Por Alejandro Guimerà
Me atrevo a afirmar que la inmensa mayoría de los fans de Franz Ferdinand jamás habían escuchado el nombre de Sparks antes de que sus ídolos confirmaran la fusión con el dúo angelino para publicar un disco e irse de gira por todo el mundo. De hecho, sin ir más lejos, ni el mismísimo Alex Kapranos había nacido cuando aquellos publicaron su homónimo álbum de debut.
En cualquier caso, la reunión o el flamante supergrupo es un buen motivo para descubrir (o repasar) discos esenciales del glam-rock como el seminal Kimono My House (1974), y a la vez comprobar la buena salud musical de aquellos. Si además ello sirve para impedir el estancamiento en la carrera de los escoceses la jugada es redonda.
La historia empezó hace más de diez años con la visita a la ciudad de Los Angeles de los Franz Ferdinand para promocionar su debut. Allí conocieron a los hermanos Ron y Russell Mael con quienes han ido manteniendo con el tiempo una amistad que finalmente se ha concretado en este disco acabado de estrenar.
Un disco compuesto por hasta 16 canciones con una amalgama de tendencias que van desde el glam-pop, al synth pop, al art rock pasando por la new wave. ¿Primacía de un grupo sobre otro? Diría que no, si bien las estructuras de las canciones y los tempos cambiantes cabareteros tienden a los Sparks, luego los FF las impregnan de su estilo con una más visible voz de Kapranos, y sobre todo por la energía mas juvenil de los (ya) cuarentones respecto a los sesentones. En cualquier caso la compenetración resulta, las voces de Alex con la de Russel se acoplan, mientras que el piano de Ron encaja con los guitarrazos de los autores del Take Me Out. Y la diversión está asegurada.
Johnny Delusional, un claro hit que entronca con las canciones del excelso Right Thoughts, Right Words, Right Action (2013), no falto de segundas voces, estribillo y energía luminosa marca de la casa de los menos veteranos de la ecuación . Otro hit es Piss Off, dinámica, vitalista y pegadiza.
Dictator' s Son tiene la marca de los hermanos Mael, no solo por su piano inquietante sino por la teatralización del estribillo. Save Me from Myself también arranca al estilo de los "chispas" pero los riffs de guitarra se encargan de recordar quiénes les están acompañando. Magnífico desarrollo de canción y magníficos pianos y voces de opereta.
Los ritmos sampleados se imponen en las synth pop Call Girl y So Desu Ne, mientras que The Man Without a Tan es pura nueva ola. También cabe destacar la ambiental Little Guy from the Suburbs con la tenue instrumentación y una voz susurrante. No nos olvidamos de Collaborations Don´t Work, una especie de mini- opera de casi siete minutos en la que ironizan sobre las colaboraciones artísticas y musicales. A ellos les ha salido bien.
Un éxito triple vamos. Mientras que el disco ya lo es en sí por traer buenas canciones que funcionan, los Franz Ferdinand se marcan un tanto al rescatar tan insigne banda y meterla de nuevo en el meollo y los Sparks demuestran que aún tienen fuelle a la vez que recuerdan su legado.