Cualquiera que observe la historia del rock and roll patrio se dará cuenta de que el nombre de Loquillo ostenta por derecho propio uno de los puestos fundamentales dentro del escalafón. Y es que la figura del músico catalán se convirtió hace años y por muchos motivos en fundamental dentro de nuestra música.
La suya es una carrera que por concepto va mucho más allá de un buen puñado de grandes canciones, que por supuesto las tiene, y la pertenencia a una generación mítica dentro de nuestro panorama, la de los ochenta, aquella que ya empieza a quedar muy atrás y de la que él no reniega, pero de la que está cada vez más alejado como demuestra su inquietud por promover nuevos proyectos, libros y discos principalmente, e ideas que nos hablan de un artista en constante movimiento, casi de un hombre de espíritu renacentista.
Prueba de ello es la publicación de un nuevo trabajo en directo, El Creyente, el tercero en nueve años, perfecta plasmación de lo que es hoy en día un músico que sin renunciar a un pasado grandioso tiene muy presente que la gloria habita en luchar hasta la extenuación el día a día.
Una encomiable actitud, convertida en forma de vida, que sin lugar a dudas es lo que más admiramos de él, a la que suma un estilo innegable y un don innato para disparar titulares que hacen de las entrevistas con Loquillo un auténtico disfrute; casi, casi tanto como el de escuchar sus canciones, de ayer, hoy y siempre, esas mismas que hace tiempo le convirtieron en uno de nuestros artistas favoritos.
Hace unos días se publicó “El Creyente”, tu nuevo disco en directo, el tercero en nueve años después de la edición de “Hermanos de Sangre” y “En Madrid”, y que nace al abrigo de todo lo bueno que rodeó a la edición de “La Nave de los Locos”. ¿Qué pretendías reflejar con la grabación del mismo?
Loquillo: Yo creo que éste es un trabajo que abre una nueva etapa cuando normalmente los discos en directo las cierran. Creía que tenía dos cosas por resolver en poco tiempo. De un lado quería tener un documento de toda mi trayectoria junto a Gabriel Sopeña puesto que el proyecto de poesía contemporánea tiene ya veinte años, y no había nada en directo por eso se hizo “Loquillo en Madrid”. Por otro lado tenía que poner al día lo que somos actualmente. Es el primer disco que publico en directo en solitario, los anteriores se habían publicado con Los Trogloditas. Este es un álbum mío y refleja lo que soy. Contiene cuatro conceptos distintos: Un lado contemporáneo, otro de rock total; uno de éxitos y un último que investiga el country y el rock americano. Tiene un lado anglosajón, su vertiente americana y otra española. Exactamente lo que soy. Ahora Loquillo se transforma en un concepto musical en el que tienen cabida todos los colaboradores con los que he trabajado a lo largo de todos estos años; y que tienen en común conmigo que son unos “outsiders” que solamente podríamos congeniar en una banda como ésta.
En el mismo haces un repaso por algunas de las grandes canciones de toda tu trayectoria, convirtiendo a “El Creyente” en todo un testamento sonoro en vida.
Loquillo: Es algo que hay que tener muy claro. Los anteriores discos representaban épocas o momentos, e incluían las canciones más urgentes de aquel momento. Aquí están las canciones que reflejan al artista. Siempre he procurado que los discos en directo fueron diferentes unos a otros y que mostrasen el momento. “Hermanos de Sangre” representa el final de Los Trogloditas. Fue su testamento. “Compañeros de Viaje” era un homenaje a toda una generación. Y “A por Ellos…” es el reflejo de una banda que estaba viviendo su mejor momento. Era necesario un disco que sirviera de testimonio a Loquillo después de siete años de andadura en solitario y sumando el bagaje de otros proyectos anteriores. Además “El Creyente” es un punto de inicio porque a partir de ahora las cosas funcionarán de otra manera.
A la hora de enfrentarse al mismo, uno tiene la sensación de que incluye un montón de guiños que en un futuro acabarán por formar parte de la historia del rock español.
Loquillo: Siempre he andado detrás de un concepto. A mí cuando me preguntan “¿Tú qué haces?”. Respondo, “Yo rock español”. Punto. No busques otras cosas. Cuando empecé a cantar en el cabaret Tabú de las Ramblas no cantaba en inglés. Lo hacía con canciones de Los Sirex y Los Salvajes, esa es mi escuela. Yo considero que lo que hago es rock español, no hay que buscar otras etiquetas. Por otro lado es la primera vez que un artista de cincuenta y tres años consigue estar vivo en el sentido de no ser una imagen del pasado. Y ante la invasión de “aquelarres ochenteros” que estamos sufriendo, no hay nada mejor que presentar un proyecto nuevo. Los que caigan en esos aquelarres no van a poder salir.
Los días previos a la grabación debieron ser muy emocionantes al saber que habria un público formado por gente venida de todas las regiones del país, dejando a muchos otros con la miel en los labios por no ir, y en un marco único como Granada, un lugar clave en la música contemporánea estatal de los últimos años.
