Los Radiadores

"Cada vez sonamos más a Los Radiadores, para bien o para mal"

Gasolina, santos y calaveras es el tercer disco, el segundo en formato largo tras Manual de superviviencia, de Los Radiadores. Partiendo de su habitual ecuación sonora que se trata de amalgamar influencias que abarcan desde el punk/ post-punk, el garage, el rock and roll o el psychobilly, este trabajo supone un pequeño paso en cuanto a presentarlas de forma más asimilada y por lo tanto personal.

Por si fuera poco esa actitud aguerrida en lo musical, sus textos no se quedan atrás, resultan igual de incisivos pero siempre tratados de una manera nada obvia y apartados de púlpitos y sermones. Todo ello les convierte en una  propuesta de gran interés y potencia, de la que se podrá disfrutar en directo el 14 de febrero en Madrid en la Sala Fotomatón. Para adentrarnos en su mundo nos ponemos en contacto con Raúl Tamarit, guitarra, voz y letrista.


“Gasolina, Santos y Calaveras” es vuestro tercer disco pero el segundo largo. En la nota de prensa se habla de la importancia de dicho trabajo en la carrera de un grupo. No sé hasta qué punto habéis sido conscientes de esa situación y si ha habido a la hora de elaborarlo una mayor dedicación o alguna diferencia significativa en la composición en comparación con los pasados. 

Raúl Tamarit: Vamos aprendiendo, haciendo autocrítica y desarrollando una forma más natural a la hora de afrontar el nuevo material. Hay cosas que se van quedando por el camino. También se van depurando prejuicios. Somos muy conscientes de la tesitura en la que nos movemos y teníamos claro que queríamos dar un pasito más. También es cierto que hemos tocado bastante en directo y adquieres unos vicios que te llevas al local de ensayo a la hora de abordar el nuevo repertorio. Somos un grupo de directo y eso de alguna forma se tiene que notar. 

Personalmente encuentro en general este disco más compacto que los anteriores. En ellos eran más palpables las influencias, que siguen viéndose en vuestra música, pero ahora se muestran de una manera más integrada y bajo una visión más personal. ¿Tenéis la sensación de haber recorrido, o estar recorriendo, ese camino? 

R.T.: Poco a poco se está consiguiendo. Tenemos muchas influencias y variadas, eso no lo podemos negar, ni evitar. Pero precisamente los grupos que más nos gustan se diferencian del resto por haber creado un lenguaje propio dentro del rock, obviamente también con sus influencias. Y ahí estamos. Cada vez sonamos más a Los Radiadores, para bien o para mal. Seguimos recorriendo ese camino. 

A lo largo del álbum nos podemos encontrar con referencias o imágenes que transmiten sensación de acción, movimiento y pelea (“cabezazos”, “destrucción”, “campos batalla”, “inmersión”...). ¿Son parte del paisaje que observáis actualmente, se trata del reflejo de un estado de ánimo..? 

R.T.: A veces tienes la sensación de estar peleando constantemente contra todo y contra todos. Además no nos lo están poniendo muy fácil. El proceso de composición de este disco coincidió en un momento de movilización, grandes manifestaciones, etc. Claro, cualquiera con un poco de sentido común no puede quedarse ajeno a un país convulsionado por una gran crisis con excesivos recortes en servicios sociales. No ha sido de una forma consciente pero ahora que lo dices es cierto. 

Otra sensación que observo en muchas de las canciones es la representación, de diferentes maneras, de lo que parece un conflicto o por lo menos una dicotomía entre lo personal/íntimo y la manera de relacionarse o inscribirse en lo colectivo, lo social... 

R.T.: Hace poco precisamente tú ponías una frase en facebook que había dicho Josele Santiago y que se la atribuía a Caetano Veloso. Decía algo así como: “Las canciones son todas autobiográficas, incluso las que no lo son”. Una frase que suscribo al 100%. Aunque hables de otros, de una situación concreta o un momento determinado lo haces de una forma personal, con tus miedos, tus dudas y tú estado de ánimo a flor de piel. 

Raúl, recientemente publicaste el primer disco de tu proyecto junto a tu pareja Vanessa Juan llamado Galavera, ahí había una sonoridad más delicada, pop y acústica. ¿El hecho de haber trabajado sobre esos sonidos ha influido de alguna manera o ha dejado algún rastro a la hora de componer para Los Radiadores o son dos cosas separadas y que no se relacionan? Te lo comento porque me ha parecido ver en alguna canción, como Tiempos de destrucción, cierto aire a ese disco... 

R.T.: No hay unas canciones para un proyecto o para otro. Algunas de las que están en el disco de Galavera se probaron con Los Radiadores y no acaban de funcionar, e incluso algunas de Los Radiadores las tocamos en directo Galavera. Si ir más lejos, Buzo, se estrenó en Galavera y al final la hemos grabado Los Radiadores. Quiero decir, las canciones están, luego ya depende del tratamiento que se le da. No es lo mismo trabajarlas con una guitarra acústica y un violonchelo que con cuatro energúmenos aporreando los instrumentos en el local de ensayo. Luego ya están los matices, las canciones tienen cierta vida, y se pueden adaptar a una tesitura o no, son ellas las que te piden cosas. Y precisamente Tiempos de destrucción es una canción con vocación pop que en Los Radiadores encajó muy bien si alterar la filosofía del grupo. 

Versionáis, y lleváis a vuestro terreno, una canción de Alaska y los Pegamoides como El Hospital que a priori no me encaja demasiado en vuestro estilo. ¿Os gustaba la canción, era más un reto por transformarla...? 

