"No tengo ningún afán de sorprender, esa forma de afrontar las propuestas artísticas sería coactiva"
Por: J.J. Caballero
¿Un flamenco sonando en el Sónar? Más bien un solista que se aproxima a propuestas electrónicas desde el flamenco. O una mente inquieta, capaz de polarizar cualquier influencia y volcarla de la forma que más le convenga con tal de practicar el noble arte de la diferencia artística. En esta entrevista, el sorprendente Niño de Elche, autor de uno de los discos más importantes –por lo que tiene de revolucionario- editados en España en los últimos meses, marca un territorio privado que es común y compartido con todos aquellos que quieran escucharlo con los prejuicios a buen recaudo. Voces del extremo une con su voz los versos de algunos de los poetas más interesantes y menos célebres de este país y los retuerce, los amplía y les da cobijo bajo el manto de la trascendencia. Viniendo de alguien que se confiesa discípulo de las palabras hiladas por Miguel Hernández, al que ya dedicó otro maravilloso trabajo, la atención y el respeto las debería tener garantizadas.
Un álbum y un artista que han desatado cierto revuelo, no solo en el ámbito del flamenco moderno, si es que podemos acuñar el término, sino en el del adormecido panorama de la música contemporánea nacional. ¿A qué obedece este singular proyecto y cuáles son sus principales objetivos?
Niño de Elche: Obedece a una necesidad de contar “nuestros días”. Para ello nos hemos apoyado en la poesía de la conciencia crítica acunada por un variado número de influencias que van desde el flamenco, la canción de autor, el kraut, el ambient o la new wave, entre otras.
‘Voces del extremo’ es el curioso y elocuente título. Haciendo justicia además a lo peculiar del proyecto, porque no es precisamente un disco fácil de escuchar para la mayoría.
NdE: Es el título de un encuentro poético que organiza mi amigo Antonio Orihuela en Moguer todos los finales de julio y donde se dan cita la mayoría de seres que conforman la línea poética anteriormente mencionada. No suelo hacer discos con la premisa de si la escucha es más o menos amable. Mi prioridad siempre es el discurso y cómo entablar dicho discurso.
¿Cómo se pasa de musicar poemas de Miguel Hernández a cantar improvisaciones con una banda radicalmente diferente?
NdE: El trabajar con artistas de diferentes disciplinas me ayuda a saber adaptar mis mecanismos con mayor facilidad dependiendo de lo que se quiera “contar”. No disocio mi personalidad en una u otra propuesta. Considero que soy el mismo con mecanismos diferenciados a favor del lenguaje que tenga que entablar con los artistas que en ese momento me encuentre. El funcionar así me ayuda a ser versátil y a la misma vez encontrar cada vez más mi núcleo artístico.
Eres un artista que parece haber surgido de la nada cuando tu trayectoria ya empieza a ser pródiga. ¿De dónde sale el talento y sobre todo el tino artístico de Niño de Elche?
NdE: Comencé en concursos, peñas flamencas y tablaos. Todo ello lo compaginaba con el escuchar música e interesarme por diversas vertientes de las artes. A partir de ahí fui conociendo a gentes que me abrieron a otras vías de lenguajes. Considero que estoy en continuo proceso artístico porque siempre me encuentro con seres que alimentan el fuego de mi inquietud y hacen que cada día me desplace un centímetro más de mis formas artísticas, y eso es apasionante para alguien que afronta el arte no como búsqueda y sí como desplazamiento.
Daniel Alonso, de los también imprescindibles Pony Bravo, ha diseñado un sonido inspiradísimo. ¿Era esto justamente lo que buscabas, esas atmósferas y esa concreción a la vez?
NdE: Es un artista que aparte de conocer mis intuiciones con el material que quería trabajar podía aportarme una cantidad de influencias que en ese momento yo no conocía. Su experiencia a la hora de trabajar con banda y el haber entablado relación personal un tiempo atrás hizo que Daniel fuera sin duda alguna la persona idónea para producir el disco ‘Voces del extremo’. Por suerte, mi intuición no me abandonó y estoy totalmente satisfecho con el resultado del disco.
Habría que decir para los puristas que puedan echarse las manos a la cabeza que este no es un disco de flamenco; es más, que poco tiene que ver con él.