Loquillo: El hecho de ir a Granada saliendo del círculo Barcelona-Madrid es todo un punto. Ya había grabado en ambos sitios y también en Barakaldo ahora nos tocaba el sur. Y a lo mejor dentro de nueve años grabo en Salamanca. Es mi concepto. No creo que el fan del rock español sea mejor en un sitio que en otro. Uno debe ir donde están sus seguidores y creo que una fiesta de éste calibre se la debíamos a Andalucía. El trato fue acojonante. Fue muy bueno que se llenaran los restaurantes y los hoteles. Que no fuera solamente un show de rock sino que fuera más allá, saliendo beneficiado todo el mundo. Me fui por la mañana a La Alhambra y pensé que estaba en un concierto mío (Risas). Tuve que pedir por favor a la gente que se olvidaran que estaba allí porque de lo contrario no iba a ver una mierda. Toda la gente que vino de todos los lugares… Argentina, Uruguay. Estos momentos como el del otro día en Londres, donde tocamos por primera vez, son impresionantes.
Continuando con los hitos, cualquiera que acuda a tus conciertos verá a una banda multidisciplinar que recoge varias generaciones de músicos nacionales y que en su seno cuenta con leyendas vivas. ¿Cómo se consigue montar semejante equipazo para ponerlo a tu servicio?
Loquillo: Sé gestionar los talentos. No sé solfeo ni sé tocar la guitarra ni el piano. No tengo ni puta idea. Pero sé gestionar el talento. A eso no me gana nadie. Una banda se mide por la calidad del peor. Y yo soy el peor musicalmente de todos ellos. Ese es el tema.
Y por si todo eso fuera poco para la grabación te pegas el lujo de invitar a Ariel Rot y Leiva, dos artistas lejanos en el tiempo pero a mi juicio claves en nuestro rock cada uno por distintos motivos. ¿Era una forma de sacarte la espina de la gira conjunta que hicisteis y no funcionó? ¿Por qué crees que ocurrió aquello?
Loquillo: No soy partidario de invitar en los discos en directo a gente. Básicamente porque acabas estando más pendiente de eso que de lo tuyo. Pero en el caso de Ariel y Leiva habíamos hecho una gira conjunta que nos dejó mal sabor de boca porque “Live Nation”, una empresa extranjera, tuvo la brillante idea de poner las entradas a cuarenta euros. Demostrando que no tenían ni idea del marcado nacional. Aquello fue algo que nos sentó muy mal. Se quedó el poso de que nos hubiera gustado dejar legado de aquella gira, y pensé que el mejor lugar para hacerlo sería el disco. Al final el tiempo me ha dado la razón porque Leiva ha hecho cuatro “Rivieras” y yo voy por la tercera. Entonces quién tenía razón y quién no. Era una buena forma de callar bocas. Nosotros hicimos el esfuerzo de lanzarnos tres artistas del rock español a la carretera para unir a la gente pero el comportamiento fuera de lugar de la empresa puso las cosas muy difíciles.
Y por último quizás el punto más importante de todo el directo, por fin nos encontramos a Loquillo en un concierto de rock fundiendo los tres personajes que más le gustan.
Loquillo: Creo que cuando haces las cosas debes tener noción de futuro y de lo que yo llamó la gloria. No de lo inmediato sino de lo que va a significar luego. Si haces las cosas así, llegarás lejos porque te adelantas. Cuando nosotros empezábamos con las giras de teatro decían que estábamos locos. Ahora todos los grupos de rock van a teatros. Yo no voy a teatros nada más que a hacer poesía. No a deconstruir mis canciones. Eso me parece de paletos y es tomar el pelo a la gente. Lo puedes hacer perfectamente en casa un día con las acústicas y los colegas, pero no venderlo como algo nuevo. Un espectáculo en un teatro está muy por encima de un auditorio de rock. Allí se hacen muchas cosas y hay que tener un respeto impresionante. La primera vez que me subí a un teatro pasé un miedo enorme. De verdad que haya gente que no ha ido a uno en su vida y que la primera vez que lo hace sea para hacer esto habla del respeto que tienen al mismo. Nuestras giras de teatros están pensadas con un repertorio específico. Seamos un poco serios, por favor. Lo único que pido es que se respete el ritual. No te lo puedes cargar. Poner una alfombra persa en medio y pensar que somos los Nirvana de MTV es muy patético. Haber estudiado un poco. En el año 95 nos ponían a caldo y ahora lo hacen todos. Con el tiempo el que se ríe soy yo.
Una de las cosas más llamativas de tu carrera es el hecho de que todas esas experiencias las pones al servicio de generaciones de rockeros distintas que entran en contacto a través del puente que tiende el Loco con pasado y futuro. Ahí están tus vínculos recientes con gente como Maga, Arizona Baby, The New Raemon, Love of Lesbian, The Right Ons o El Columpio Asesino. ¿Qué consejo sueles aportarles desde la experiencia?
