“Ahora no es tiempo de cantar Un rayo de sol”
Por: Kepa Arbizu
Fotografías: Juan Pérez Fajardo
Fotografías: Juan Pérez Fajardo
Pájaro, alias del guitarrista Andrés Herrera, nos dejó boquiabiertos con un disco debut, “Santa Leone”, en el que mostraba una mezcla de sonidos de raigambre bohemia, sureña y por encima de todo rockera, que se imponían como un discurso musical cautivador. Ahora, el siguiente capítulo, de nombre “He matado al ángel”, coge el relevo de esa propuesta haciéndola todavía más excitante, utilizando la misma fórmula, incluida una formación estable de la banda, capitaneada por Raúl Fernández, pero manifestada de manera todavía más variada e intensa. Un álbum, de nuevo, sorprendente y poseedor de una fuerza que nos obliga a ponernos en contacto con su autor, acompañante en el pasado de gente tan ilustre como Kiko Veneno, Raimundo Amador o el gran Silvio, para que ejerza de cicerone por los vericuetos de esta extraordinaria colección de composiciones propias y ajenas.
Han pasado cuatro años desde el anterior disco, “Santa Leone”, ¿ese tiempo habla de una dedicación especial en dar forma a este nuevo trabajo o han influido otras circunstancias?
Pájaro: La verdad es que en estos cuatro años han pasado cosas que no estaban previstas; tuve un pequeño accidente, me partí una pierna y estuve casi un año sin poder hacer nada. Fue justo cuando íbamos a presentar el disco en Monkey Week, tuvimos que aplazar las presentaciones y al final lo que ha pasado es que en ese tiempo cambiamos un poco el repertorio y algunas canciones. Hay un antes y un después de ese hecho.
A pesar de la desgracia parece que la necesidad de improvisar dio buen resultado...
Pájaro: Más que improvisar fue un tiempo para pensárselo, porque en los tiempos que corren sacas un disco, gusta y la gente quiere otro, pero yo pienso que tienen que pasar cosas, no se pueden hacer canciones como churros. Cuando estaba en casa recuperándome estaba oyendo el resultado del disco y notaba que faltaba algo, así salen por ejemplo “Viene con mei” o “El dorado”. Así que démosle gracias a partirme esa pierna y esperemos no partírmela más. (risas)
Una visión musical la que transmite el disco y en general tu estilo que parece tener como objetivo principal integrar una identidad propia sevillana en todo un abanico de estilos y formas.
Pájaro: Yo soy un tipo que me he criado en una ciudad muy musical, y eso marca. Cuando eres pequeño y sales a la calle en primavera y te encuentras con una ciudad llena de música, aunque sea de Semana Santa, un niño no está viendo a gente con ideas de religiones ni nada, solo abres las orejas y te empapas de esa explosión; si además tienes afición por la música y tu padre te ha puesto de pequeño a Glen Miller, Louis Armstrong, Elvis Presley...uno se hace una idea y evidentemente hay que tirar de las raíces.
¿Consideras que en esa forma musical tan variada que desarrollas hoy en día ha tenido que ver tu bagaje pasado tocando con artistas diversos como Silvio, Kiko Veneno, Pata Negra..?
Pájaro: Sin ninguna duda, eso ha sido mi formación musical en todos los aspectos. Yo estuve en el conservatorio con nueve años y salí con nueve años, me aburría una barbaridad. Pero he tenido la suerte de conocer a todos estos músicos y aprender de ellos, además de los discos que he estado escuchando toda la vida y de las bandas sonoras de las películas que he visto, porque mi padre era proyectista, iba de pequeño con él y ahí ha estado toda mi universidad musical.
Una historia con similitudes a la película "Cinema Paradiso"...
Pájaro: La verdad es que me identifico mucho con ella. Perdí a mi padre con catorce años, fue un paso muy breve en mi vida pero clave. Parece como si hubiera estado intuyendo que me iba a faltar el resto de mi vida y me dio tanta información que lo que soy se lo debo a esos catorce años de mi vida.
