Por: Alejandro Guimerà
Cuando saltaron a la palestra a principios de milenio fueron encasillados injustamente con un brit-pop rezagado por culpa de sus pegadizos singles "Pass It On" y sobre todo de la por entonces omnipresente "Dreaming Of You". Pero la realidad demostraba que The Coral iban por otros derroteros, pues surgidos en la escena de Liverpool junto, entre otros, a The Zutons, lo suyo era mirar hacia el folk-pop y la psicodelia californiana de finales de los sesenta y principios de los setenta en lugar del legado musical del swinging London. Así, los ritmos y los efectos sonoros se adueñaron de los discos del durante mucho tiempo septeto (discos publicados anualmente de 2002 a 2005), desapareciendo paulatinamente de los focos de la prensa y de los premios musicales. Pero ellos han seguido allí. Liderados por los hermanos Skelly han sido capaces de editar hasta siete discos, y ahora este "Distance Inbetween" que llega avalado por una carrera sólida y por la incorporación de Paul Molloy (The Zutons) a la guitarra solista. Además, entre medio han ido sacando discos en solitario y fundando la disquera Skeleton Key Records.
Grabado en los estudios de Liverpool Parr Street, los temas son descartes de su anterior disco "The Curse Of Love" (2014) compuestos además en 2006. Aún así los temas han sido remodelados con una potenciación de una de sus mayores armas, los ritmos, con los efectos de los sintetizadores y con la guitarra de Molloy con sus distorsiones y variedades sonoras magistrales. Y por si fuera poco, a las habituales influencias vemos tintes de krautrock, rock industrial, garage e incluso blues.
Con esta variedad de ingredientes y con cierto endurecimiento, encontramos los martilleantes samplers y el misterio de "Connector", "Fear Machine" con sus gorgoritos de guitarra y efectos reverberantes tenebrosos, "Chasing the Tail Of a Dream" con sus ecos a los Pink Floyd más primarios - ya fue adelantado como single de regalo en su web en navidades de 2015 - o "Miss Fortune" con la que muestran su cara más popera de la banda y con la que entroncan con el maravilloso debut de los también ingleses Temple. También aparecen lúcidos y bailongos en "Million Eyes" y en "Holy Revelation", mástil en mano. En las baladas "Beyond The Sun", "It' s You" y en la que titula el disco, en cambio, aparcan los guitarrazos y se ponen a navegar entre sintes reposados.
Menos reposados son los que llenan la instrumental "End Credits", con la que se concluye la escucha de este disco con gancho en el que los brillos y colores de antaño se ensucian y oscurecen, sin por ello desmerecer lo más mínimo el nuevo disco de esta banda que en sus inicios contó con David Bowie entre el público de sus conciertos.
Grabado en los estudios de Liverpool Parr Street, los temas son descartes de su anterior disco "The Curse Of Love" (2014) compuestos además en 2006. Aún así los temas han sido remodelados con una potenciación de una de sus mayores armas, los ritmos, con los efectos de los sintetizadores y con la guitarra de Molloy con sus distorsiones y variedades sonoras magistrales. Y por si fuera poco, a las habituales influencias vemos tintes de krautrock, rock industrial, garage e incluso blues.
Con esta variedad de ingredientes y con cierto endurecimiento, encontramos los martilleantes samplers y el misterio de "Connector", "Fear Machine" con sus gorgoritos de guitarra y efectos reverberantes tenebrosos, "Chasing the Tail Of a Dream" con sus ecos a los Pink Floyd más primarios - ya fue adelantado como single de regalo en su web en navidades de 2015 - o "Miss Fortune" con la que muestran su cara más popera de la banda y con la que entroncan con el maravilloso debut de los también ingleses Temple. También aparecen lúcidos y bailongos en "Million Eyes" y en "Holy Revelation", mástil en mano. En las baladas "Beyond The Sun", "It' s You" y en la que titula el disco, en cambio, aparcan los guitarrazos y se ponen a navegar entre sintes reposados.
Menos reposados son los que llenan la instrumental "End Credits", con la que se concluye la escucha de este disco con gancho en el que los brillos y colores de antaño se ensucian y oscurecen, sin por ello desmerecer lo más mínimo el nuevo disco de esta banda que en sus inicios contó con David Bowie entre el público de sus conciertos.