Por: Blanca Solà
Sentados en el sofá, relajados, con un café con leche caliente entre las manos y escuchando un nuevo disco titulado "Hymns" podría reflejar una expresión de fe y devoción de cualquier banda internacional. En este caso, este acto no meramente religioso, renace de la banda de indie rock Bloc Party. Aunque la definición de indie rock se quede bastante corta con las nuevas melodías que nos ofrecen en su actual álbum.
Después de 16 años, los fundadores y miembros aún vigentes de Bloc Party, el líder vocalista Kele Okereke y el guitarra Russell Lissack, nos sorprenden decepcionantemente con su quinto disco "Hymns". A ellos, después que Gordon Moakes y Matt Tong a mediados de 2013 dejaran el grupo, se unen el bajo Justin Harris y la joven baterista Louise Bartle. Un cambio en apariencia y estilismo que también se refleja en las canciones que el líder interpreta con su inconfundible voz. Seguramente, el único sello de indentidad que permanece en la banda.
Es una lástima, pero lejos quedaron aquellos verdaderos himnos bailables como “Banquet” o “Helicopter” de su excelentísimo disco "Silent Alarm" (2005). O también, “I still remember” o “Hunting for witches” de "A weekend in the city" (2007).
Los amantes inconfundibles y seguidores permanentes de Bloc Party, esperábamos este disco con impaciencia después de su último álbum "Four" en 2012. Pero el resultado no ha sido, sin duda, el esperado. Seguramente, como en muchas ocasiones ocurre, ellos lo describan como un acercamiento a la madurez y un crecimiento musical necesario, pero, lo podríamos definir como un viaje vacío de todo.
La primera canción que nos encontramos es su single promocional “The Love Within” con la que ya han estrenado vídeoclip. Un juego de sintetizadores que pueden animarnos rítmicamente, pero sin hacernos llegar a la locura enérgica como otras veces. Un “quiero pero no puedo”. Es evidente que introducen más que nunca la electrónica y nuevos enfoques melódicos como en “Only He Can Heal Me”, pero en ella abusan de una base con un tempo demasiado estable y sencillo que adormece satisfactoriamente. En “So real” destaca la batería de Louise sin conseguir que nos hipnoticemos de ella. La tristeza nos va invadiendo canción a canción sin crear el ambiente evolutivo que queríamos percibir. Con “The Good News” introducen un estribillo cercano al country y poco apetecible ya que tanto la voz como la guitarra principal siguen una línea recta sin sentido. “Fortress” y “Different Drugs” siguen esa misma pauta melódica plana, sin brillo, sin desmarque. Poco sabor de boca acumulado.
Si seguimos su viaje e intentamos entender el motivo de su cambio, con “Into The Hearth” nos acercamos lentamente a sus comienzos, aunque sin llegar a la cumbre.
En general, canciones con acordes sin peso y, aunque quisieran desmarcarse de su pasado, hubiera sido óptimo que sus raíces no se perdieran del todo.
Esperemos que en otro futuro, podamos escuchar un nuevo álbum de Bloc Party con una sonrisa sincera y con ganas de volver a apretar el play. O siempre podremos volver a sus inicios más deslumbrantes sin darle al pause.