Por: Txema Mañeru
Para mí Nina Simone es una de las mejores cantantes de todos los tiempos. Más allá del blues, del soul, del jazz o del góspel, fue una intérprete que tenía puro fuego. Además era una gran luchadora por los derechos de la raza negra y también por los de las mujeres. Nació en 1933 y su nombre real es Eunice Waymon. No tuvo una infancia fácil y fue la sexta entre ocho hermanos. En 1987 le llegó el éxito aquí con la alegre My baby just cares for me, pero mucho antes ya había deslumbrado a todo el mundo. Lo hizo debutando en el 59 con el I love you Porgy de Gershwin. Al año siguiente grabó una escalofriante versión del Don't let me be misunderstood que es quizás mi favorito entre los que grabó y la mejor versión hecha de semejante canción. Su discografía es enorme y llena de calidad.
Pero por encima de todo era una gran artista en directo y dejaba su garganta y su alma en cada actuación. Un buen ejemplo de ello es este impecable e implacable directo. Fue su tercer directo y se grabó en el año 61 y ha tenido anteriores ediciones hasta en el prestigioso sello Blue Note. Por cierto que ahora puedes conseguir otro buen puñado de discos de esta gran artista en Resistencia y a precios más que interesantes. Los hay también en vinilo como sucede también con este directo o con el doble LP, My Baby Just Cares For Me.
Pero en At The Village Gate comienza con una exhibición también al piano en un Just in time emocionante como su letra, que habla de la salvación ante un inminente suicidio. Sigue con el clásico de Rodgers y Hart, He was too good to me, en forma de emocionante lento blues con su voz y su piano otra vez al frente. Presenta luego House of the rising sun como lo que es, una folk-song, aunque ella la lleva a terrenos más blues y se convierte en precursora de la gran versión que hicieron The Animals. Sigue inmersa en terrenos blues con el tema de Oscar Brown, Brown baby, triste, pero preciosa. Reivindica su africanismo con los aires tribales de Zungo y la brillante percusión de Rob Hamilton. Regresa al blues desolado y desolador con If he changed my name.
Acaba por todo lo alto con un tema tradicional muy bien adaptado por ella misma como es Children go where I send you. Un trepidante góspel con la sección de ritmo a todo tren y
latido jazz, buenos destellos en la guitarra y su voz y su piano dirigiendo la locomotora cargada con la leña de la pasión. ¡Uno de sus mejores directos, sin duda alguna y una de las más grandes artistas de todos los tiempos!