Estamos de enhorabuena con la irrupción del power trio The Lookers y con la creación de un nuevo-viejo sello en Euskadi. Los de la tienda de Irún, Bloody Mary Records, con el gran Juankar al frente, siempre han estado involucrados en la cultura musical de una u otra manera. Esta no es su primera aventura discográfica pues antes ya se unieron al sello más prolífico de le geografía vasca, Gaztelupeko Hotsak, para crear el sello Bloody Hotsak con uniones tan conseguidas como las de Ivan Julian & Capsula o Roy Loney & Señor No.
Pero ahora se lanzan al ruedo totalmente en solitario con este precioso y coqueto vinilo de 10” firmado por el jovencísimo y prometedor trío de Ziburu, The Lookers. Tienen ya otros artefactos en mente y también un año plagado de interesantes giras por lo que te puedes dar un garbeo de vez en cuando por www.bloodymary.biz. Por si fuera poco la presentación y el acabado del disco son también de auténtico lujo. La portada cuenta con el diseño del prestigioso cartelista Iñaki López que le ha dado un aire surrealista a lo Jean Cocteau. ¡Tienes que verlo!
Pero también tienes que escuchar lo bien que suena con la inestimable ayuda en la producción del prestigioso Ives Grimonprez (Brand New Hate). Desde su sello hablan del sonido de los discos más clásicos de Stiff Records (Ian Dury, Elvis Costello, Nick Lowe, Any Trouble) y la verdad es que no andan nada desencaminados. Pese a su juventud tienen una amplia y selecta cultura musical con especial querencia para el primer punk británico, la new wave más potente, el power pop y el pub rock de alta graduación. El trío de Iparralde ha demostrado su enorme valía teloneando a figuras extranjeras como The New Christs o The Maharajas, atreviéndose con versiones de bandas de su órbita como los geniales Paul Collins’ Beat o The Creation.
El tema que titula el disco es el contagioso Never had control que merced a su calidad se ha ganado un hueco en la película para freakies musicales Vinyland. La voz de Nicolas Caumont parece a punto de estallar y sus guitarras parecen a punto de combustionar en un tema redondo y realmente impactante. Antes de eso abren la cara A con Like nobody else que es energía pura al estilo de los debuts de Undertones o The Jam. Con sus fulminantes coros de “pa, pa, pa, pa” suele ser habitual también para abrir con fulgor sus conciertos. Le sigue la tremenda Time to work en la que se aprecia que lo suyo se lo han currado a base de bien con muchas horas de ensayo, pero también oyendo a bandas emblemáticas, aunque no muy mayoritarias como Eddie And The Hot Rods, Dr. Feelgood o The Creation. Tiene unas guitarras crujientes de esas que enganchan.
Quieren acabar el disco en todo lo alto y lo consiguen a la perfección con Higher y
su estribillo adherente. Un tema que desprende vitalidad en sus directos y que vuelve a recordar al espíritu de los irlandeses Undertones o incluso de Stiff Little Fingers, aunque con un punto más desenfadado. ¡Vamos, que estamos deseando un LP completo para este mismo año, porque además ya hemos comprobado cómo se las gastan en vivo y qué tienen material propio suficiente para ello!
Txema Mañeru