Cuando mi amigo Kepa me sugirió hacer un artículo sobre John Fogerty, con motivo de su esperado concierto el próximo 5 de julio en Ávila, lo primero que pensé es: ¿Cómo lo hago para que no se note que se me cae la baba? Cuando uno escribe se supone que tiene que ser objetivo y no caer en el despropósito. Después de darle muchas vueltas comprendí el absurdo de mis dudas: Creedence Clearwater Revival es uno de los cinco mejores grupos de la historia del rock. Vale que están Beatles, Stones, Zeppelín, Who, Kinks, Beach Boys, Doors, Pink Floyd, Queen... y así hasta una lista interminable, pero hay grupos que pasan a otra categoría, que con los años permanecen, que mantienen el paso del tiempo con frescura y magia, más allá de modas e imposiciones. Los Creedence encabezan esa lista.
Podríamos hacer una breve historia del grupo y su discografía (sacaron 6 discos en tres años, con un total de 64 canciones); de los años setenta y la repercusión mundial que tuvieron o la importancia que han tenido generación tras generación. Hablar hoy de los Creedence le puede situar a uno en la prehistoria, pero reconforta saber que hay por ahí jóvenes que los incluyen en sus ipods (reconozco que algo he ayudado al abrasar a mi hijo y sus amiguitos, aunque siempre son los niños los que piden...) y que acudirán, al igual que gente desde los 20 años hasta las edades más longevas, a Hoyos del Espino a escuchar a John Fogerty en su segunda visita a España, y cuya historia personal sí que merece un repasito.
En la industria musical, el talento a veces no viene acompañado de reconocimiento. Y si alguien personifica este concepto es él. Cuesta verle en los grandes ránkings de las revistas más prestigiosas, año tras año, ya sea como compositor, como Creedence o guitarrista en posiciones que no le corresponden. La gran pregunta es: ¿Está Fogerty, como autor, a la altura de Lennon/McCartney, Dylan, Brian Wilson o Jagger/Richards?. ¿Por qué canciones tan personales y atemporales figuran en puestos tan lejanos a la perfección? Por suerte nos queda el “imaginario colectivo”, aquél que deja constancia de lo que nos va dejando el paso de los años, en este caso canciones que nos acompañarán hasta el final de nuestras vidas, cuando las hagamos sonar en nuestros entierros (conozco a más de uno con banda sonora para tan señalado día, yo incluido).
Cuesta creer que Fogerty estuvo décadas sin tocar sus preciadas canciones por los ya conocidos líos con la Fantasy y su presidente Saul Zaentz, posiblemente uno de los casos más escandalosos de estafa hacia unos derechos de autor (Fogerty no poseía los derechos de sus canciones). Para ello es bueno remontarse a ese fantástico verano, en julio de 2009, cuando por fin pudimos ver y oír ese puñado de míticos temas siempre soñados. Su primera visita aún hoy se comenta en nuestro país. Supuso la liberación para el creador, ya que podía tocar “a sus retoños” con total libertad y saldar esa deuda con sus admiradores. Y viendo algunos vídeos y los set-list de la gira que viene haciendo ayer mismo, en junio de 2014, nos podemos hacer una idea del poderío de su estado y de la brillantez de su repertorio: Hey Tonight, Green River, Lodi, Born on the Bayou, Hot Rod Heart, Southern Streamline, Suzie Q, Midnight Special, Mystic Highway, Long As I Can See The Light, Have You Ever Seen The Rain, New Orleans, Keep on Chooglin', Down on the Corner, Centerfield, Up Around The Bend, Old Man Down The Road, Fortunate Son, Bad Moon Rising, Proud Mary, Cotton Fields.
Cuando aún no nos hemos repuesto del ya legendario concierto de los Stones en el Bernabéu, una semana después tenemos la oportunidad de seguir alimentando nuestras almas musicales. Mientras que ver a los Rolling supone una actitud y experiencia inigualables, acudir a la cita con Fogerty se convierte en casi una necesidad. Si aún no te has decidido, es bueno y aconsejable saber que como telonero estará el gran Rosendo, ganando por goleada al fiasco que nos supuso a los “stonianos” ver a Leiva ¿calentando? el ambiente como aperitivo de “Sus Satánicas Majestades”.
Oky Aguirre