"Poder fracasar sería un triunfo"
Por: Kepa Arbizu
Se puede calificar a Stormy Mondays como unos veteranos dentro de la escena relacionada con el rock americano hecho en nuestras fronteras. Una carrera labrada desde la total independencia, un término desgastado pero que aquí tiene todo su sentido. En esa firme determinación por avanzar, han publicado recientemente dos EPs ("Wading the River" y "The Lay of the Land") con entidad propia por separado pero también con un valor conjunto. Dentro de su habitual sonido a medio camino entre el folk y el rock clásico, dedican uno de los trabajos a ahondar en la parte más tradicional del primer género. Sobran por lo tanto los motivos para conocer más en profundidad al grupo asturiano y su nueva grabación, así que nos ponemos en contacto con su cantante y guitarrista Jorge Otero para ello.
Acabáis de publicar dos EPs (“Wading the River” y The Lay of the Land”) que pese a tener identidad propia por separado los presentáis de forma conjunta. ¿Hay que verlos como partes diferenciadas pero conformando un mismo “todo”?
Por: Kepa Arbizu
Se puede calificar a Stormy Mondays como unos veteranos dentro de la escena relacionada con el rock americano hecho en nuestras fronteras. Una carrera labrada desde la total independencia, un término desgastado pero que aquí tiene todo su sentido. En esa firme determinación por avanzar, han publicado recientemente dos EPs ("Wading the River" y "The Lay of the Land") con entidad propia por separado pero también con un valor conjunto. Dentro de su habitual sonido a medio camino entre el folk y el rock clásico, dedican uno de los trabajos a ahondar en la parte más tradicional del primer género. Sobran por lo tanto los motivos para conocer más en profundidad al grupo asturiano y su nueva grabación, así que nos ponemos en contacto con su cantante y guitarrista Jorge Otero para ello.
Acabáis de publicar dos EPs (“Wading the River” y The Lay of the Land”) que pese a tener identidad propia por separado los presentáis de forma conjunta. ¿Hay que verlos como partes diferenciadas pero conformando un mismo “todo”?
Jorge Otero: Es uno de esos casos en los que la suma es mayor que las partes. El proyecto comenzó simplemente como dos EPs, con 3-4 canciones cada uno, que íbamos a publicar independientemente y separados en el tiempo. En cuanto nos pusimos manos a la obra, empezaron a salir más canciones, y fuimos trabajando los dos discos a la vez. De repente tuvimos la "visión" de dos discos unidos por el lomo. 6+6. Además, nos parecía absurdo tener un disco grabado y listo para editar, y guardarlo en el cajón durante unos meses. No encajaba con nuestra forma de trabajar.
No es extraño que editéis bajo este tipo de formatos reducidos en cuanto a número de canciones (singles, EPs) ya lo habéis hecho en ocasiones anteriores. ¿Creéis agotado el concepto de disco largo en función de los canales de difusión que existen hoy en día y la cercanía e inmediatez que proporcionan?
Jorge Otero: Hoy en día, los discos de larga duración exigen demasiado al oyente, por eso no nos gustan. Gran parte de la culpa la tiene el CD, por admitir hasta 74 minutos. Un CD es como una persona que habla y habla sin callar, y sin preguntarte si estás escuchando. Los vinilos siempre me parecieron un formato mucho más educado, con sus dos caras y su duración limitada.
La distribución digital ha hecho además que las canciones recobren fuerza, y que la identidad de un álbum se diluya. Es cierto que se podría pensar que hemos hecho un larga duración, ya que son 12 canciones, pero al darle identidad en dos discos separados, ganas las ventajas de los formatos más cortos.
Las canciones que forman estos dos trabajos, pese a la diferencia que hay de concepto entre ellas, ¿pertenecen a una misma época de composición?
Jorge Otero: Sí, empezamos a trabajar en las canciones hace año y medio aproximadamente, y se fueron terminando todas a la vez. Eso fue parte de lo que nos movió a editar los dos trabajos juntos. Tener claro que queríamos editar un EP de folk-rock nos dio un marco que facilitó la composición e instrumentación de algunas canciones, pero el trabajo fue continuado.
En vuestra discográfica alternáis castellano e inglés, en esta ocasión es este ultimo idioma el utilizado, ¿la elección del lenguaje que utilizáis lo marca el tipo de canciones, el momento…?
Jorge Otero: Nosotros tenemos claro que nuestra música suena mejor en inglés. Pero a la vez, donde damos la gran mayoría de nuestros conciertos es en España, y como las letras tienen mucha importancia, nos gusta que se entiendan. Por eso nos movemos constantemente entre las ganas de hacer las canciones como más nos gustan, y el esfuerzo de escribirlas en castellano, para que la gente entienda y disfrute las letras. Lo que pierdes en sonoridad lo ganas en comunicación. En las épocas en las que tocamos más en directo, nos apetece hacer canciones en castellano, y cuando tocamos menos, nos tira más el inglés.
En “Wading the River” optáis por vuestro sonido, digamos, habitual entorno al rock americano clásico, pero donde parece tener mayor relevancia su representación más lenta por medio de, por ejemplo, emocionantes temas como “Nobody Knows” o “Not Enough”.
Jorge Otero: El haber concebido los EP en su versión más larga (6 canciones, en lugar de 3 o 4) ha dado pie a que aparezcan canciones más lentas, tanto en el disco "rock" como en el disco "folk-rock". Es algo que echábamos un poco de menos, y fue saliendo de forma natural.
