Por: J.J. Caballero
Fue muy aclamado el anterior trabajo de los barceloneses, y la verdad es que lo merecía. Los peces de colores, la penúltima colección de canciones de Nueva Vulcano, se publicó hace ya casi seis años, y aparte de para que tuviéramos constancia de su talento para crear canciones de corte clásico, sirvió para que muchos estuviéramos atentos al próximo movimiento, por aquello de que a veces esperar la confirmación de algo bueno es sinónimo de suprema decepción. No es el caso, obviamente. En Novelería afilan las guitarras, hilan nuevas y excelentes melodías y en general depuran atmósferas sin que se note demasiado su empeño por no salirse de los esquemas del punk de ráfagas certeras y distorsiones inesperadas. Es más, ahora casi se diría que se escoran hacia el rock americano de perfiles noventeros, lo cual ya es decir mucho en favor de su evolución.
Así lo parece en cortes directos que no requieren de mayores explicaciones como Rabindranath, en el que empieza a adivinarse una identidad propia, una forma diferente de hacer y entender el sonido. Puede ser que alguien lo describa como noise, pero en el fondo no hacen otra cosa que acoplarse a lo que cada canción demande, y si para ello tienen que mirarse en ella una y otra vez y revolverse en crescendos de gran alcance eléctrico (así sucede en La jota), no tienen el menor inconveniente en disfrazarse de un grupo que tal vez no son. O que puede que empiecen a ser, porque la furia que desatan en Hasta la boya y volver incluye una batería desbocada y un bajo potentísimo marcando el endiablado ritmo de un tema que los que han escuchado todos sus discos recordarán durante bastante tiempo. Ya lo hemos dicho, estos músicos suelen echar toda la carne al asador y no se cortan en la búsqueda de himnos contundentes como El mirlo, una hilazón perfecta entre costumbrismo y delicadeza; ni en trazar hipotéticos clásicos de las características de Pop y espiritualidad, con un estribillo de los que se pegan al hipotálamo y acompañan cualquier escucha aleatoria.
Tampoco irían mal encaminados quienes explicaran ciertos pasajes de los aquí contenidos como hardcore potencial, tal es el volumen de algunas guitarras y el peso de varios puentes instrumentales. Por otro lado, Hemos hecho cosas es un típico grito de rock indie y en las autorreferencias de 80 % de agua resumen su lado más cercano a la tradición. Se podrá comprobar, pues, que no hablamos de una banda conformista ni de la que se pueda hablar a la ligera sin haberse tomado la molestia de zambullirse en sus discos a más o menos profundidad. Hasta donde hemos llegado nosotros, y puedo afirmar que solemos protegernos bien los oídos, Novelería es el nombre con más papeletas para bautizar a la piscina más salvaje del próximo verano.