Por: Txema Mañeru
¡Vivan los pasatiempos de grandes músicos! Tengo que reconocer que me encantan The National. Tampoco están nada mal Ramona Falls y conozco menos a Menomena. No parecía que los caminos de Matt Berninger, la voz barítona al frente de The National y el más indie y experimental Brent Knopf pudieran encajar del todo bien. Los magníficos resultados obtenidos en “Return To The Moon” nos hacen deshacernos de estos prejuicios. También nos hacen creer… y soñar que este no será su último paso juntos.
Con la siempre elegante presentación de 4AD (sello de The National) que aquí distribuyen hace muchísimos años la gente de Everlasting / Popstock; con la genial y original producción de Knopf y la sensacional masterización del mago Greg Calbi, el disco suena de miedo y a algo nuevo o al menos muy diferente de lo habitual y trillado.
Comienza el regreso de la luna (que más parece una ida) con el sensacional single ‘Return to the mooon (Political song for Didi Bloome to sing, with crescendo)’. Guitarras con mucho ritmo y una melodía mucho más alegre que lo habitual en The National. Además los guapos arreglos de Knopf comienzan a hacer de las suyas. En ‘I’m the man to be’ tenemos un gran ritmo de funk marciano (o lunático en este caso) como el Bowie de “Scary Monsters”. Las guitarras suenan a Alomar, Fripp. Quine y Television a un tiempo y los teclados son realmente especiales y llamativos. En ‘Paul is alive’ las guitarras nos hacen otra vez acordarnos de Quine y la "no wave" neoyorquina, aunque la voz de Matt y los coros femeninos te llevan más al mejor y más sensual Bryan Ferry. En ‘Silent Ivy Hotel’ destaca su melodía vocal muy bien tratada con teclados ácidos y jugosos.
En ‘No time to crank the sun’ ya aparece un poco el lado épico y melancólico de The National, pero también con las sutiles notas de teclados y guitarras. Además mola el aire a góspel del siglo XXI. En ‘It’s a game’ tenemos otro estribillo hipnótico muy bien combinado con esos teclados tan personales. Los guapos coros de Ural Thomas elevan la magia nocturna y el estribillo de ‘Sleepin’ light’. Otros momentos como ‘Happiness, Missouri’ suenan más crudos, antes de dejar paso a otra gran perla final. Se trata de ‘Careless’, de nuevo con un sonido más majestuoso y con la voz de barítono de Matt campando a sus anchas. Sí, esta vez es más fácil pensar en su banda, pero no importa porque es preciosa y pone colofón a un magnífico trabajo para degustar una y otra vez.
EL VY parece que se pronuncia Elvis y que es como su plural. La voz de Matt pudiera tener algo de la de "El rey del rock", pero todo lo demás es de este nuevo milenio y algo realmente especial. ¡Ya estás tardando en escucharlo!