¡Bienvenida a los redentores de las almas heavy más clásicas! 6 años habían transcurrido ya desde el irregular y por momentos aburrido Nostradamus. Quedaba claro que los de Birmingham no iban a poder hacer un disco como esos clásicos que son British Steel, Sad Wings Of Destiny o Stained Class. También era difícil que pudieran alcanzar las cotas de su último gran disco, el “Painkiller” del ya lejano 1990. Pero a pesar de no haber alcanzado estos hitos ya inigualables de nuevo para ellos, han hecho un disco con sabor añejo y clásico que gustará bastante a sus fans. Además el gran Rob Halford sigue en la formación y eso es otro indudable punto a favor. Al mismo tiempo es una pequeña pena pues está claro que ya no puede alcanzar los tonos agudos y esas subidas que protagonizaba antaño. Tiene que conformarse con tonos más bajos y graves que en algunos momentos van bien para remarcar el toque épico de algunos de
los temas.
A las guitarras cumplen más que de sobra tanto Glenn Tipton como Richie Faulkner. Otra de las cosas que más nos gusta es la fantástica presentación del trabajo que viene en su Deluxe Edition en formato de disco-libro de tapas duras y brillantes. Dentro un total de 38 páginas con todas las letras, algunas guapas fotografías y un montón de excepcionales ilustraciones que te atraen desde la gran portada. Además esta edición cuenta también con un segundo compacto en el que añaden 5 interesantes temas más a la hora de duración del disco original.
El disco comienza bastante bien con los truenos de Dragonaught con sus duras y características guitarras. Para el primer y homónimo single Halford muta su voz y logra un estribillo muy pegadizo muy bien ribeteado por las dos guitarras. Halls of Valhalla suena con potencia, pero me gustan más aún los excelentes punteos de March of the damned, otro tema que va para single si no ha
salido ya como tal. También es un tema de los mejores Down in flames con mucha garra y con estupendas y épicas guitarras de gran intensidad.
Otros temas son más irregulares y recuerdan demasiado a bandas clásicas como Black Sabbath o Iron Maiden y, por supuesto, a sus propios discos. Los últimos buenos momentos son los excelsos punteos de Metalizer y el final con la buena balada Beginning of the end, aunque de nuevo echemos de menos esos agudos que tenía antes Rob Halford.
Entre los temas del disco extra destaca de entrada la inicial Snakebite con su pegadizo estribillo y los buenos punteos marcadamente agudos en bastantes momentos. También tiene su gancho la oscura Creatures o ese estribillo de Bring it on. En resumidas cuentas, sin ser una de sus obras clave sí que será un buen entretenimiento para sus seguidores y una buena en caso de que no graben más discos.
Txema Mañeru