos pianos bajo una sentida voz de Axel Vindenes La tralla bailonga llega con "Change" de vuelta perfecta y coros afinados bajo una guitarra memorable. También para la pista de baile tenemos "Language" que busca estructuras de los Franz Ferdinand y voces californianas. Otra a la que tampoco os podréis resistir es la final y creciente "Empty Streets" que puede recordar a los últimos Vampire Weekend. Y si lo vuestro es el reaggae nórdico no os perdáis "No Cure".
Buena nota para este disco de este grupo que nació como puro divertimento y que va creciendo como la espuma.