Por: Txema Mañeru
¡Qué gran placer volver a encontrarse con el gigante, en todos los sentidos, Joe Jackson! De todo lo que se dio en llamar new wave británica estamos hablando de lo mejorcito entre los solistas junto a Elvis Costello, Ian Dury, Nick Lowe y Graham Parker. Debutó con un elegante e impecable "Look Sharp!" y corroboró al año siguiente su clase diciendo "I'm The Man". Luego deambuló por mundos cercanos al jazz y ha seguido entregando grandes discos como "Steepin' Out", "Night And Day" o "Big World". Pero su último disco con canciones propias databa ya del 2008 y es el más que digno y noctámbulo "Rain".
Ahora, 7 años después, nos entrega una de sus más completas obras. Se muestra jovial y mostrando su lado más pop a pesar de haber superado ya los 60 y más de 15 discos en su cuenta. Estamos ante un gran disco conceptual en la estela de "Big World" pero con diferente rumbo. Aquí se ha reunido de músicos diferentes para grabar en 4 ciudades distintas. Los resultados son dispares pero todos van del notable para arriba. Las ciudades son Nueva York, Ámsterdam, Berlín y Nueva Orleans y los músicos acompañantes son un lujo para agrandar aún más la enorme calidad de sus canciones. Joe se muestra perfecto de voz y se sale con los teclados, especialmente con su piano.
En Nueva York le acompañan su gran bajista de siempre, Graham Maby y unos exquisitos músicos de jazz y mucho más. Brian Blade está a la batería y Bill Frisell lo borda con su guitarra como ya hiciera en su día con su colega Elvis Costello. Abre el solemne y hermoso tema titular muy en su línea pero con la buena pincelada del violín de Regina Carter. La combinación entre sus teclados y la guitarra de Frisell en su excelente versión del 'See no evil' de Televisión es increíble. Cierra el capítulo neoyorquino otra prueba de talento como 'Kings of the city'.
En Ámsterdam el sonido es más experimental al acompañarle el grupo alemán Zuco 103, muy bien acompañados por una impecable orquesta. 'A little smile' es una melodía pop perfecta y rotunda impulsada por su gran piano. La voz del actor de 14 años, Mitchell Sink en 'Far away' es un gran acierto. Tanto como los aires entre latinos y de tango en 'So you say'.
Llega a Berlín con la enérgica ‘Junkie Diva’ y su rotundo estribillo. Los ambientes de Kurt Weill le envuelven también en ‘If I could see your face’ en la que brilla con su órgano y le acompaña un gran saxofón. ‘The blue time’ entrelaza ambientes jazz y vals con estupendos vientos y guitarra más la sofisticación de su gran piano. Como despedida el clásico del cabaret alemán ‘Good bye Jonny’.
Acaba su mágico viaje en Nueva Orleans con la banda de funk Galactic y los aromas a esa tierra tan musical. Se sale nuevamente con el órgano en ‘Neon rain’ con un sonido futurista y contundente. ‘Satellite’ tiene una preciosa melodía muy bien llevada por su piano y aderezada por guapas percusiones. ‘Keep on dreaming’ es realmente para seguir soñando y finaliza con ‘Ode to joy’ que es su particular y logrado homenaje a Beetohoven, ya que estamos hablando de un artista que ha sabido combinar pop, jazz, reggae y clásica como pocos han hecho. ¡Qué inesperado gran disco y por eso mayor grado de alegría y satisfacción!