Por: Txema Mañeru
¡No será fácil pronunciar bien el nombre de Aoife O’Donovan, pero conviene hacerlo porque la chica está subiendo como la espuma! Su primer disco en solitario, “Fossils”, contó ya con la producción del prestigioso Tucker Martine (Laura Veirs y mil más). Este segundo “In The Magic Hour” es mucho mejor aún y sale de la mano del prestigioso sello de música de raíces, Yep Roc Records, que aquí cuenta hace años con la distribución de Everlasting Records / PopStock!
Pero es que la chica de Massachusetts, aunque de origen irlandés, claro está, ha estado antes en un montón de interesantes propuestas aportando su personal voz y muchas y buenas composiciones. Así me sorprendió hace más de un lustro con la banda de country-folk y bluegrass actual, Crooked Still. También está en el trío de folk oscuro, Sometimes Why y fue vocalista invitada en el disco del chelista Yo-Yo Ma que ganó un Grammy hace poco tiempo. Ha girado también con The Punch Brothers, Trasantlantic Sessions o con la fundadora de Nickel Creek, Sara Watkins. También ha grabado y tocado con grandes consagrados del género como Jim Lauderdale (el favorito de Hendrik Röver), Jerry Douglas, Sarah Jarosz, Dave Douglas Quintet o el maestro actual del banjo, Noam Pikelny.
Podríamos dar muchos datos más pero vale la pena centrarse en las guapas canciones del nuevo trabajo. Comienza apacible en un ‘Stanley Park’ por el que pudiera pasearse junto a la mismísima Emmylou Harris. El single es ‘Magic hour’ y ahí suena más luminosa y alegre. Nos damos cuenta que también se acerca al indie folk-rock con unos cuidados arreglos y muchas colaboraciones instrumentales de primer nivel.
Se mece en el porche de un rancho en mitad del desierto en ‘Porch light’ con aires campestres y relajados ahora, pero también con rica instrumentación. El violín te recuerda a su tierra de origen irlandesa, dónde también estudió y eso se nota, en ‘Hornets’. Y si hablamos de aires irlandeses son ya totalmente claros en la misteriosa ‘Donal Óg’, con una estupendo dueto masculino de aires folk. Otra sorpresa mayúscula y agradable es la orquestal ‘The King of all birds’ con unos arreglos riquísimos y profusión de vientos y cuerdas. Contrasta mucho con un cálido final como ‘Jupiter’, una misteriosa preciosidad que se inicia casi a capella, pero que luego añade también cuidados arreglos que hacen que me acuerde de los mejores trabajos en solitario de Kristin Hersh. ¡La pena es que no llega a la hora porque magia tiene mucha este disco, su voz y sus canciones!