Pocas veces el título de un disco muestra con tanta nitidez su contenido. Zero Gravity State of Mind, el último trabajo de la noruega Sandra Kosltad, refleja un estar en paz con ella misma, un dejarse fluir, un caminar por la vida sin sobresaltos, tranquila y abierta a todo lo que ésta pueda ofrecerle.
Las once canciones de este álbum, el tercero que edita, son simplemente fantásticas. Se mueven entre el pop, la electrónica y la música experimental con sencillez y maestría, de una forma liviana y muy femenina.
La cantante, que también es compositora, pianista y toda una artista visual, acompaña su música de pianos acústicos y secuencias de sintetizadores, presentando temas aptos tanto para no iniciados en la electrónica como para expertos en el género, quienes seguramente no tendrán muchos “peros” que poner a este trabajo.
Encontramos canciones para bailar, como Million, para relajarse y entrar en estado zen, como Reason, o para dejarse sorprender, como Valerie, con la incorporación inaudita y afortunada de instrumentos de viento. Cada tema es como un compartimento estanco, con unidad y mensaje propio, pero que a la vez, paradójicamente, forma parte de un todo aún mayor que es el que compone el disco; piezas de un puzle perfecto que nos traslada a un mundo onírico muy bello.
Sandra Kolstad dice inspirarse en David Bowie y en Kate Bush y algo de ellos sin duda hay en su música; pero tiene un estilo absolutamente personal, muy nórdico, en ocasiones marciano, que algunos comparan con Björk, además de una estética original gracias a su físico contundente, sus cambios locos de color de pelo, el maquillaje con el que disfraza todo su cuerpo y su ropa camaleónica, que se mimetiza con el paisaje. Todo ello completa sus canciones, como también lo hacen sus videoclips, no hay que perdérselos. Acaba de lanzar el del nuevo single, My Yellow Heart, que es todo un espectáculo: grabado en Islandia muestra en estado puro una de sus pasiones, la naturaleza, en un viaje mágico, lírico y melancólico.
Zero Gravity State of Mind puede adquirirse de foma convencional, comprando el CD, o en una edición muy especial, adquiriendo un octaedro de fluorita (representación física del disco para la artista) con un código para descargar los temas.
El universo de este disco ausente de gravedad merece la pena ser descubierto, como el resto del trabajo de Sandra Kolstad, la extravagante elegante que vino del norte.
Sandra Sánchez (@SanchezGarciaS)