Se hace camino al sonar. Y al hacerlo, la senda se ensancha por el peso de las propias canciones. Así de poética podría quedar la introducción (ya ha quedado) a la entrevista que mantuvimos con Blacanova, una banda sevillana de profundo calado musical a poco que se rasque bajo la superficie de distorsión y nubes de shoegaze y pop psicodélico que lucen cada vez con mayor orgullo y pericia. Hablamos del resultado, para nosotros notable, de este nuevo disco titulado “Regiones devastadas”, del que parecen sentirse ciertamente orgullosos, y con toda la razón del mundo.
Después de varios trabajos, la marca de Blacanova sigue estando ahí, tenéis un sonido distintivo que igual es vuestra mejor arma.
Blacanova: Sí, posiblemente tenemos una serie de aspectos que son muy característicos y que son el leit motiv de los tres LPs que hemos publicado hasta la fecha. Esa base responde a la forma en que disfrutamos tocando e incluye una conjunción de guitarras y voces etéreas, base rítmica contundente, efectos y distorsiones shoegaze y ciertos elementos del post punk, sobre todo de los Cure. Como fans de ese tipo de música, es lo que nos sale de manera natural, por decirlo de alguna forma. Pero no somos un grupo encerrado dentro de esos estilos y, partir de ahí, siempre probamos nuevos arreglos, texturas diferentes y otros experimentos sónicos, dependiendo de lo que vaya pidiendo cada canción. Tan importante es conseguir un sonido distintivo como explorar cosas nuevas para mejorarlo y seguir adelante.
¿Se ha convertido Raúl Pérez en vuestro hombre de confianza tras esta nueva producción?
Blacanova: Demos y grabaciones puntuales aparte, nuestras grabaciones de estudio siempre han estado vinculadas a Raúl, desde nuestros primeros EPs. Lo nuestro es un matrimonio en toda regla. Algunas de nuestras canciones suponen tal solapamiento de texturas y pistas de cara a la mezcla que solo alguien que nos conoce tan bien como Raúl puede trabajar con ellas con total tranquilidad y sin mandarnos a paseo. Raúl es un gran profesional y un amigo.
Ha habido nuevas incorporaciones a la banda desde vuestro último trabajo e incluso también suenan ambientes nuevos. Sintetizadores, piano y hasta arreglos de viento en algunos temas.
Blacanova: Sí, ya al final de “¿Cómo ve el mundo un caballo?” se nos unió Cristian a la guitarra y los teclados y posteriormente Edu a la batería, por lo que en todo momento hemos mantenido el formato de sexteto. Ellos han participado plenamente en la composición y grabación de “Regiones Devastadas” y su aportación ha sido inmejorable. Por lo que respecta a los nuevos arreglos, en el nuevo LP están mucho más presentes los sintetizadores y también hemos incorporado cuerdas, pianos, trompetas y hasta algún sample de grillos de campo. En la medida en que podemos, nos encanta probar cosas nuevas en las grabaciones y añadirlas a lo que es nuestra base sonora habitual. Quizás este sea nuestro disco más complicado de llevar al directo, pero hemos estado trabajando en ello estos meses y ya hemos llegado a un nivel que nos gusta, con mucha contundencia y dinámica.
Hay más dramatismo en estas canciones, más aplomo, y así podemos decirlo al escuchar temas como “Tara” o “El poder mecánico”.
Blacanova: Aunque no es algo premeditado, quizás “Regiones Devastadas” sea nuestro disco más denso con canciones como las que mencionas u otras como “La Pareja del Verano” o “Bossanova”, pero en cierto modo también es el más luminoso. No faltan momentos más pop, como “Art Brut” o “De Repente Agricultura” u otros más distorsionados, como “Amok” o “Astenia”. En cualquier caso, el resultado final es la evolución natural de seis personas trabajando sobre las canciones y no responde a un patrón previo. Más que buscar singles o estructuras de estribillos convencionales, intentamos crear ciertas sensaciones que van desde la oscuridad y el desasosiego hasta la más absoluta tranquilidad, pasando por melodías más luminosas, dependiendo de lo que pida cada canción. Algunas canciones incluso presentan bruscos cambios de ritmo y los contrastes en la dinámica de las mismas siempre suele estar presente. Puede que esto no encaje demasiado con el ritmo frenético de la producción y la difusión musical de nuestros días, pero hemos intentado hacer un disco que pueda ser escuchado con calma y que vaya mostrando cosas nuevas al oyente más paciente en cada escucha. Somos más bien de digestión lenta.
Ese acercamiento a la electrónica y a cierto tipo de atmósferas ayuda a que este álbum tenga cierto toque de distinción respecto a vuestra producción anterior. Y esos giros, esas estructuras en continuo contraste que nos atrajeron tanto desde el principio, también están ahí. ¿Os sentís seguros haciéndolo así, intentando exprimir al máximo las posibilidades de cada canción?
