Joshua Tillman es el nombre real que se esconde tras Father John Misty. Batería, voz y componente muy activo de los hipnotizantes Fleet Foxes. Abandonó la formación a principios de 2012 para embarcarse de nuevo en una carrera en solitario que reemprendió meses después con Fear Fun (producido por el gran Jonathan Wilson). Y ahora este I Love you, Honeybear con el que realiza un paso adelante y confirma todo el talento que ya le conocíamos y del que se nombra a Damien Jurado como su descubridor.
Sin sus compañeros su voz queda solitaria y pierde luz, pero en el buen sentido del término: con el nuevo disco se rebela profundo y sentimental, a veces taciturno, para nada impostado. Es quizás aquí dónde radica su principal mérito, logra transmitir sinceridad y pasión con su particular folk realista y sarcástico, eludiendo los peligros de caer en la ñoñería, la repetición o la farsa.
Muy influenciado por la época dorada de los cantautores - principios de los setenta - , en especial me vienen a la cabeza Harry Nilsson y Randy Newman, a lo largo de los once cortes despliega su particular ironía huyendo de lo políticamente correcto (drogas, sexo,...) a través de ingeniosas letras con las que describe experiencias autobiográficas y su particular visión del amor. Pues detrás de Father John Misty, Josh Tillman se acaba reconociendo como una persona amante de su esposa, llena de defectos y alejada de los ideales platónicos.
En el plano musical, la fusión de estilos como el jazz vocal, el pop, el folk, la música de cine converge en canciones con violines, teclados, vientos y en definitiva unos arreglos grandilocuentes no faltos de pequeños detalles. Es lo que sucede en la inicial I Love You, Honeybear, de agradable escucha y que no desentonaría para nada en Nilsson Schmilsson.
En When You 're Smiling and Astride Me se pone su traje de crooner, mientras Chateau Lobby # 4 (In C For Two Virgins) nos regala unas trompetas mariachis. En The Ideal Husband y su rock caótico disfraza su declaración de amor antes de que en Bored in the USA se ponga a cantarnos una sentida balada al piano con unas desconcertantes risas de fondo en medio del estribillo.
Uno de los mejores momentos nos lo trae The Night Josh Tillman Came To Our Apt., con sus inocentes guitarras, brincos al teclado y afable melodía.
En True Affection experimenta con los sintetizadores acercándose a la electrónica de los Tangerine Dream.
Para Holy Shit agarra su guitarra acústica para cantar desnudo y a pleno pulmón hasta que le interrumpen unos violines a lo A Day In A Life acompañados de unos coros celestiales. No sucede en la final I Went to the Store One Day donde la fragilidad de su voz se impone al resto.
Quizás el disco puede llegar a ser algo aburrido, con pasajes monótonos y carentes de melodía, pero no deja de entrar muy bien este personal e inspirado trabajo cuyos adornos instrumentales invitan a degustarse cual dandy cómodamente en el salón de casa con una copa de Brandy en la mano, en un atardecer de domingo.
Àlex Guimerà