“Los corazones no se rompen; se prestan y se recuperan”
Dice Pachi García que no le gusta mirar atrás. Que el artista no debe mirar atrás. Las canciones están en el presente, quizá en el futuro; nunca en el pasado. Aun así, para su nuevo trabajo, Recopilación de excesos emocionales, ha querido rescatar algunas de sus ‘pequeñas’ e insuflarles nueva vida escoltado por renombrados compañeros de viaje. Iván Ferreiro, Cristina Lliso, Zahara o la gente de Supersubmarina, entre otros, se compinchan con el músico baezano en busca de una nueva piel para la vieja ceremonia, que diría Cohen. Pero esa es sólo la primera parte de sus ‘excesos’. A las reinvenciones de las hijas predilectas de Alis le sigue un nuevo cancionero de este cantautor que nunca sonó a cantautor. No, al menos, a lo que representa un cantautor en el imaginario colectivo.
Dice Pachi García que no le gusta mirar atrás. Que el artista no debe mirar atrás. Las canciones están en el presente, quizá en el futuro; nunca en el pasado. Aun así, para su nuevo trabajo, Recopilación de excesos emocionales, ha querido rescatar algunas de sus ‘pequeñas’ e insuflarles nueva vida escoltado por renombrados compañeros de viaje. Iván Ferreiro, Cristina Lliso, Zahara o la gente de Supersubmarina, entre otros, se compinchan con el músico baezano en busca de una nueva piel para la vieja ceremonia, que diría Cohen. Pero esa es sólo la primera parte de sus ‘excesos’. A las reinvenciones de las hijas predilectas de Alis le sigue un nuevo cancionero de este cantautor que nunca sonó a cantautor. No, al menos, a lo que representa un cantautor en el imaginario colectivo.
No sé si eso de
“exceso emocional” es algo positivo o negativo. Me lo tendrás que aclarar.
Pachi: Para mí las canciones son excesos de emoción, emociones que sobran, de más,
que nos desbordan, algunas positivas y otras negativas. Se expulsan a través de
ellas y quedan ahí fuera, donde la gente las pueda reír o llorar.
¿Y en Alis puede más
lo emocional o lo sentimental? ¿O ambos conceptos se mezclan?
Pachi: Lo emocional puede ser
sentimiento en forma de tristeza, alegría, temor, empatía, pasividad. Todo se
puede intercalar y mezclar los colores como en una paleta de pintor. El tema es
que salga el color que estás buscando y tenga el contenido que quieres expresar
con melodía y texto.
¿Qué va mejor para escribir: un corazón roto o una depresión?
Pachi: Los corazones no se rompen, se
prestan y se recuperan, la depresión no inspira más que el intento de recuperar
la calma y la felicidad, que, como dice Punset, es la ausencia del miedo.
¿Algo como lo que le ha sucedido a Robin Williams debería hacernos
reflexionar sobre nuestras prioridades? Si alguien que ha tenido todo con lo
que los simples mortales sueñan -fama, dinero a espuertas, poder- cae en el
pozo más negro y profundo, ¿hacia dónde deberían apuntar
nuestras aspiraciones entonces?
Pachi: La fama no hace a la gente tonta,
la descubre. Lo que quiero decir con esto es que uno es como es desde el
principio hasta el final y la fama no te va a hacer mejor ni peor persona, pero
sí lo va a hacer visible. Si se suicida un personaje público, se va a enterar
el mundo entero, si eres un desconocido pasas desapercibido. Pero los problemas
que han tenido ambos, el famoso y el anónimo, son prácticamente los mismos.
Eres un cantautor que suena contundente, eléctrico a veces. Muy alejado
de la imagen típica del trovador guitarra en ristre. ¿Eres cantautor por
accidente? ¿O un ‘control freak’, que dirían los gringos?
Pachi: Como diría Josele Santiago soy más
un cantautista, bilingüe sonoramente
hablando, pero cantautista.
Un productor que deja que otro productor meta mano en sus canciones.
¿Te cuesta o lo agradeces?
Pachi: Con Suso Saiz, que es con el
único que he trabajado mis últimos discos, ningún reparo. Al contrario, lo
agradezco. Más que meter mano a las canciones lo hace a mis pensamientos, me
ayuda a desechar prejuicios y me hace crecer como músico y como persona.
