Por: Sandra Sánchez
"Sinceramente, quiero saber qué estoy haciendo aquí. ¿Quién es el hombre en el espejo? No se parece nada a mí". Son las primeras palabras que nos regala la voz de Coque Malla en "El último hombre en la Tierra", su nuevo disco. Podemos tomarlas ya como una pista para saber qué vendrá a continuación. Porque se trata esencialmente de eso, de un trabajo íntimo, profundo y de madurez, en el que el artista se hace preguntas (sobre el universo femenino o la sociedad actual), busca dentro de sí mismo y hasta implora.
El estado de ánimo al escuchar este trabajo va a ser fundamental a la hora de cómo se perciba, porque admite distintas lecturas. Puede parecer en conjunto un disco melancólico y probablemente lo sea, pero también tiene algún que otro tema vibrante que pone ese contrapunto feliz a la nostalgia. El ejemplo más claro de esto último es el primer single, "Lo hago por ti", un tema alegre, de estribillo pegadizo, en la onda del celebrado “No puedo vivir sin ti”. Es quizá la canción más sencilla del disco, pero tiene una gran pegada, lo cual es muy meritorio.
"El último hombre en la Tierra" es además un disco de crítica social (clarísima en “El cambio interior”). Y también de amor y de desamor, del intento de comunicación con la otra persona. En este aspecto se percibe la estela de "Mujeres", el disco con colaboraciones femeninas que defendió Malla hace un par de años, con unas canciones inspiradísimas, muy bellas. Algo de eso seguimos encontrando en los temas más poéticos de este nuevo trabajo, como “Cachorro de león” ("ella quería mejorar, dejar atrás la cobardía y los temores. No sabía empezar, demasiado tiempo andando entre las flores") y “Pétalos, sonrisas y desastres” ("todavía no te entiendo bien, todavía no veo el final. Frágil como una niña pequeña, implacable como un animal"). Letras realmente preciosas, cantadas y contadas con toda la intención y el talento para tocar la fibra sensible. Los coros en esta última canción, también muy presentes en todo el disco, son perfectos para darle intensidad a las emociones, ya de por sí a ras de piel. En el tema que cierra el disco, la nana “Duerme”, los coros, absolutamente líricos, alcanzan su máxima expresión y potencia, realmente te elevan.
Es fundamental hablar del protagonismo total de los instrumentos en este trabajo. Presentan canciones armadísimas, armonías perfectas, con unos arreglos de vientos y cuerdas a cargo de Miguel Malla redondos. Hay rock, hay blues, hay hasta un vals, en el tema que le da nombre al disco y sobrevolando estos géneros están los instrumentos. Violines y trompetas, cellos y saxos cargando de belleza y envolviéndolo todo gracias al talento de los 22 músicos que los tocan. Esto es lo más destacable, lo más diferenciador de "El último hombre en la Tierra", lo que Coque quería ofrecernos esta vez. Agradecidos.