Por: Txema Mañeru
¡Elliott Murphy es un clásico indiscutible! Su discografía oficial supera las 30 referencias, pero para muchos también su disco clásico y esencial es su debut del año 73, Aquashow. A mí quizás me parece que hay más y mejores canciones en Just A Story From America o en el doble 12, pero está desde luego en mi pódium con sus mejores trabajos.
¡Elliott Murphy es un clásico indiscutible! Su discografía oficial supera las 30 referencias, pero para muchos también su disco clásico y esencial es su debut del año 73, Aquashow. A mí quizás me parece que hay más y mejores canciones en Just A Story From America o en el doble 12, pero está desde luego en mi pódium con sus mejores trabajos.
Para él se trata también de un disco muy especial relacionado con su padre y por eso ha querido ahora darle un nuevo giro de tuerca. La verdad es que su discografía de los últimos años había perdido algo de fuelle desde el destacado Strings Of The Storm del 2003. Quizás en parte por el excesivo número de discos publicados en el nuevo milenio (casi a 1 por año). Hubo una cierta recuperación hace 3 años con It Takes A Woried Man (Last Call / Karonte) que volvía a contar con grandes momentos y buenas canciones así como con la producción, habitual ya en los últimos años, de su hijo Gaspard Murphy.
Repite en la producción ahora Gaspard para la reconstrucción total del Aquashow original. Fue una idea que comenzó a barajar a finales del 2013 por el cuarenta aniversario del disco y por varios conciertos tocando gran parte de estas canciones. Se mantiene el orden y el tono de los temas originales y Elliott se sale con un montón de instrumentos a su cargo. Gaspard también colabora en este aspecto en el que tampoco podía faltar su fiel escudero de los últimos 20 años, Olivier Durand, que además de la guitarra se muestra perfecto con la mandolina y el dobro.
Comienza el nuevo disco por ese clasicazo total que es Last of the rock stars y suena como nunca. Es uno de los temas que no falla en sus siempre entregados conciertos. How’s the family suena más íntima aún con el violín y el chelo añadidos. Cerraba la cara A del vinilo Graveyard Scrapbook que brilla ahora con su armónica salvaje y una mayor intensidad aunque
sea acústica. La cara B la abría Poise ‘n pen, un tema menor que ahora recobra brillo merced a los buenos teclados del propio Elliott y a unos estupendos coros vocales.
Otra de las que han aparecido mucho en sus directos a lo largo de los años es su White middle class blues que suena salvaje y cañera con una genial armónica que casi le acerca a los Dr. Feelgood. Su elegancia vuelve a quedar de manifiesto con una elegante Like a great Gatsby. La despedida viene cargada de emotividad e intimidad con un buen estribillo como el de Don’t go away ¡Definitivamente un disco muy especial y esencial de Elliott magníficamente revisitado!