Por: Alejandro Guimerà
Hollis Brown es el nombre del personaje de una de las fabulosas canciones del álbum "The Times They Are A-Changing" (1964) de Bob Dylan y el de esta banda oriunda de la metrópolis que dio inicio a la leyenda del bardo de Minnessotta y que en su tercer larga duración en tres años confirma todo un potencial que ya avistábamos. En su debut "Ride On The Train" (2013) mostraron sus aptitudes para ofrecer un pop-rock regado por el legado de la música norteamericana de raíz y algo del garage primario, luego vino su particular homenaje a la Velvet Underground con una revisión a su Loaded "Gets Loaded" (2014) adaptada a un estilo pop-rock californiano desenfadado y alejado de las texturas neoyorquinas. Ahora sin tiempo para respirar nos pegan estos tres disparos que apuntan directo a nuestros corazones con su pop simplista pero de preciosos ingredientes.
La atemperada "Cathedral" lleva unas deliciosas guitarras folk sixties, "3 Shots" es soft-rock de bandas como America. En "John Wayne" adoptan al Neil Young más íntimo en una balada creciente en la que la falta de garra del canadiense la suplen con dulzura.
En "Rain Dance" suenan como una versión descafeinada de los primarios U2 (los buenos) aunque con mayor sustancia bluesera que los irlandeses. No en vano los ritmos los ha compuesto el mismísimo Bo Diddley. Las trompetas y la épica Stax las encontramos en "Sandy" que les hermana con los Black Crowes, aunque a diferencia de estos son más inocentes y pulcros. En la ochentera "Sweet Tooth" las comparaciones las podríamos hacer con Mumford & Sons, por aquello del pop épico y comercial, aunque a decir verdad nuestros protagonistas son mas multiformes. "Death of an Actress" es una acaramelada balada atemporal al piano que funciona porqué no alcanza el empalague. En la lánguida y romántica "Mi Amor" se atreven a cantar en castellano con unos sensacionales punteos de las seis cuerdas.
El paquete lo cierran brillantemente con "The Ballad Oo Mr. Rose" y su creciente melodía, coros eclesiásticos y elevación de casi cinco minutos y medio.
Son los detalles de un pop-rock que huele a clásico y que toma prestadas muchas enseñanzas del pasado. Aun siendo de Nueva York y teniendo la cover de la Velvet su delicadeza y arreglos limpios parecen más de la otra costa. Y es que la convalidación de estos tipos es una de las buenas noticias del año.