En “The Lay of the Land” sin embargo, sin abandonar el formato rock, os acercáis al folk más tradicional, con mucha presencia de las raíces celtas, que junto a la utilización de instrumentos tradicionales y al hecho de que incluís un “bonus track” (“Dormi ya”) cantado en asturiano, me lleva a preguntarme si el disco también busca un ambiente musical más “localista”…
Jorge Otero: Nuestra música siempre ha estado cercana al folk-rock, en casi todos nuestros discos puedes encontrar canciones con raíces folkies. En esta ocasión, nos apeteció hacerlo de manera deliberada, aprovechar un montón de instrumentos que habíamos ido coleccionando a lo largo de los años (mando-guitarra, piano de juguete, etc.) y darle más protagonismo a Héctor Braga, multiinstrumentista y etnomusicólogo, al que teníamos casi desaprovechado tocando solamente el chelo. Ahora se luce con el violín y sobre todo con la zanfona, un instrumento que procede del siglo XII y sin embargo parece creado para sonar sobre guitarras eléctricas.
Vivir en Asturias hace que te lleguen las músicas celtas del Arco Atlántico, y eso siempre se va filtrando. "Dormi ya" se había publicado hace unos años solamente en formato vídeo, y como contiene el germen de este proyecto, nos pareció apropiado incluirla.
¿Hay que ver el sonido de este EP (“The Lay of the Land”) como una señal del momento actual musical en el que está sumergida la banda o como algo puntual que os apetecía hacer?
Jorge Otero: Empezó siendo un proyecto puntual, pero nos gustaría darle más continuidad, porque a nosotros nos está gustando mucho y al público también. Sería fabuloso poder tocar el verano que viene en festivales folk internacionales.
Entre ambos EPs también me parece notar una identidad diferenciadora en cuanto a sus letras; mientras que “Wading the River” me parece más reflexivo respecto a diferentes temáticas de la vida, “The Lay of th Land” me suena más onírico, con un tono de ensoñación.
Jorge Otero: ¡Bien visto! En ambos discos las letras fueron la última parte del trabajo. Creo que el formato más acústico de "The Lay Of The Land", junto con el concepto folk-rock que queríamos explorar, marcó las letras, e hizo que se empapasen de ese aire poético, de ensoñación.
En el disco (los dos EPs) contáis con un buen número de colaboradores, ¿había la intención de darle un tono coral reuniendo a gente de diferentes ámbitos?
Jorge Otero: En Asturias hay músicos buenísimos, y siempre nos ha gustado que nuestros amigos colaboren en nuestros discos, simplemente porque nos lo pasamos mejor. Además, contamos con una colaboración muy especial, la de Kepa Junkera con la trikitixa. Kepa ya había colaborado con Héctor Braga, y se lanzó a tocar en la canción más rock del disco "folk".
Desde hace mucho tiempo apostasteis por compartir vuestra música por internet bajo formato Creative Commons, una decisión a la que se han ido sumando, de una forma u otra, la mayoría empujados por la situación actual. ¿Tenéis la sensación de que el tiempo os ha dado la razón?
Jorge Otero: Sí, claro. Lo que es una pena es el tiempo perdido, tanto por la SGAE y afines como por muchos artistas. Hoy en día, si sumas el 100% de ofertas legales para acceder a la música online, tienes peor servicio que el que ofrecía Napster en 1999. Son demasiados años de retraso.
La música se hace para que la escuchen otras personas. Prohibirles escuchar esa música porque no tienen dinero me parece muy triste. Y si no consigues que la gente valore tu música, para pagar por ella, el problema lo tienes tú, no la gente.
Sois un grupo que en vuestra biografía se encuentran momentos puntuales de autentico lujo y/o relevancia (actuación en Woodstock, ser elegida una canción vuestra por la NASA, colaboración con grupos/músicos de gran nivel...), algo que sin embargo no ha conseguido que seáis una banda que trascienda a un público mayoritario. ¿De qué manera valoráis esa aparente contradicción?
Jorge Otero: Estamos acostumbrados a vivir con ella. Es parte del precio que hay que pagar por ser totalmente independiente y no formar parte del "sistema" de las discográficas. Cuando se logró lo de la NASA, y hubo uno o dos días en los que salimos en todos los medios, nos pusimos en contacto a ver si alguna radio recogía el testigo y decidía apoyarnos, pero no nos hicieron ni caso. Por muy buena que sea una canción, si alguien escucha 30 segundos en un Telediario, no se va a enganchar a la canción y convertirse en fan. Probablemente no le dé tiempo ni a recordar el nombre del grupo. Para que te guste la música, es necesario una exposición continuada.
Todos esos logros que están en nuestra biografía, y de los que estamos muy orgullosos, nunca han creado algo que consiga que una canción "suene" lo suficiente como para que la gente decida si le gusta o no.
Siempre he dicho que poder fracasar sería un triunfo. Me encantaría oír a alguien decir "Otra vez Stormy Mondays, no hago más que escuchar esa canción suya en la radio y en la tele… ¡no la soporto!". Al 99% de gente que conozco que se dedica a la música, no se nos ha dado la oportunidad de fracasar.
A nosotros no nos importa. Como decía Van Morrison, ¡es demasiado tarde para parar ahora!