Regresando a este “He matado al ángel”, parece continuar la línea del “Santa Leone” pero dando una vuelta de tuerca más, todavía buscando un enfoque más diverso a la vez que intenso.
Pájaro: Este disco nos ha costado un poco más que el primero. El segundo es el que te abre el camino, en el primero las canciones parece que son las que ya tenias. En éste hemos dejado abiertas unas puertas, que no había en el otro, para que haya una continuidad en un tercero, porque pienso hacerlo (risas), quiero que haya una trilogía. Lo que más nos gusta es experimentar, y como tenemos la suerte de tener un estudio de grabación propio no queremos quedarnos parados siendo una banda que hace un tipo de música, a lo mejor los siguientes trabajos son muy diferentes. Nos gusta investigar, abrir campos y procurar hacerlo bajo la marca Pájaro.
Casi la mitad de los temas del disco son instrumentales, estamos acostumbrados a que el rock and roll por norma general sea cantado. ¿Hay algo de reto en lograr un trabajo como este donde lo instrumental tiene un papel tan importante?
Pájaro: Es que un instrumental lleva un titulo que ya con eso te tienes que hacer una idea de lo que hay. En los discos de Pájaro, no se si me equivocaré, y algún día haré alguno que no lleve, ese es el fuerte. Aunque siempre lo he hecho me cuestan las letras, es algo para lo que tengo que escarbar más en mi cerebro, la música es el lenguaje que uso. Es importantísima su presencia para que la gente cuando escuche una canción ella misma le ponga una letra . Muchas veces veo la televisión sin volumen, la situación que hay ahora mismo en Europa, yo creo que si pones a las imágenes de los refugiados la canción “Apocalipsis” está contando precisamente eso.
Un tipo de composiciones que juegan mucho con evocar imágenes.
Pájaro: Es que me he pegado toda mi vida en una cabina de cine, bueno de los siete a los catorce años, viendo películas y oyendo sus bandas sonoras. Al final entiendes perfectamente de qué va el tema, a veces una música puede decir mucho más que una canción con letra.
¿Y a la hora de componer cuándo sabes que una canción debe llevar letra o dejarla sin ella?
Pájaro: Ese proceso cerebral.. no lo entiendo. Yo soy de los que me levanto y lo primero que hago es coger la guitarra y grabar lo que toco, y si me pongo a cantarla es por algo...Te voy a decir un secreto que tengo, no he querido aprender bien inglés por una sencilla razón, creo que eso me habría limitado a la hora de componer, porque cuando lo hago canto en un idioma que no existe, un inglés fonético que no existe (risas). Entonces si la canto es que tiene que llevar una letra, pero si me pongo a silbarla va a ser un instrumental. No sé el proceso, no te puedo explicar porqué me pasa eso...
El disco se abre con “Apocalipsis” y se cierra con “El condenado”, títulos que no parecen casualidad en un trabajo que en general casi funciona como una banda sonora de estos tiempos turbulentos.
Pájaro: Es que no me queda otra, soy una persona con mucha empatía, estas cosas afectan a mi vida. La mejor manera que tengo de ayudar, o algo así, es hacer esto, pequeños tributos, además que está en mi mente y el argumento me sale solo. Ahora no es tiempo de cantar “Un rayo de sol”.
No compones aislado de lo que sucede a tu alrededor...
Pájaro: Influye tanto en mi vida que se me escapa por la canciones....
Volviendo a esos elementos que forman el imaginario musical del disco, uno con mucha presencia es la música italiana, una influencia no muy habitual actualmente el el rock ¿qué aporta o qué encuentras de especial en ella?
Pájaro: En primer lugar, y aunque no cante en italiano pero si meto muchos vocablos, es que me parece un idioma muy musical, creo que me ayuda a conseguir hacer letras de mi agrado, que pueden ser mejores o peores pero sí que me las curro, entonces el italiano, o algunas palabras, me ayudan,.Porque el rock en roll en castellano es bastante complicado para mí, es como si pretendiéramos cantar una buleria en checoslovaco (risas).
