A Will Hoge, cantante, compositor y productor nacido en Nashville (la ciudad fácilmente asociable a frases tan manidas como “la cuna del country”), deberíamos conocerlo más y mejor en nuestro país. Ahora que nos visita en una gira acústica que recorrerá un par de salas de Madrid (1 de marzo, El Sol) y Valencia (2 de marzo, Loco Club) es el momento adecuado para hablar con esta estrella de la música americana, dueño de una discografía apasionante en la que habla de sueños imposibles, personajes de vida al límite, paisajes desolados pero esperanzadores y, cómo no, de amores inalcanzables que alimentan los sueños cotidianos, los suyos incluidos. Presenta las canciones del álbum que grabó en 2015, un magnífico trabajo hecho con el mimo habitual titulado "Small town dreams", y seguramente quienes se acerquen a alguno de sus shows comprobará de primera mano que las excelentes críticas recibidas están perfectamente justificadas.
Un autor de canciones que ha recorrido tantas carreteras, que ha vivido tantas vidas incluida la actual y que ha escrito tantas letras reflejando su propia vida y la de muchos de nosotros podría hablar durante horas sobre ello sin que la conversación dejase de ser una especia de ensayo sobre su trayectoria vital. “Me parece que esa es una muy buena reflexión sobre todo lo que he visto y hecho, se podría decir que es una fotografía real no solo de lo que fui y en lo que me he convertido sino también de dónde vengo y cómo esos lugares han cambiado o no”, asegura mientras reivindica sus raíces en una gran ciudad en la que soñar era lo mejor o casi lo único que se podía hacer con cierta tranquilidad.
Buscando siempre la fusión perfecta entre géneros complementarios como el rock and roll y el country, nunca parece ser demasiado tarde para toparse con ciertos hallazgos, varios temas clave en su discografía que han servido de terapia y disfrute a cientos de personas, tal vez miles. “Me encanta la mezcla de ambas cosas, tengo la intención de seguir intentando mezclarlas durante mucho tiempo”. Un tipo seguro de sí mismo y consciente del lugar que ocupa en la industria y cultura de su país, para la que podría servir sin demasiadas objeciones como una especie de crisol, al menos en lo que a sonidos de raíz se refiere. “Eso es lo mejor de Nashville. Es una mezcla de todas las músicas americanas, en realidad siempre lo ha sido. Creo que soy un reflejo directo de todo ello”. Como uno de los más dotados cantautores contemporáneos, la temática recurrente que hace referencia a crecer en la tierra que te vio nacer, huir por necesidad a otro sitio al que te sientes ajeno o el sentimiento de pertenencia a un tiempo y lugar que realmente no te corresponden cobra en sus manos una nueva y más rica dimensión. “Ser una pequeñísima parte de la tradición de contar historias en la música americana es algo de lo que me siento orgulloso”. Y según sus propias palabras, escribir sobre todo ello, saber exactamente qué tipo de historias se quieren contar y llegar a encontrar el momento y la situación propicias para hacerlo no es algo que le haya costado mucho esfuerzo. “Realmente no es demasiado complicado. La vida nos arroja a muchas historias mientras nos abrimos camino. Tú solo tienes que estar dispuesto a atraparlas”. Cuando llevas permanentemente a las musas de la mano todo resulta más fácil, reconozcámoslo.
"Small town dreams" es el décimo álbum de estudio de Hoge, y un nuevo intento por encontrar una voz propia que sin duda ya tiene. “A medida que uno cambia y crece como hombre, padre, esposo y músico, hay muchas cosas nuevas que descubrir y en las que inspirarse”. Evidentemente, en cada una de esas posiciones un artista de sus características encuentra mil y una razones para crear, evolucionar y aprender, y él no iba a ser menos. En esta grabación ha contado con la coproducción de Marshall Altman, algo que sin duda ha enriquecido la concepción del sonido. “Y tanto. Verdaderamente es un productor fantástico, me encantó la forma en que nos motivó tanto a mí como a toda la banda y cómo hizo que no nos conformásemos más que con la grandeza en la grabación”. También se pasó por el estudio uno de los más reputados músicos de bluegrass, una escena que también le interesa especialmente: Vince Gill, al que probablemente le deba ese toque de refinamiento que se respira en varios pasajes. “Vince es uno de los músicos más finos del planeta. Quería un gran solo de guitarra pero quería “cantar” también. Él es el tipo perfecto para ello porque entiende realmente ambas cosas. Siempre es un honor tenerle formando parte de mi trabajo”. Lo dice alguien que ha escrito y escribe grandísimas canciones para otros artistas, aunque “no hay mucha diferencia. Escribir es siempre genial, y está bien de vez en cuando intentar ser otra persona para las canciones”.
La artillería habitual de la que se ayuda en vivo no tiene cabida en la actual visita a España, país que según sus palabras “es especialmente significativo para mí. Me enamoré de mi mujer cuando ella estudiaba en España y yo estaba en Nashville. Hemos querido volver aquí juntos y aún no lo hemos conseguido, así que creo que esta visita nos acerca un poco más a ello”. Cuentan las crónicas que en sus shows no hay casi momentos predecibles y que el tránsito entre los momentos acústicos y los frenéticamente eléctricos está perfectamente ejecutado, algo que los hace aún más excitantes. “Siempre decimos aquello de que ellos no vienen a verte correr, sino que lo hacen porque podrías estrellarte”. Una descripción precisa y probablemente acertada. A nadie en su sano juicio se le ocurriría salir a un escenario con la seguridad del ganador. Nos perderíamos muchas cosas que jamás nos perderemos escuchando a Will Hoge.