Segundo disco de Twin Peaks. Este grupo de Chicago formado por cuatro veinteañeros confirma en Wild Onion (Communion, 2014) que las intenciones declaradas en Sunken, su primer trabajo, se mantienen firmes: post punk, garaje, pop y rock psicodélico. Además de esto, la realidad es que la frescura y sencillez de sus melodías contrastan con la voz de Cadien Lake James, más madura y contundente en esta nueva colección temas.
Los otros tres miembros de la banda son Clay Frankel, guitarra y coros; Jack Dolan, bajo y coros y Connor Brodner, batería. Post adolescentes con rastros de espinillas y poco preocupados por su aspecto. Su imagen no encaja con el patrón estético del hipsterismo, cosa que libera. Porque sí, en este sentido, resulta positivo destacar lo que no tienen; que es la necesidad de encajar, de ir a la moda.
Para reconocer bien sus canciones el disco necesita una segunda escucha obligatoria. A la primera entra pero, si no se está atento, los 16 cortes parecen una sola canción muy larga con algunos momentos flamantes. Hay poca variedad de arreglos y no hay ni rastro de un estribillo pegadizo.
A los Twin Peaks se les puede juntar con bandas como Mac Demarco, Mitski, Beverly o Mourn. Aunque también se les puede referenciar con instituciones. I Found a New Way – la canción que abre el álbum- recuerda a Gang of Four y no desentonaría en alguna de las bandas sonoras de las películas de Sofía Coppola. También está Making Breakfast, que huele a Velvet Underground; y Good Lovin’, que apesta a los primeros Rolling Stones. El resto de canciones, están muy bien para poner de fondo en una fiesta o en una cita romántica. A volumen alto, animan. De fondo, no molestan.
El disco suena potente y compacto porque las canciones están bien ejecutadas. Algo lógico si tenemos en cuenta que estos chicos, que se conocieron en el colegio y fundaron su banda entre finales de 2009 y principios de 2010 han pasado más horas en el local de ensayo y han pisoteado la vergüenza del artista novato gracias a los escenarios visitados durante su primera gira. Pero, no nos engañemos: una mejoría técnica ayuda, pero no salva.
María Ballesteros