R.T.: Es una canción que siempre me ha gustado, tiene un grado de emotividad importante. Y precisamente el pasado año por motivos personales la tenía siempre clavada en la cabeza. Empezamos a prepararla Galavera, y un día en el local, Los Radiadores me comentaron que les molaba la carencia que le dábamos, y les propuse hacerla. Estuvimos dándole muchas vueltas, porque es cierto que queríamos llevarla a un punto personal, hacerla nuestra. Y al final, guste o no lo hemos conseguimos, de ahí la idea de incluirla en el disco. En directo hemos versioneado desde a The Stooges o Johnny Thunders hasta Los Enemigos o Mermelada entre otros, pero versiones bastante fieles a la original. No hubiera tenido sentido grabarlas. Con El hospital era un caso distinto, hubo cierta transformación. 

Al margen de dicha canción, en vuestro estilo hay mucho de ese punk/post punk ochentero. Viendo esta influencia, no sé qué visión tienes de un movimiento/época tan amplio y reivindicado u odiado, según el caso, como el de “La Movida”... 

R.T.: Nosotros no es que lo reivindiquemos, es que mayormente es lo que hemos mamado, y pertenece al background de la banda. Es cierto que fue una época de aperturismo sonoro, que las ideas brotaban convulsivamente. Parálisis Permanente, Décima Victima, Los Ilegales o Gabinete Caligari son grupos que nos atraían. Pero igual que cosas que no entran dentro de lo que se llama “La Movida” y que nos gustan como: Mermelada, Leño, 091 o Burning. También están los grupos de la post-movida y que también dejaron un poso importante, aunque no tan reivindicados, y que sirvieron de trampolín entre los ochenta y la generación indie de los noventa como: Los Bichos, Los Enemigos, Lagartija Nick, Doctor Divago o Surfin´Bichos. 

Si tuviera que elegir un tema de este trabajo para definir vuestro sonido me quedaría con Hasta el final, la encuentro significativa en cuanto que ofrece los que considero vuestros pilares: el rock and roll más sucio, el post punk y el psychobilly. No sé que opinas.. 

R.T: Es posible, esa canción se aproxima a ciertos patrones que ya hemos hecho en otros trabajos, está cercana a El parque es mío o Manual de supervivencia, la canción que daba titulo al anterior álbum. El psychobilly es un género que hemos escuchado, sobre todo vía The Cramps, o incluso The Meteors, y que además recoge muchos elementos con los coincidimos, como el punk, el garaje o el rockabilly más clásico. Intentamos abrir más la paleta de sonidos para no quedarnos con un solo estilo que al final acaba limitándote musicalmente. 

Vuestras canciones, tanto en lo musical como en sus letras, transmiten rabia y tensión. Cuando uno se plantea moverse bajo esos parámetros, ¿cuál es la pretensión que persigue obtener, o le gustaría obtener, tanto de uno mismo como del oyente?. 

R.T.: Sale así, no creo que sea de una forma premeditada. Coges la guitarra, tienes una idea y la empiezas a desarrollar. Obviamente pueden salir muchas cosas, y acabas desechando las que no te gustan quedándote con las que más te atraen. Con las que más te identificas al fin y al cabo. Supongo que surgen en un momento muy determinado. La pretensión no es otra que intentar llegar a la gente y que se identifique con determinado texto y con determinada frase, que lo pueda hacer suya. 

Vuestras letras tienen un poso eminentemente social, pero evitáis el panfleto o las obviedades. Esa forma de acercarse a ello, ¿responde a una manera personal de escribir, es una autoexigencia a la hora de hacerlo, es una seña de identidad del grupo...?. 

 R.T.: No está buscado, sale de forma natural. Hay veces, la mayoría, que las letras no las hago de tirón, se quedan incompletas y vas alterando cosas, añadiendo, quitando… Entonces en una misma letra puedes acabar mezclando varias cosas que a veces ni si quiera están relacionadas entre ellas. Me gusta que el concepto esté abierto y libre de cualquier interpretación. Que una misma frase a cada uno le sugiera una cosa. Cada cual que decida. Y si, claro, en ocasiones hay cierto poso social. Es algo que está en la calle y tiene que acabar saliendo de una forma u otra. Malo si se quedara dentro. 

A los críticos se les suele tachar de músicos frustrados, en tu caso compartes ambas disciplinas porque eres también periodista musical/cultural. ¿Pertenecer a ambos “bandos” crees que te hace ver/vivir la música de otra manera a la hora de formar parte de un grupo? 

R.T.: Creo que eres más consciente de cómo está el patio. Porque ves a otros grupos cómo las pasan para hacerse un hueco en el panorama con discursos más que interesantes. Te hace tener los pies más en la tierra. Haciendo periodismo musical, escribiendo sobre otros, caes en la cuenta de que hay más grupos que no han triunfado que sí, y además de muchos palos distintos. 

También participas de Bonavena Música, una discográfica con vocación de dinamizadora cultural. ¿Se trata de un proyecto que surge meditado o más para paliar las limitaciones de distribución y visibilización que se vive en el mundo de la música actualmente? 

R.T: Bonavena Música surge después de una charla con Manolo Bertrán de Doctor Divago. Los dos hemos estado en otros sellos, sabemos el funcionamiento, y no puedes reclamar más atención, que no te van dar, cuando sabes que no estás solo en el sello, suelen haber muchas más referencias. Y suele ser una o dos personas las que están al frente, sin mala voluntad, descuidando ciertas cosas. Entonces pensamos en crear nuestro propio sello para trabajar exclusivamente en nuestros proyectos, Doctor Divago y Los Radiadores.

Kepa Arbizu
Fotogafías: Josep Escuin