Por: Alejandro Guimerà
A menudo se les atribuye la paternidad del indie, cierto es que su disco de debut marcó una senda muy explotada a día de hoy. En él aunaban la contundencia e inmediatez del punk a la acústica y al romanticismo melancólico del folk y del country (Bob Dylan y Hank Williams se encontraban entre sus músicos favoritos) a lo que añadían ingredientes del rockabilly y del surf pero también el poso psicodélico de otros de sus ídolos, la Velvet.
Surgidos en la calle a principios de los ochenta, cuando los veinteañeros Brian Ritchie (bajo) y Victor DeLorenzo (percusión) conocieron a un enclenque adolescente Gordon Gano (guitarra y voz) quien iba cargado de buenas canciones propias, las cuales empezaron a tocar en su natal Milwaukee hasta que Chrissie Hynde (Pretenders) les invitó a subirse a los escenarios.
Su libertad creativa y el alejamiento de los cánones comerciales les emparejaron con los grupos del denominado “Nuevo Rock Americano” (REM, Los Lobos o The Feelies), e inspiraron a otros grandes grupos americanos como Camper Van Beethoven, Orange Juicie o los Pixies. Cuando en los ochenta se llevaba el rock electrificado ellos tiraban de acústicas, además de la temática adolescente de sus letras no siempre políticamente correctas - sin ir más lejos su hito "Blister in the Sun" es una oda al onanismo - junto con sus "desfasadas influencias" les hicieron especiales.
Ahora tras más de quince años de silencio discográfico y tras la publicación de un EP de retorno el año pasado "Happy New Year", el trío vuelve a por todas, habiendo solucionado demandas de derechos de autor por medio entre Gano y Ritchie y los sucesivos cambios de percusionista -en la actualidad es John Sparrow tras la marcha definitiva de DeLorenzo en 2005 -. Con la vistosa portada naif obra de Kevin Hearn de los Barenaked Ladies, el disco ha sido autoproducido por la banda y editado por PIAS America . El resultado para nada es decepcionante pues el combo recupera su amalgama de influencias y sonido clásico y lo hace con mucha energía y entrega.
Como la inicial "Memory" que es un descarte recuperado de principios de los noventa. Su tono blues dylaniano, ritmo implacable y sus segundas voces finales logran atrapar al oyente de primeras. Luego van apareciendo la tabernera "I Could Be Anything" que es como una versión pulida de los Pogues, "Issues" de ritmo juguetón, estribillo redondo y coros mas arreglados, y "Holy Ghost" o"Foothills" en donde suenan como en sus inicios con unos trepidantes rasgueos de guitarra y energía punk. También hay espacio para las baladas épicas ("What You Really Mean"), el rockabilly salvaje ("Travelling Solves Everything"), el surf ("Big Car"), el Bluegrass ("I' m Not Done") y el blues más perezoso y rudo ("Untrue Love" con la voz de Gano más profunda que nunca).
Un buen disco de retorno que revive las esencias de esta banda que quizás ya no tiene la juventud ni la espontaneidad de antaño, pero sigue sabiendo hacer buenas canciones, las produce bien y con ello logra mantener nuestro interés en ellos.