Por: Sandra Sánchez (@SanchezGarciaS)
Han sido necesarias varias (muchas) escuchas del nuevo trabajo de Christina Rosenvinge para comenzar a escribir esta reseña. ¿Por qué? Porque no es un disco fácil. Contiene 10 canciones muy diferentes a todo lo que ha publicado hasta ahora y que sin embargo oídas de la primera a la última, en orden, resultan bastante monocordes. Si quieres saber de qué te está hablando la artista tienes que estar bien atento, no puedes despistarte ni un instante, porque corres el riesgo de que el disco pase a ser, únicamente, sonido de fondo.
Lo nuestro (el título, rescatado de un poema, es de lo mejor de este proyecto, quizá resulta incluso "overpromise" sin pretenderlo) es un trabajo producido por Raül Fernández Refree, quien ya acompañó a Rosenvinge en su anterior gira y grabado en formato semi electrónico. La artista comenta haberse inspirado en figuras tan dispares como Franco Batiatto, Nikola Tesla, Luis Cernuda o Yoko Ono, entre otros. No es fácil hallar a simple escucha estas inspiraciones plasmadas en el disco, quizá la más palpable sea la de Ono, en Lo que te falta, o tirando mucho del hilo, la del poeta del amor en Líquen...
Rosenvinge describe el estilo de este álbum como "romanticismo industrial" y parece una definición acertada. Sí se percibe esa mezcla entre sonidos duros, que caen como bombas (es el caso de La muy puta) con letras más delicadas, que lo parecen más aún gracias a su dulce y personal voz.
Resulta muy agradable la melodía de Romeo y los demás, quizá la mejor canción del disco, y la de La absoluta nada, una balada con un sonido más indie pop. La tejedora y Balada obscena son temas de más difícil escucha, posiblemente sólo del gusto de los incondicionales de la artista.
Sí hay que reconocer a Christina Rosenvinge el hecho de evolucionar en cada trabajo al que se enfrenta, su valentía, la búsqueda continua y creer en sus nuevas ideas, abrir caminos. No es poco, cuando lo cómodo y rentable sería hacer todo lo contrario. En Lo nuestro trata los temas que más le interesan actualmente, la crítica social (muy presente en Alguien tendrá la culpa), el mundo al que se enfrentan los jóvenes de hoy, más complicado que el que tenían sus padres, los nuevos comienzos, la identidad propia, el paso del tiempo...
Y no podemos dejar de comentar que el disco está teniendo buena acogida. La pasada semana llenó el Teatro Lara en su puesta de largo en Madrid, recibiendo buenas críticas. Lo nuestro no es un disco al uso, no se parece a nada, pero es atrevido y arriesgado y eso ya es suficiente para darle una oportunidad.