¿Eres más indeciso respecto al material propio que al ajeno?
Pachi: Sí, siempre me costó más verlo
claro en mis canciones que en las de otros, aunque lo voy superando.
¿Regrabar viejos temas acompañado de cómplices de postín es una manera
de intentar darles una nueva oportunidad? ¿Es difícil dejar escapar las viejas
canciones? Asumir que, quizá, esa canción que crees que todo el mundo debería
escuchar, no va a tener la repercusión que querías…
Pachi: Tienes razón, quizá no hay que
mirar hacia atrás nunca, a veces no sé por qué lo hago. No es el terreno donde
mis ideas musicales se mueven. Quizá ha sido más por plasmar las versiones que
hacíamos en directo de esos temas, que por hacer una recopilación y buscar un
impacto. Si hubiera sido así no hubiera incluido un disco nuevo en el doble
álbum y me hubiera centrado en la recopilación. Me costó convencer a mi entorno
y a la compañía de hacerlo así. Si hubiera dejado sólo la parte de recopilación
hubiera sido un fraude para los seguidores y una traición a mi cabeza.
Dicen que estos nuevos tiempos son ideales para los músicos. Ya sabes,
mucha promoción gratis en internet. Aunque, en tu caso, ironías aparte, es
posible que salir de Baeza al mundo, hace 15 o 20 años fuera pura quimera…
Pachi: Musicalmente hablando siempre lo
tuve fácil. Con 17 años ya tenía una banda con la que firmamos con Polygram
(Universal). Bueno, yo no firmé, firmó mi padre porque yo era menor de edad. Salir
de cualquier pueblo o ciudad no depende de la situación geográfica, depende de
lo que te propongas y de tu intención. Si es clara desde un principio te ayudará
a no dar palos de ciego y a elegir con firmeza.
¿En España tratamos bien a nuestros músicos? Pienso en dos de tus
invitados, Cristina Lliso e Iván Ferreiro. ¿Tienen el estatus que merecen?
Pachi: Cada uno está donde quiere estar
y ambos son grandísimos artistas.
En una entrevista de hace un par de años, creo que tras el lanzamiento
de Material de disección, te
replanteabas en cierta forma tu carrera. Hablabas de dedicar más tiempo a tu
labor de productor, a lo que te da de comer, y menos a los proyectos
personales. ¿La meta, el objetivo, es vivir únicamente de tus propias
canciones?
Pachi: La meta es vivir haciendo
trabajos que me gusten, ya sean para mí o para otros artistas.
Y no creas que esto es un giro perverso a la pregunta anterior, pero
eres de los que afirman que no escribe canciones pensando en el público. ¿Esto
es así? Porque, en el fondo, todos queremos que nos quieran…
Pachi: Quizá en algún disco lo hice, pero
también quizá es el que menos me guste o casi no interprete. No voy a dar
títulos, aun así el público me regala tal cariño que no podré corresponder con
ninguna canción.
¿O quizá escribir o no en función de lo que uno crea que el público
quiere tiene relación con los éxitos previos? Me explico: acabas de dar un
pelotazo, has saboreado las mieles del éxito y te aterra no repetir…
Pachi: Eso son palabras mayores, no
quisiera estar en el pellejo de quienes tienen que dar de comer a familias
enteras: manager, compañía, técnicos, etcétera. Debe de ser duro en su
situación plantearse arriesgar lo más mínimo en sus composiciones o en su
manera de actuar. Cada papel tiene su dificultad, ya seas actor principal o
secundario, es así.
¿Cuáles son los peligros de que la música, ser músico, se haya convertido en un hobby en este país?
Pachi: Cada uno puede tener el hobby que
le apetezca y con el cual disfrute de su tiempo libre, somos libres y es uno de
nuestros principales valores. El problema no está en el que ofrece, sino en el
que toma.
Una especie de reto filosófico para terminar. Aquel programa rezaba en
su sintonía: “Todo está en los libros”. ¿Y en las canciones? ¿Qué hay en las
canciones?
Pachi: Emociones.
Por: Enrique Campos