Por: Sandra Sánchez (@SanchezGarciaS)
Canciones inspiradas, intensas y ligeras a la vez... lisérgicas. No es poco lo que encontramos en el nuevo álbum de My Morning Jacket, un trabajo fantástico, entre los mejores de los publicados en lo que va de año.
Canciones inspiradas, intensas y ligeras a la vez... lisérgicas. No es poco lo que encontramos en el nuevo álbum de My Morning Jacket, un trabajo fantástico, entre los mejores de los publicados en lo que va de año.
La banda de Jim James parece vivir siempre bajo el dedo acusador de la crítica más incisiva, al acecho desde que sacaron, allá por 2005, el disco que muchos definieron como obra maestra, Z. Parece que desde entonces nada podrá estar a su altura y cada uno de sus siguientes álbumes ha sido diseccionado y en ocasiones machacado, a mi juicio injustamente. También está sucediendo esto con The Waterfall, el nuevo trabajo del grupo de Kentucky. Y lo cierto es que es un discazo, un trabajo monumental.
El título le va perfecto, la música que contiene se acerca mucho a lo que te hace sentir la visión del agua en caída libre, fluyendo de forma natural. Believe (Nobody Knows), el primer tema, deja las cosas claras, presenta una música en positivo, nada de malos rollos. Una se imagina a la banda tocándola al inicio de un concierto, para poner a la gente en pie coreando un mensaje único de mirada hacia adelante, sin perder el ritmo: "time to roll, the answer floats on down the farthest shore ofthe mind. Believe...".
Luego las canciones se vuelven más setenteras, mucho más setenteras, con algún toque que otro de psicodelia, sobre todo en Compound Fracture y en Spring (Among the living). La voz en falsete de James ayuda bastante a conseguir este efecto. Merece atención especial Get the point, un tema sencillo y redondo. Comienza con un precioso punteo de guitarra y a medida que la música avanza recuerda más y más a Eagles. Es aquello de que lo más difícil es hacer algo sencillo, algo que sea verdad. Nada de búsquedas intrincadas que muestren un resultado final rococó y complicado. My Morning Jacket consiguen esa sencillez natural, un trabajo que parece que no les ha costado nada hacer y que con toda seguridad lleva una dedicación y un perfeccionismo detrás descomunal.
Alguna crítica (de nuevo las críticas) tilda a este álbum de calculado, como si el grupo hubiera perdido el "ángel" de sus primeros trabajos. No lo veo así, yo diría más bien que han lanzado un disco de madurez, muy profesional, bien arreglado y unitario, compacto.
Sólo hay que escuchar Like a river, Thin Line o In its infancy para comprobar la calidad de los temas. Son evanescentes, muy líricas. Esta última, cuyo subtítulo da nombre al álbum es un dejarse fluir que te proporciona una sensación de paz un tanto mística. El disco tiene algo de místico y mucho de hippie. Thin Line y Tropics son directamente lisérgicas. Y los siete minutos y pico de Only Memories Remain componen un temazo con mayúsculas, que de nuevo hace fácil lo difícil.
Después de más de 15 años de rodaje Jim James y los suyos no tienen nada que demostrar a nadie, si acaso a sí mismos. Si dejamos los prejuicios aparte y escuchamos su disco de nuevas, con la mente virgen y abierta, nos dejaremos llevar por una música sensacional. Y lo mejor es que cuando componían y grababan en la soleada California The Waterfall la inspiración fue tal que crearon canciones para un segundo álbum, que verá la luz en 2016. Lo esperamos expectantes.