La madurez musical es como un plato de sopa ardiendo: después de años soplando la cuchara, uno se da cuenta que lo que más le gusta es probarla humeando. Algo así le ha pasado a Sara Iñiguez –líder de Rubia- con su tercer disco, Barman. 11 canciones en las que se intuye que Iñiguez se ha quemado y aliviado a partes iguales durante los últimos años para ofrecer al público un trabajo muy cuidado y repleto de buenas melodías.
La omnipresente influencia de los años 60 y 70 en la vida de Rubia han provocado un álbum en el que la tendencia classy es la nota predominante. Por eso, al escucharlo uno se traslada a las citadas décadas y se da cuenta de que Iñiguez es una artista de otro tiempo y otro lugar con extraordinarias cualidades para componer. Cada canción, es una película en la que prima interpretar una historia conmovedora y real. Y el inglés –una novedad en la carrera discográfica de la vizcaína tras dos discos en castellano- aporta una especial contundencia a cortes como Rain, Like before, City of angels o Time will be my doctor.
Las referencias que se pasean por la cabeza al escuchar el disco van de Carole King a Judee Sill, pasando por American Spring, Brian Wilson, o Stephen Stills. La evolución de la voz de Iñiguez es otro aspecto a recalcar. La festividad de la que hacía gala en sus primeros trabajos ha ido desapareciendo para dejar paso a una voz adulta y, cada vez, más seductora.
La temática de las composiciones recorre sentimientos universales y cotidianos como la amistad, la fraternidad o el amor. La venda de sensatez y melancolía con la que está envuelto el disco induce a la posibilidad de aceptar que al pasado se le puede mirar con cariño aunque todavía duela.
La producción del LP es elegante y utiliza recursos que funcionan. No hay solos exhibicionistas – únicamente inyectan algo de tiempo para que la voz de Sara descanse-, las melodías de las canciones se tararean desde la primera escucha y las estructuras instrumentales son como un buen maquillaje: potencia los elementos con los que trabaja, no los eclipsa.
El partenaire de Rubia en la producción de este tercer disco es el argentino Mauro Mietta; un viejo conocido del circuito musical nacional por haber formado parte de las bandas de directo de Deluxe, Ariel Rot, Tequila, Gran Cañón o Coque Malla (a quien también produjo en La hora de los gigantes). Entre los músicos que han participado en el disco están Chema Moreno, Jokin Salaverría, Julian Kanevsky, Rubén Pozo y Patxi Urchegui.
Barman es uno de esos discos de fondo de discoteca. Un trabajo contemporáneo en el que se pone de manifiesto que cantarle a la memoria con distinción resulta más efectivo que hacerlo en clave lastimera.
Por: Mary Purple.