"Además de las influencias americanas hay también una parte de mí muy cercana a las melodías y arreglos de grupos pop"
Por: Kepa Arbizu
Salto es el proyecto de Germán Salto, uno de esos músicos que hasta un punto de su carrera la desarrolla inmerso en diferentes grupos hasta que decide tomar un camino individual. En ese proceso tantas veces visto, en esta ocasión hay algo que destaca y es precisamente lo más importante: las canciones.
Por: Kepa Arbizu
Salto es el proyecto de Germán Salto, uno de esos músicos que hasta un punto de su carrera la desarrolla inmerso en diferentes grupos hasta que decide tomar un camino individual. En ese proceso tantas veces visto, en esta ocasión hay algo que destaca y es precisamente lo más importante: las canciones.
En su disco de debut homónimo nos encontramos con una sensibilidad pocas veces vista por estos lares para interpretar las raíces del sonido americano bajo unas deliciosas maneras. Todo eso se podrá disfrutar en directo el sábado 18 de abril en la presentación de su flamante trabajo en la sala madrileña Moby Dick. Aprovechando esa situación nos ponemos en contacto con el músico para conocer influencias, historias y todo lo que rodea a unas composiciones magistrales.
Para este proyecto te haces acompañar principalmente de los músicos Jesús Sangui, Marti Perarnau y Ramiro Nieto. ¿Siempre tuviste en mente que eran ellos los que tenían que estar, como el director que piensa la película para unos determinados actores?
Germán Salto: La verdad es que si. Sangui llevaba ya tiempo tocando conmigo, en formato acústico, estas mismas canciones y otras que acabé descartando. No cabía otra opción que no fuera tenerle como guitarrista del disco y fue un lujo contar con él. Sus guitarras y sus slides aportan un toque de calidad muy grande. En cuanto a Rams y Martí, en cuanto me enteré de la sociedad que habían formado no dudé ni un segundo. Dos tíos a los que admiro profundamente, y que encima trabajan entregándose al 100%. Verles en un estudio, o en un ensayo es una demostración abrumadora de creatividad. Por no hablar de que tocan como dos demonios.
Por otro lado tengo debilidad por los músicos que además componen y todos ellos lo hacen y muy bien. También quise tener siempre en mi banda a gente que cantara, ya que como se puede escuchar en el disco ando bastante obsesionado con las armonías vocales y los tres cantan y tienen buenísimas ideas y facilidad para los coros.
En el pasado has formado parte de diferentes grupos como Serpientes, Hairy Ladies acompa-ñando a Willy Tornado, etc.., ¿Este disco tiene mucho del aprendizaje de tu paso por todos ellos o remite a algo más íntimo y personal?
G.S.: Un poco de las dos cosas. Serpientes era un grupo en el que había un líder destacado (sigo tocando con él, por cierto, en su proyecto Von Timón) y me limitaba a tocar un chirriante Farfisa, el lap steel y alguna guitarra. Era el proyecto de Timón y estaba bien así.
Hairy Ladies eran (son) mis mejores amigos y se puede decir que es con ellos con quien aprendí a tocar. Aquí tuve algo más de peso creativo, pero éramos tres los que aportábamos canciones, cada una de su padre y de su madre, así que no tenía mucho de personal. Eso si, creo que éramos bien divertidos en directo y que teníamos el mejor nombre de la historia del rock.
En cuanto a Willy Tornado, yo era muy fan de los Freewheelin’ Tornados y en cuanto nos conocimos en Madrid y me dijo que quería empezar su propio proyecto y contar conmigo me hizo mucha ilusión. De la noche a la mañana me vi en una pecera de Blind Records junto a nada más y nada menos que Ramiro Nieto y Alex Vivero grabando las guitarras del disco. Ramiro Nieto, Alex Vivero y…¡yo! Aún no se como no vomité de los nervios. Pero más de lo mismo, era el proyecto de Willy y yo aporté lo mejor de mí mismo como guitarrista.
