Por: Alejandro Guimerà
Con el notable "Bloodpsorts", Suede volvieron después de más de diez años y lo hicieron de la mano de su antiguo productor Ed Buller (pilar en sus tres primeros elepés), rescatando lo mejor de su sonido pop, con unas guitarras de Oakes que sonaban más potentes que nunca, una voz de Anderson vigorosa y una batería de gran pegada, para el lucimiento de unas composiciones pop que aunque previsibles y repetitivas sonaron efectivas. Un disco que miraba sin lugar a dudas directamente hacia el "Coming Up" (1996) y que les dio una buena nota en su vuelta del letargo.
Ahora, tres años después del retorno y con la confirmación consolidada, con los nuevos cortes dan un paso adelante y miran hacia su otra joya de la corona, el glorioso "Dog Man Star (1994), para huir de la inmediatez de los hits y buscar otra cara más difícil del pop. De las canciones saltarinas han pasado a las baladas prolongadas y oscuras donde la épica es desbordante, el tremendismo no tiene control y el melodrama es un medio innegociable.
De portada andrógina como viene siendo costumbre, si bien para la ocasión también algo onírica, el séptimo álbum de los londinenses ha venido acompañado de un proyecto audiovisual - como también han hecho los Tindersticks con su maravilloso recién estrenado "The Waiting Room" - consistente en una película dirigida por Roger Sargent pensada para ser proyectada simultáneamente con el disco.
Pues este trabajo, compuesto y grabado entre Londres y Bruselas, se concibió como una unidad y para ser interpretado del tirón, por lo que las canciones van unidas y la temática también es inseparable. ¿Es con ello "Night Thoughts" una especie de ópera pop? Seguramente si, aunque ello suene pretencioso sin quererlo ser, pues el álbum narra lo que anticipa su portada: la historia de una joven que se tira al mar y recuerda su vida antes de morir.
En el plano musical, si bien el uso de la orquesta ayuda a la creación de las emociones y del dramatismo, son en realidad las dotes interpretativas de un Brett Anderson muy en forma las que lo consiguen. Es el caso de "When You Are Young" y "When We Were Young" que Brett hace suyas con la nostalgia de la juventud perdida de los días en que cantaba aquello de "So Young". Han pasado más de veinte años. También está lucido en "Pale Snow", "Tightrope", "Learning To Be" (inquietantes los canturreos finales) y la que cierra la historia "The Fur and the Feathers", baladas desgarradoras que se pierden en la inmensidad entre medio de violines, pianos y efectos ambientales del sinte. Pero no solo hay baladas trágicas en el LP sino también pop fácil como "Outsiders", "No Tomorrow" o "Like Kids" en el que los habituales guitarrazos y batería se adueñan de la situación.
Entre medio se encuentran piezas como "I Don't Know How To Reach You" que habla del aislamiento y en la que queda más patente que nunca la influencia de Bowie. Otro de los referentes, Morrissey está presente en "What I' m Trying To Tell You".
Influjos de un relato lleno de angustia y melancolía vital, que llega envuelto entre guitarras, pianos y violines de esta banda que a pesar de no cesar en su empeño en mirar hacia el pasado logra convencernos con su propuesta.