La trayectoria del septeto liderado por el inestable Adam Duritz siempre ha sido un poco Guadiana. En más de 20 años tan sólo han grabado 7 discos de estudio. Tampoco han conseguido superar nunca el estigma de nacer con su obra cumbre, August And Everything After y un fulminante éxito como Mr. Jones. Yo no les he seguido en todos sus discos, pero siempre me ha resultado algo más que agradable reencontrarme con ellos. Pues bien, con este Somewhere Under Wonderland (Capitol / Universal), la satisfacción es aún mayor. Sin duda estamos ante su mejor álbum tras ese estupendo debut.
Adam y sus muchachos se han vuelto a tomar las cosas con calma y han pasado ya 6 años desde su anterior y también correcto disco, Saturday Nights & Sunday Mornings. Se nota en los magníficos resultados. El inicio no podía ser más completo y definitivo. Palisades Park es un épico single al estilo de los años 70 en los que estos artefactos podían durar 8 minutos como sucedía con el Hurricane de Dylan o el Hotel California de los Eagles. Cualquier fan de Bruce Springsteen hasta el The River debiera caer rendido ante esta canción pues recuerda a esas elegías que el Boss solía practicar por aquel entonces. Comienza con una sensacional trompeta y piano noctámbulos. Continúa con magníficos cambios de registro, más teclas con pasión y hasta un glockenspiel de otro de los muchos invitados a engrandecer este trabajo. La historia sobre las huídas de un par de adolescentes tiene mucha tela que cortar y más toques
Bruce, y el vídeo del tema es también pasada. Vamos uno de esos temas e historias que valen ya por todo un disco.
Pero es que Palisades Park no está ni mucho menos sola. En Earthquake driver nos recuerdan a los Graham Parker & The Rumour del The Up Scalator y tiene unos guapas arañazos con la guitarra. Guitarras que suenan aún más salvajes y cercanas al Neil Young que toca junto a los Crazy Horse, en cortes como Scarecrow o Dislocation. En God of ocean tides suenan acústicos y entrañables como las mejores baladas de Kansas o las perlas desenchufadas de John Mellencamp. En otro posible y rockero single como Elvis went to Hollywood tenemos también de todo. Un tema con propulsión a chorro merced a unas guitarras con variados registros, un par de órganos (Vox Continental y Hammond B3) que abrasa por momentos y una historia que nos hace viajar al Hollywood de Victor Frankenstein y nos recuerda a Alex
Chilton. El hombre de los teclados, de vital importancia en el sonido de la banda, Charles Gillingham, se vuelve a salir, con el piano en este caso, en la rítmica Cover up the sun. También lo hace David Immerglick con la mandolina y tenemos un buen duelo de acústicas y unos juegos vocales estupendos también con aires country-rock. El final es otra preciosidad, muy Springsteen, titulada Possibility days que se inicia con una historia, voz y piano muy épicos, como sucedía con el primer Boss. ¡Genial!
De propina tenemos dos buenas demos de Earthquake driver y Scarecrow solo con su voz y su acústica que superan claramente la prueba del algodón o de la desnudez. Vamos que son brillantes canciones como casi la práctica totalidad del trabajo.
Todo este magnífico conjunto musical y de letras tenía que tener una gran presentación y esa es la guinda al estupendo disco. Un digipack con ilustraciones espaciales y un genial libreto de 24 páginas con todas las estupendas historias, en forma de novela o relato cortos, impresas y con unos magníficos dibujos en referencia a cada una de ellas. Estoy seguro que no van a alcanzar ya la popularidad que obtuvieron con su estupendo debut, pero eso no será debido a la calidad del trabajo. ¡Debiera marcar un antes y un después en su carrera pues es un disco realmente magnífico!
Txema Mañeru