“El disco es muy variado musicalmente pero bastante homogéneo conceptualmente en cuanto a mi visión del mundo”
Frankenstein es el nuevo disco de El Sobrino del Diablo, pseudónimo musical del catalán Juan Gómez y que a base de mezclar casi cualquier tipo de estilo sonoro construye una mirada crítica y ácida sobre la realidad que vivimos/soportamos. Un “showman” en el sentido estricto de la palabra que ha dado forma a un trabajo tan extenso como ambicioso y que no había otra salida para descifrar lo que se esconde en él que hacerlo por medio del propio interesado.
“Frankenstein” es el nombre de tu nuevo disco. Al igual que el personaje de Shelley, este trabajo está hecho de retazos, ya sean estilísticos, temáticos, en cuanto a colaboraciones y hasta en los lugares en los que has grabado. ¿Ha sido difícil darle forma definitiva a la “criatura”?
Juan: Ha sido un proceso largo (todo el invierno 2013/2014) pero muy divertido y satisfactorio porque aunque he grabado en siete estudios diferentes para un total de 21 tracks, ha habido mucha fluidez y entendimiento con todos los músicos y técnicos de sonido implicados. La criatura que ha salido es mi mejor disco hasta la fecha, o al menos es la sensación que tengo ahora mismo y que me confirman por email los seguidores que ya lo tienen (he vendido más de cien ejemplares en los conciertos de estas primeras tres semanas de disco nuevo).
A pesar de esa variedad en cuanto a estilos musicales que utilizas, me da la sensación de que el blues es un poco la base de todo, o por lo menos uno de los ingredientes esenciales, no sé si estoy en lo cierto...
Juan: Tienes buen ojo clínico. El blues clásico y del Delta es la música en que me formé, cuando empezaba allá por los 90. Siempre he tenido un poso de blues como cantante y guitarrista pero es cierto que este es el disco en que deliberadamente he utilizado más el género. Ha ayudado tener participando a tres músicos muy brillantes en este campo, como son el armonicista Txus Blues, el guitarrista Jose Bluefingers y el pianista David Boogie Giorcelli.
Tus letras abarcan desde lo más cotidiano o costumbrista hasta reflexiones mucho más generales y profundas. ¿Trabajas con esa máxima de “desde lo local hacia lo universal”?
Juan: Y viceversa. Creo que se puede describir globalmente el mundo a partir de lo pequeño y también aplicar una visión general ideológica y de pensamiento sobre los hechos que observas y sacar conclusiones. Yo hablo de todo menos de amor y desamor en mis letras, porque ya se ha hecho demasiado y mal. La amplitud de perspectivas y temáticas enriquece lo que puedas hacer como letrista. Y yo fui escritor antes que músico.
Hay una temática común en varias de las canciones de este disco respecto a la parcialidad de la historia y la necesidad de no creer a pies juntillas sobre lo que nos cuentan. A pesar de que reflexionas sobre ello desde perspectivas diferentes, como en “El Drac i Sant Jordi”, “El Holocausto no existe (son los padres)” o “Brazadas contra corriente”, en todas ellas parece que la idea que hay detrás es en esencia la misma.
Juan: Me encanta que hayas visto esos puntos en común porque son deliberados. El disco es muy variado musicalmente pero bastante homogéneo conceptualmente en cuanto a mi visión del mundo, por eso hay temas que se repiten. Necesitaba decir lo que pienso de esas cosas y demostrar una perspectiva sincrónica y diacrónica a la vez. Es decir, que los errores que se cometen hoy día en lo político y lo social ya se han cometido en otros momentos de la historia: el ser humano no aprende ni a hostias, al parecer.
Las corbatas aparecen en diferentes ocasiones en este disco, sobre todo en un tema con ese mismo título en el que haces un repaso por personas que utilizan esa prenda. ¿Vivimos en sociedades demasiado “encorbatadas”?
Juan: Vivimos en sociedades muy inmovilistas y conformistas en general y ello además es propiciado y facilitado por los poderes fácticos, a quien conviene que la gente no piense por si sola ni se mueva demasiado. Y casualmente la mayoría de gente que nos dirige y/o oprime, visten corbata: ejecutivos, políticos, banqueros…
Suele ser habitual que realices versiones de temas clásicos, en este caso has adaptado el “Otherside” de Red Hot Chili Peppers convirtiéndolo en “Té con pastas”. ¿Cómo tomas la decisión, tanto de esta en concreta como en general, a la hora de elegir una canción: por simple gusto, porque encaja en tu estilo, por la facilidad a la hora de adaptarla...?
