Por: Kepa Arbizu
Graham Parker irrumpió en la segunda mitad de los años setenta, rodeado de The Rumour, banda que incluía entre otros a Brinsley Schwarz, a base de mezclar principalmente rock and roll con soul y erigirse en uno de los puntales de lo denominado por aquel entonces como pub-rock. De efímera trayectoria, el músico inglés continúo sus pasos en solitario, con una más irregular trayectoria, no en lo relativo a las ventas, que en el siglo veintiuno retomó un vuelo majestuoso dejando entrar sonoridades más cercanas al rock americano.
Fue en el 2012, después de más de treinta años desde su último trabajo, cuando se produjo su regreso, por medio del disco Three Chords Good. Ahora toca un segundo capítulo de esta “rentrée” con Mystery Glue, y precisamente ese pegamento de unión al que hace referencia el título es el que parece cohesionar a esta serie de músicos capaces de aglutinar su pasado, con ese espíritu de mezcla de estilos, con el desarrollo actual de la carrera de Parker, en la que también se incluye un cambio de esa mirada airada por una más irónica.
Una vez más contando como aliado en los mandos con su habitual productor David Cook, Bob Andrews, Martin Belmont, Andrew Bodnar, Steve Goulding y Brinsley Schwarz se alinean junto a Graham Parker para continuar manteniendo el legado de esta mítica banda y lo hacen alrededor del británico, que a día de hoy parece perfilado a base de trazas de genios como Bob Dylan, Van Morrison o Elvis Costello. No hay más que escuchar, para corroborar dicha idea, composiciones tan rotundas como el imponente medio tiempo, elegante y agradablemente melancólico que es Transit of Venus, con gran aportación de los teclados, o Flying Into London, de parecida características. Sin duda dos de los momentos álgidos del álbum. El León de Belfast alargará sus fauces a modo de influencia clara en el rhythm and blues de temas como el enérgico Swing State.
En esa cascada de diferentes estilos, aunque siempre bajo unos parámetros muy reconocibles, hay espacio para transitar la música de raíces desde su visión más soleada en Going There o presentar a Parker como un bardo del folk-rock para dar un "repaso" al estado del mundo por medio de Slow News Days. Tampoco van a faltar algunas aproximaciones al funk con la contagiosa Wall of Grace; al reggae en Fast Crowd o sacar su lado más cabaretero en la idónea Pub Crawl. Y qué mejor forma de musicar su sarcástica visión dedicada a su participación en el cine que ese My life in Movieland que puede recordar a las bandas sonoras realizadas por Randy Newman.
Graham Parker lleva unos cuantos años en un estado de forma asombroso y ampliando y fortaleciendo su leyenda. En ese contexto el regreso junto a sus compinches de The Rumour era una apuesta segura, y así lo es, en, de momento, sus dos nuevos capítulos desde su vuelta. Mantienen sin duda esa capacidad para acaparar sonidos, pero quizás se hecha de menos ese ímpetu y enjundia, presentes tanto en los discos en solitario más recientes como en esos primeros pasos en el pasado con banda y difuminados hoy bajo unas formas más amables. Un pequeño matiz incapaz de ensombrecer un notable trabajo para seguir en el sano empeño de revivir la formación.