NdE: En ningún caso he querido hacer un disco de flamenco con otras influencias. Cada vez enfoco menos las propuestas desde el planteamiento “desde el flamenco hacia…”. Mi actitud ante las propuestas artísticas es qué quiero decir, cómo quiero decirlo y con quién lo quiero decir. No construyo desde los géneros ni desde el mal entendido concepto de la mezcla de ellos.
No sabemos si una propuesta como la tuya viene a renovar (fatídico término a veces) la imagen y el sonido de un género tan tradicionalmente inmovilista o si se trata simplemente de una incontinencia creativa que te lleva a inmiscuirte en toda clase de proyectos.
NdE: No tengo ninguna intención de renovar nada. Me gusta más el concepto desplazamiento que renovación, lo que pasa es que como el flamenco es la música que he escuchado y realizado más pues es la que más se intuye, pero no es un intento de renovación sino un hecho natural del proceso de formación.
Tampoco se te puede atribuir la autoría de las canciones, de procedencias y estilos dispares. ¿Quiénes han escrito estas letras y cómo encontraste el nexo de unión entre ellas?
NdE: Los textos son de Antonio Orihuela, Jorge Riechman, Inma Luna, Begoña Abad, Francisco Fenoy, Enrique Falcón, José Luis Checa, Conrado Santamaría, Bernardo Santos y Antidio Cabal. El nexo de unión son las temáticas que tratan, junto a la actitud con la que afrontan la poesía y la relación de ella con lo cotidiano.
Por lo que cantas y por cómo lo cantas, parece que andas embarcado en una especie de cruzada contemporánea contra el capitalismo y sus grandes próceres. ¿La música ha de tener también algo de lucha?
NdE: Muchas veces mi cruzada no sé si es contra el capitalismo o contra el capitalista que llevamos dentro. La música siempre tiene algo de lucha, ya sea de una forma más o menos concreta, pero de lo que estoy totalmente seguro es de que nos sirve como mecanismo de defensa más que como mecanismo de lucha.
Alternas los formatos en tus apariciones en directo. Lo mismo te presentas como un cantaor jondo que como integrante de un proyecto orientado a la electrónica, como lo haces con tus paisanos de Los Voluble. Un flamenco sonando en el Sónar… suena extraño pero interesante.
NdE: Cada vez me presento menos como un cantaor, ya ni qué decir jondo. Si el canto o el cante es algo que convive con nosotros en nuestra cotidianidad, lo más normal es que un flamenco como yo suene en el Sónar, ya que la música electrónica pertenece más a mi día a día que el flamenco, por lo tanto lo extraño para mí sería sin duda verme programado en un festival de flamenco clásico vestido con corbata y sentado en una silla de anea.
Perdona si lo de hablar de las comparaciones con Enrique Morente ya te empieza a cansar, pero en esta ocasión tocamos el tema para decir que, en la opinión de quien te habla, esas conexiones no son tan evidentes.
NdE: Eres la primera persona que me entrevista que expone la diferencia de mis propuestas con las de Enrique Morente, y no sabes cuánto te lo agradezco. Nunca he negado la influencia de Morente, como de tantos otros flamencos, pero el hecho de que solo hablen de Enrique como influencia suprema en mis trabajos solo demuestra el desconocimiento que tienen de la obra de Enrique y de lo que yo hago.
Aunque la intensidad sea el nexo común de todas estas nuevas canciones, me quedo con las más desnudas, las que menos arreglos necesitan para transmitir, como ‘Nadie’ o ‘Han sido 30 años’, donde el quejío cuaja de la forma más insospechada.
NdE: Todo depende de los gustos de cada uno/a. Hay dos vertientes en el disco y por el general la gente que lo escucha parece que no puede evitar polarizar su criterio. Los temas con banda por un lado o los temas más desnudos o ambient, por llamarlos de alguna forma, por otro.
¿Hasta dónde llega tu desafío a las formas tradicionales y ese afán por sorprender con cada nuevo trabajo?
NdE: No tengo ningún afán de sorprender, aunque parezca lo contrario. Voy haciendo propuestas o colaborando con artistas que me resulten interesantes sin una actitud de desafío o de sorpresa. No creo en esa forma de afrontar las propuestas artísticas, porque sería coactiva.