Juan: Antes que músico soy fan de la música y a veces envidio la capacidad de otros de hacer tal o cual melodía, riff o solo de guitarra. En el caso de “Otherside” me parece una canción memorable musicalmente pero con una letra en inglés no especialmente significativa, así que animé a ponerle una yo, en concreto una satírica pero a la vez reivindicativa sobre el tema del choque cultural y de la diáspora de buenos profesionales hacia otros países a trabajar de cualquier cosa porque en España no hay lugar para ellos.
En la segunda parte del disco, “The return of Frankenstein”, se observa un tono más conceptual, basado sobre todo en el propio mundo del rock visto desde dentro. No sé si hay una intención premeditada en reflexionar sobre ello, tanto desde tu propia condición como de las actitudes que observas a tu alrededor.
Juan: El mundo del rock se ha convertido en un ámbito tan dependiente de la publicidad, del dinero, de la imagen y de las multinacionales que se merece que de vez en cuando alguien le dé un rapapolvo. Yo intento aportar mi pequeño grano de arena en sentido autocrítico y también desmitificando el Tin Pan Alley. Reivindico la música como un oficio, no como un estrellato.
Desde siempre en tus composiciones hay una clara, y a veces muy directa, crítica a los poderosos y en definitiva al propio sistema. ¿Notas una mayor cercanía o que son mejor recibidas este tipo de canciones en estos tiempos que corren en los que parece haber una mayor movilización en ese sentido?
Juan: Desde que escribo letras siempre he tenido en el punto de mira a los poderosos, a los gobernantes y a la injusticia en general. Siempre lo he hecho usando el humor y la ironía, tratando de no caer en el panfleto. Lo curioso es que ahora parece que más gente entiende la parte seria de lo que quiero decir. Tal vez es que los de arriba llevan tanto tiempo haciéndolo cada vez peor que el ciudadano de a pie se empieza a cansar y le apetece reírse un poco del poderoso y poner en duda su ética .
Una de tus grandes influencias es Frank Zappa, al que casi siempre homenajeas de una manera u otra. Esa admiración supongo que es tanto por sus falta de prejuicios estilísticos como a su mirada irónica sobre la realidad, ambas cualidades que tiene tu música.
Juan: Zappa era un musicazo y yo no pretendo llegarle ni a la suela de los zapatos como guitarrista o compositor. Pero su espíritu iconoclasta y su sentido del humor es una continua fuente de inspiración para mí y trato de seguir en ese camino como letrista y showman.
También ejerces en ocasiones de monologuista, ¿es una disciplina que diferencias de tu faceta de realizador de canciones o se retroalimentan?
Juan: Soy un caso extraño de fusión de ambas disciplinas. Mis monólogos complementan mis canciones y viceversa. Pero es mi manera de hacer las cosas. Tengo alma de artista de varietés (risas). Varietés rockeras pero varietés al fin y al cabo. Eso me abre tres tipos de público: el del humor, el de la música y el del teatro, porque al fin y al cabo mis monólogos son realmente más teatrales que de Stand Up Comedy.
Además también has escrito libros sobre, cómo no, Frank Zappa o Thin Lizzy. Se dan cita en tu persona las dos facetas, la de fan y la de músico, algo que dicho de paso no es tan habitual como pudiera parecer en muchos músicos...
Juan: El músico debe escuchar mucha música antes de atreverse a hacer algo ¿No? Yo trato de informarme y de formarme. Soy aprendiz de todo y maestro de nada. Y eso se refleja en mis discos y mis directos, supongo. Por otro lado el músico debe ser consciente de que vive de la música gracias a que tiene fans, así que no está de más acordarse de ellos y recordar que uno también es fan al fin y al cabo. ¡Zappa, Phil Lynnott, Rory Gallagher, Ian Anderson, Loudon Wainwgright III o Ray Davies son en parte culpables de que me dedique a esto, así que cómo no declararme fan suyo!
Kepa Arbizu