El hecho de tomar las riendas de un proyecto propio, en el que eres tú el principal responsable, ¿te crea, o ha creado, cierta sensación de vértigo/responsabilidad?
G.S.: El vértigo ha empezado ahora. Durante la grabación hubo algún momento aislado en que me entraba la ansiedad de sentirme como en una prueba de fuego: “si al acabar, has hecho una mierda, es que definitivamente no vales para esto”. Pero en términos generales, he disfrutado mucho el camino que me ha traído hasta aquí. En cambio ahora siento la necesidad de que mi siguiente disco sea mejor que este. ¿Qué sentido tiene sacar un disco nuevo si se va a corresponder con un paso atrás? Ahora sí me frustro un poco cuando hago una canción que no me convence y descarto un montón de melodías que a lo mejor antes me hubieran gustado. Pero aquí entra algo básico y es que estoy muy bien arropado. A la mínima duda sé que me puedo poner en manos de Rams o Martí, que siempre me van a recomendar lo mejor y a ayudar en todo o ahora también de Utah (The Right Ons) o Álvaro (Miss Caffeína) que son lo mejor que le podía haber pasado a Salto en este momento. También en casa tengo una guía espiritual de la que aprendo mucho a nivel artístico, Lindy Wormwood.
Centrándonos en el contenido del disco, hay mucho de sonido americano clásico, Neil Young, The Jayhawks..., pero también en general se observa un tono pop que me remite a Honeybus o The Left Banke, por ejemplo. ¿Son esas las dos pulsiones principales que mueven tus canciones?
G.S.: Me hace gracia que nombres precisamente a Honeybus o The Left Banke, ya que aparte de ser dos grupos que me apasionan, han estado en mi boca en algún momento de la grabación. Sin ir más lejos propuse incluir en el disco una versión más guitarrera del She May Call You Up Tonight de és-tos últimos, pero al final descartamos la idea de meter versiones. Así que si, además de todas las influencias americanas que la mayoría de la gente destaca en el disco, hay también una parte de mí muy cercana a las melodías y arreglos de éstos grupos de música pop. Incluso para mi los Jayhwaks son prácticamente también un grupo de pop con sonido americano. Y el Neil Young de Flying In The Ground Is Wrong, Expecting To Fly o Here We Are In The Years, por ejemplo, creo que estaba también bastante influido por bandas del estilo, especialmente los Beatles en este caso.
Aunque el álbum tiene un tono íntimo y sensible mayoritariamente también hay mucho espacio para sonidos contundentes de las guitarras como se refleja en Between the Lines, S.O.S. o Ernie the Falconer, ¿ la intención era compatibilizar ambas cosas?
G.S.: Sin duda, a todo este amor por las melodías pop, las armonías vocales, etc… hay que sumarle que yo al fin y al cabo he sido siempre guitarrista. Cuando era niño y escuchaba un tema de los Rolling Stones, me emocionaba imaginando que era Mick Taylor por ejemplo, y no el bueno de Mick. O con Aerosmith, soñaba con tocar como Joe Perry. No sólo muchos de mis discos favoritos son muy guitarreros si no que reconozco que me gustan muchos “tocones”. Me ponen mucho los piratas de Derek & The Dominos en los que se oye a Clapton desparramar durante 10 minutos, me ponen Lynyrd Skynyrd, AC/DC, Grateful Dead, Stevie Ray Vaughan… También me ponen el Raw Power, el Marquee Moon, el Phaseshifter, el Rock N Roll Animal…
Parece que no están muy de moda ahora los solos de guitarra. Bien, pues yo quería guitarras, quería solos, quería slides… y creo que ha quedado un disco muy guitarrero.
Viendo la cantidad de influencias que se observan en el disco, a las mencionadas habría que añadir algo de rock n roll, incluso destellos de glam, da la sensación de que estamos ante un consumidor y amante de la música por encima de todo, ¿crees importante, y si es tu caso, mantener ese as-pecto de “fan” para un músico?