Blacanova: Eso que comentas es lo que verdaderamente nos atrae y nos gusta. El problema de la grabación es que debe tener una fecha de finalización y luego, cuando empiezas a trabajar las canciones para el directo, surgen ideas nuevas y posibilidades de mejora. Ahora estamos empezando a presentar el disco en directo y nuestra idea es transmitir aún más intensidad a las personas que vengan a vernos. Intentamos suplir las mayores posibilidades de estudio en cuanto a arreglos haciendo que en los conciertos los contrastes sean aún mayores y las dinámicas sean más amplias.
Sin embargo hay cierto aperturismo a otros ritmos, como en el tono tropical de “Art brut”.
Blacanova: El tono tropical ha estado presente en algunos otros momentos del desarrollo de “Regiones devastadas”, como en “La pareja del verano”, por ejemplo. No podemos decir que fuera intencionado al principio, pero poco a poco nos hemos ido dejando llevar, quizás porque las canciones lo pedían.
Mucho donde rascar, en efecto. ¿Es esa la clave para continuar escribiendo canciones, hacer cosas que incluso a vosotros os resulten sorprendentes?
Blacanova: En realidad siempre nos sorprende el camino que toman las canciones una vez que empezamos a trabajarlas todos juntos. Aunque muchas veces la idea proviene de uno de los miembros de la banda, el desarrollo es diferente cuando interviene el resto, una vez en el local de ensayo. Nada ocurre de forma idéntica dos veces, y esto se aplica sobre todo al trabajo en el estudio de grabación, por muy cerrados que podamos llevar los temas, siempre acaban sucediendo cosas que nos emocionan.
¿Cuál es el motor que alimenta las letras, ahora incluso más duras que de costumbre?
Blacanova: La fuente de inspiración no ha variado en esencia desde que empezamos: Pesadillas de la infancia, los peores años de nuestra adolescencia y la ansiedad de ser "adulto". Y las películas, las canciones y los libros que nos salvaron la vida. No somos muy conscientes de que sean más duras que antes. Quizás con más mala leche. Pero siempre de buen rollo.
Pero, y ya lo hemos dicho antes, el universo de la banda parece expandirse hacia un camino libre de tinieblas y algo menos tenebroso. ¿Son “De repente, agricultura” o “Astenia”, por citar los más evidentes, ejemplos de ello?
Blacanova: En efecto, son dos de las canciones más luminosas del disco, hecho que se acrecienta en su versión para el directo. Como antes decíamos, este disco es posiblemente el más denso y el de mayor duración, pero también el más luminoso. Quizás el próximo sea un disco corto y explosivo; lo cierto es que no tenemos ni idea porque lo divertido de hacer canciones es no preconcebir demasiado las cosas.
La escena sevillana nunca ha tenido tanto predicamento en el rock como la granadina, por circunscribirnos al ámbito regional, pero sabemos que hay por ahí muchas bandas interesantes. ¿Tal vez, a diferencia de otras ciudades, la mayoría de grupos independientes tiráis por la misma vía, es decir, tenéis las mismas referencias y se puede llegar a una saturación nada beneficiosa para la mayoría? Me refiero al hecho de que lo anglosajón pesa más en vuestro caso que en el de otras escenas, que miran más hacia la tradición del pop hispano y a los sesenta como década clave. Lo vuestro parece tener poco que ver con eso.
Blacanova: Es cierto que el peso de lo anglosajón en nuestra música es clara, aunque también tenemos nuestros referentes nacionales. Por ejemplo, este año tuvimos la oportunidad y el gran placer de tocar con Mercromina, una banda de la que somos completamente fans. En el caso de Sevilla, la escena es muy dispersa a nivel de estilos, lo cual no es nada malo de por sí, y quizás lo que se crean son buenas amistades a nivel personal entre músicos, más que colaboraciones o referencias conjuntas. Sevilla no deja de ser una ciudad periférica y, aunque se hacen cosas muy interesantes, salvo en casos excepcionales, todo es mucho más complicado a nivel de difusión. Tradicionalmente, en nuestra ciudad siempre ha habido un número importante de grupos que hacen rock más clásico, garaje o bandas que incluyen elementos folclóricos de la zona, como ciertos toques flamencos. Definitivamente, nosotros nos movemos por otro camino, pero al fin y al cabo se trata de hacer lo que realmente te gusta.
En “Regiones devastadas” hay un continuismo interno, un armazón de canciones casi entrelazadas entre sí por sus arreglos y temática, que lejos de hacerlo monótono creo que lo refuerza en interés.
Blacanova: No creemos que “Regiones devastadas” sea un disco conceptual, ya que no fue previsto ni concebido como tal, pero todas las canciones han sido compuestas y arregladas en un mismo contexto emocional para nosotros. En ese contexto es cuando nos interesan unos temas y unos instrumentos concretos, además de un sonido característico que predomina en toda la grabación y hace de un montón de canciones un conjunto.