Otra influencia decisiva es la de Silvio, que más allá de la versión de “Pudridero” que haces deja un claro rastro en tu música, ¿aceptas sin ningún complejo su herencia?
Pájaro: Con todos los honores. Para mi Silvio ha sido una de las personas de las que más he aprendido. Era un personaje que si mirabas superficialmente solo veías a un tipo que se había bebido muchas copas, pero yo ya eso no veía, yo escuchaba a Silvio, lo que decía. Es uno de los artistas que me han marcado, y si soy heredero es un orgullo total, porque creo que ha sido aparte de un icono, un músico de músicos. No era el clásico cantante para toda la gente, pero era artista de artistas.
Incluso adaptas un tema de música clásica como “La danza del fuego” de Manuel de Falla, aparte de porque es una composición que te gusta, supongo, también funciona como una demostración de que cualquier cosa puede adaptarse al lenguaje rockero.
Yo creo que es así...Simplemente te tiene que gustar. El padre de Raúl Fernández, mi guitarra, era el que me facilitaba la música clásica. Éramos amigos del barrio, me grababa Falla, Albéniz, Django Reindhardt... Claro, tú escuchas todas esas cosas y te levantas a tocar la guitarra, estás con un tono de blues pero de repente se va la mano y te vas a Falla...Por eso digo siempre que ser rockero es una actitud, no tiene nada que ver con ser músico o guitarrista.
Otro elemento representativo del disco son las muchas colaboraciones que hay: Los Saxos del Averno, Julián Maeso, Guadalupe Plata, El Twanguero... y todas ellas, desde su aportación personal, se integran perfectamente en el ambiente de cada canción. ¿Tenías claro desde el principio quiénes, qué y dónde iban a tomar parte o fue algo más improvisado?
Pájaro: Cuando descubres a gente como Los Saxos del Averno... eso se te queda en la cabeza. Estás componiendo y dices “estos tíos lo tocarían de muerte”, y como les hemos conocido, pues lo primero que se nos ocurre es llamarles y proponérselo. Y así con todos. El día que descubrí a Diego “El Twanguero” ves que hay gente que todavía te levanta de la silla. Como te dije antes el universo parece que conspira a favor de nosotros así que le conocemos y sin ningún corte se lo propusimos. A Julián Maeso le conozco hace bastante y, espero que no se enfade, pero siempre le digo que me recuerda mucho a los músicos que llevaba Antonio Machín, (risas), con ese punto de armonía y ese sonido de hammond. Yo no sé cómo va esto de las colaboraciones en otros casos, pero a veces veo que no funcionan porque se ha pensado más en el nombre que en lo que verdaderamente hacen.
Y el hecho de contar con una banda fija a tu lado, ¿hasta qué punto influye en el resultado final de Pájaro?
Pájaro: En todo. Somos antes que nada buenos amigos hace tiempo y aunque en Pájaro la cabeza visible sea yo, somos todos en realidad. La banda funciona muy bien, además tenemos la suerte de tener un club donde tocamos y nos hemos formado en directo. Poco a poco empezamos a improvisar y ya solo con la mirada nos entendemos. Pájaro solo puede ser esta banda, no otra.
Parte de la gira la estáis realizando en formato acústico, solos tú y Raúl Fernández. Siendo un disco, y en general tu música, donde lo instrumental tiene tanto peso, ¿es difícil la adaptación a dicho formato?
Pájaro: La verdad es que es un formato muy diferente en el cual cabe más la improvisación y para mi es mucho más cercano. Hay dos motivos para hacerlo: porque nos encanta y es otra forma de poder vernos; yo soy guitarrista y aquí es donde tenemos que demostrar quiénes somos, y también está el económico. Es difícil hoy en día mover una banda con tantos señores y los presupuestos que manejamos. Hemos empezado con acústicos pero iremos haciendo con la banda y con todos los colaboradores que podamos.