Por: Txema Mañeru
El cantante de Glasgow es una de las voces en falsete más famosas de la historia. Lo suyo comenzó hace más de tres décadas cuando formó Bronski Beat en 1983. Al año siguiente dio el pelotazo con su reivindicativo Smalltown boy. En este caso su diana era la repulsa ante la homofobia, pero en otras ocasiones también cantó por los derechos de los trabajadores o por los derechos humanos como buen activista de izquierdas que siempre ha sido. Tras el triunfador disco Age Of Consent y su gran revisión del I feel love de Donna Summer, lo dejó en la cumbre para formar The Communards y seguir triunfando con letras más “rojas” y peleonas aún. El mayor hit aquí le llegó de la mano de otra versión de música disco y bailable como fue su incomparable Don’t leave me this way de Thelma Houston. Tras otro gran éxito junto a Fine Young Cannibals canibalizando a Elvis Presley lo volvió a dejar todo y comenzó en solitario en el
88. Siguió con éxitos en forma de temas ajenos de Françoise Hardy o de la preciosidad de Bee Gees, To love somebody, pero poco a poco su estela fue desvaneciéndose, aunque nunca dejó de sacar discos cada cierto tiempo.
Así hasta llegar a este Homage (Membran / Karonte) que sí que es todo un homenaje a los gloriosos tiempos de la música disco desde la preciosa portada en que una mítica estatua clásica carga con una enorme bola de espejos característica de las discotecas de los 70 y los 80. ¡Y qué cojones, suena divertido, luminoso y hasta rejuvenecedor! Su voz en falsete sigue siendo punto distintivo y comienza de perlas con Some wonder. Radiante, con vientos, coros y guitarras de pura música disco y su característica voz. Seguro que a los de la Fundación Tony Manero les encanta.
Todavía contagia con su chispa y haría bailar si todavía se hiciera con este estilo de música. Strong enough tiene otro estribillo mágico, buenos coros y sintetizadores ochenteros. En Freak, con sus rapeos y grandes vientos es inevitable acordarse de los Jackson 5. En Travesty con los vientos y las cuerdas parece que tenemos todavía a Giorgio
Moroder detrás. En Lights are shining otro estribillo estupendo y refulgente que hasta reza “Lights are shining for you”, mientras en This hand el estribillo nos canta directamente al amor. Además acaba con el insinuante y sexy tema lento Leaned to talk. ¡Todos a bailar!