G.S.: Para mi no hay duda, aunque habrá quien me corrija. Soy de los que piensa que si un tío no devora libros, nunca va a ser un buen escritor. Esto no tiene por qué ser así, supongo, y además devorar libros no te convierte necesariamente en bueno. Pero siendo sinceros, me sorprendería mucho que alguien que haya leído 15 libros en su vida escriba de repente una novela magnífica. Esto no hay que confundirlo con imitar los fraseos de tu artista favorito al hacer la melodía de una canción o de fusilar licks de Jimi Hendrix, uno tras otro en forma de solo. Simplemente se trata de tener una buena base sobre la que construir. Esa base que demuestran tener en cada entrevista gente como Elvis Costello o Tom Waits o gente de casa como Andy Tornado.
Según has dicho las canciones están escritas durante el tiempo que has pasado en la soledad de los hoteles. Es un escenario bastante habitual para los compositores, ¿son lugares donde encontrarse con uno mismo?
G.S.: Desde un punto de vista romántico una habitación de hotel es un lugar perfecto para escribir una canción, pero no es mi caso. Yo paso tanto tiempo viajando, en ciudades distintas y en hoteles que
simplemente es donde me pilla cuando me da por intentar escribir una canción, no porque me inspiren especialmente. Si en vez de pasar cuatro o cinco noches fuera de casa a la semana, pasara solo una, supongo que el disco entero lo habría escrito en el salón de mi casa.
Además están escritas en lugares variados, ¿el contexto geográfico es un elemento de alguna ma-nera determinante a la hora de escribir canciones?
G.S.: Puede ser que de forma inconsciente. Sólo recuerdo habérmelo propuesto intencionadamente en Glasgow: la ventana de mi habitación daba a un campo verde infinito, chispeaba, me emocioné y afiné la guitarra en una de las clásicas afinaciones de Nick Drake. Me propuse como ejercicio intentar hacer algo en el estilo del propio Drake, de Bert Jansch… algo de fingerpickin’ que pudiera luego llevar a mi terreno, pero no salió nada de provecho.
¿Ves en Salto vocación de continuidad o de momento sólo lo tomas como el resultado concreto de la necesidad de sacar tus propias canciones?
G.S.: Continuidad. Por un lado ya hemos recibido ofertas para tocar fuera y estamos empezando a cerrar fechas, lo que nos hace mucha ilusión, y por otro ya hemos empezado a preparar temas nuevos y de vez en cuando hablamos ya con naturalidad de lo que sería el segundo disco. Además los músicos que me están acompañando ahora están comprometidos al 100% y en el aspecto personal y en el musical y estilístico no podríamos estar más cerca. Esto no puede parar ahora.
El estado actual de la industria discográfica hace que muchos os tengáis que buscar la vida con autoproducciones o financiando vuestros proyectos por medio del oyente, como es tu caso; pero a la vez, la mínima existencia actualmente del marketing y/o promoción detrás de los discos ha hecho que tenga que ser la calidad de su contenido, a la larga lo esencial, lo que os acerque al público, cosa que creo está pasando con tu disco. ¿Cómo valoras esa especie de paradoja?
G.S.: La verdad es que tampoco conozco muy bien como funciona todo esto, ya que también grupos auto-producidos pueden contratar paquetes de promo y eso y al final cada uno tiene su opinión de si basándonos sólo en la calidad este grupo merece el éxito que está teniendo o si ese otro artista maldito merecería llenar estadios. No creo que sepa contestar bien a esto ni que mi opinión sea un ejemplo del buen hacer a la hora de promocionarse. Hace poco un amigo me pidió consejo porque no estaban muy contentos en su grupo de cómo habían quedado las mezclas del disco que habían grabado, pero que el resto del dinero que les quedaba estaba destinado a promoción y a un videoclip. ¿Mi consejo? “¡Coge toda la pasta del videoclip y de la promoción e inviértelo en que el disco que queréis vender empiece por gustaros a vosotros mismos!”
Fotografía: Andrea Silván
Fotografía: Andrea Silván