Fito & Fitipaldis: "Huyendo conmigo de Mí"

Hace ya bastante tiempo, afortunadamente todo sea dicho, que la propuesta de Fito & Fitipaldis fue abrazada definitivamente por el gran público. Miles de personas, aunque quizás sería más acertado hablar de cientos de miles, que han caído prendados por la cercanía, sencillez y acierto de las canciones que desde hace años viene facturando el señor Adolfo Cabrales, toda vez que dio por finiquitada su aventura al frente de Platero y Tú, la banda de rock, heredera directa del mejor rock urbano de facturación nacional, con la que otro buen puñado de gente le conocimos bastantes años más atrás. 

Desde entonces, más allá de un indudable éxito comercial y un buen puñado de discos tan notables como accesibles, a su figura le persigue la eterna lucha entre aquellos que le reprochan haber abandonado la facción más cañera de las seis cuerdas y aquellos otros que le apoyan en su decisión de deshacer las ataduras de la que fuera su banda madre, para comenzar a gestar composiciones que moviéndose claramente por otros derroteros son las que le han hecho estar en el momento de mayor éxito de una carrera a la que, a tenor de lo que personalmente conozco, me sigue pareciendo muy adecuado definir como sincera.

Porque si bien es cierto que no mentiré a nadie diciendo que hace tiempo que Fito no se encuentra dentro de mi “top five” de músicos nacionales favoritos, básicamente porque ya no me estimula como sí llegó a hacerlo antaño con sus tres primeros discos en solitario. Tampoco es menos cierto afirmar que todavía me recuerdo en aquel 1998, año en el que vio la luz su inicial y acústico A Puerta Cerrada, disfrutando de unas canciones que ya anunciaban un cambio de rumbo, no solamente musical también lírico, basado principalmente en una desnudez y sencillez alejada de la caña que marcaba la pauta de los álbumes de Platero en la que, en cierta medida y con matices, sigue sumergido. De ahí que personalmente no entienda bien ciertos ataques que se han producido contra su persona y su actual música. 

Desde entonces, como ya he dicho anteriormente, un gran éxito en lo que a público se refiere y un proceso de maduración de su propuesta junto a Fitipaldis, basada en la recuperación de unas coordenadas musicales de clara herencia cincuentera y sesentera, auspiciadas bajo la sabía batuta en la dirección artística del maestro Carlos Raya, fenomenal guitarrista y productor de renombre, especializado en los últimos tiempos en alumbrar trabajos “perfectos”, con todo lo bueno y malo que el término encierra, puesto que a la larga el oyente que no proviene de la radiofórmula acaba echando a faltar una mayor crudeza en el acabado de las canciones, y unas letras mucho más accesible al imaginario de casi cualquier españolito de a píe cuya edad oscile entre los veinte y los sesenta años. 

Bajo todas ésta premisas Fito & Fitipaldis nos entregan el sexto álbum de su discografía, Huyendo conmigo de Mí; un trabajo claramente continuista que persigue las coordenadas marcadas por sus últimas entregas, donde encontraremos la habitual carga de canciones adictivas e instantáneas representadas por Entre la Espada y la Pared, single de adelanto convertido desde primera hora en nuevo éxito, Lo que sobra de Mí y Lo que siempre quise Hacer, dos “rock´s” vacilones repletos de frescura, la “knopflerianaPájaros Disecados, Nos Ocupamos del Mar, la habitual versión de cada disco que en ésta ocasión recupera un clásico de Javier Krahe en su época de La Mandrágora, y entre otras las más guitarreras Nada de Nada, donde nos habla del tiempo de ladrones que nos ha tocado vivir, y Garabatos, así como la habitual carga instrumental de Umore Oira, que a la postre vuelven a dar como resultado otra obra notable a la que es casi imposible poner pega alguna. 

Con Huyendo conmigo de Mí Fito & Fitipaldis vuelven a hacer una apuesta rotunda al caballo ganador, con la particularidad de hacerlo después de haber jugado toda la partida con las cartas boca arriba, puesto que su estilo y propuesta son tan innegociables como reconocibles. Y es que una vez más, pese a redundar en esquemas, a mí me siguen pareciendo unos tipos tan creíbles como entrañables, que lejos de los grilletes y ataduras impuestos por gente estrecha de miras, hace tiempo decidieron hacer la música que les saliera de las narices, algo que por cierto se les da muy bien hacer. El éxito que les persigue, totalmente merecido, es su mejor aval. 

Por: Javier González/javi@elgiradiscos.com