Loquillo: Siempre trato de darles el mismo consejo. Creo que tanto en la música como en la vida hay dos cosas que no debes hacer: Matar al padre y no respetar al que estaba antes que tú. El artista o persona que en la vida se comporta así va directo a pegarse una hostia. Después cambiará, pero el golpe se lo pega seguro. Yo aprendí de los mayores, de las bandas de los sesenta, de los que estaban delante de mí y de aquellos que me dieron consejos. Ahora con los grupos más jóvenes trato de darles consejos para evitar que cometan las mismas cagadas que cometí.
Escuchando tus palabras uno entiendo aquello de “El Creyente”, puesto que vives firmemente y con pasión tu profesión.
Loquillo: Hombre cualquiera que haya leído “El Código de los Caballeros” o “El Bushido” sabe que ahí está el camino recto. Es mejor la gloria que el brillo instantáneo de una estrella en un momento concreto.
¿Por qué piensas que otros grandes rockeros de nuestro país no ponen el mismo empeño en lo que hacen que el que pones tú?
Loquillo: Porque no les gusta lo que hacen. Te lo digo muy en serio. Pienso que hay una gran cantidad de artistas que admiramos que no hacen nada porque son poco menos que unos gandules. Si tu oficio es la música debes estar siempre volcado en ella. Escribiendo, comiéndote el coco, haciendo preguntas, mejorando… Es tu oficio. Aquí ha habido épocas con gente que se tiraba un pedo y pensaban que eran geniales. Conmigo si un problema puede tener mi compañía discográfica es que saben que estaría haciendo discos cada seis meses. Ahora ha salido “El Creyente”, pero el próximo disco lo tengo planeado y me estoy aburriendo porque no puede ver la luz. (Risas)
Decía Bunbury hace muchos años en su libro “Diván” que Loquillo era como Bruce Springsteen porque “independientemente de lo que pasara con sus discos siempre le veías de gira”.
Loquillo: Coincido con Enrique en eso porque él también anda siempre así. Quizás a mí se me ve más porque soy más exagerado y arrebatado. Pero nos parecemos mucho porque lo que nadie puede negar es que Enrique es un trabajador. Personalmente me jode que en éste país haya muchos talentos que no sacan un disco en seis o siete años. Me quedo alucinado. De verdad les preguntaría, ¿si les gusta la música?, ¿si no sienten nada estando en su casa de puta madre?, ¿no les entran ganas de subir al escenario? Creo que todo en la vida debe tener un toque de pasión. Me río cuando alguien dice “Es que no me sale el libro”, ¿por qué no bajas de la nube y te das una vuelta por la calle? Creo que hay mucha gente que se metió en esto porque eran jóvenes y se ganaban la vida bien pero realmente no les gustaba. De otra forma no lo entiendo.
Más allá de las bandas que hemos citado un poco más arriba. ¿Cómo ves la posibilidad de que se produzca un cambio generacional en la música española?
Loquillo: Conozco bandas de todo tipo de estilos que no salen en ningún lado. Algunas viven en su “ghetto” y a otras los medios no las publicitan. La red tiene esas cosas positivas y negativas. Nosotros aparecimos en un momento en el que solamente había una fórmula para hacer ruido. Ahora todo se diluye. Es necesaria que emerja una banda de rock pero es complicado que tal y como nosotros entendemos la música. Hay mucha gente que hace buenas canciones y toca de puta madre pero nosotros éramos algo más que música. Éramos un sentido de la vida y una forma de entenderla. Creo que hay que buscar una banda de gente que no solamente quiera hacer buenos temas, sino que también quieran vivir la vida.
Aunque quizás la vida, tal y como está ahora mismo, esté más para sobrevivirla…
Loquillo: Soy una persona del siglo XX. No puedo venir aquí a salvar el mundo ni siquiera cambiarlo. Ya soy mayor. Pero si con todo lo que está ocurriendo no salen bandas de rock con capacidad crítica apaga y vámonos, pero no hablo de nada infantil ni panfletario para hacer eso vete a tu casa. Pediría algo de nivel con referencias al cine, teatro y literatura. Cuando se den todas esas circunstancias quizás se haga algo. Pero también te digo que en los últimos años han surgido un montón de artistas con mucha ignorancia algo que es acojonante. No sé si habrán leído un libro alguna vez. Para que ese cambio se dé debe haber muchos componentes, entre ellos el de la cultura que es fundamental, casi tanto como el racial que va implícito a ser una banda de rock.
Tengo entendido que tienes casi preparada la continuación de tu segunda novela, “Barcelona Ciudad”. ¿Qué puedes adelantarnos al respecto?
Loquillo: Cronológicamente hablando se queda en los ochenta, pero no como la gente cree. No voy a contar lo que hacía en aquella época. De eso solamente hay un capítulo será más que suficiente. Hablaré de pequeñas historias noveladas como en la anterior. Es muy divertido repasar las cosas tres décadas después de que hayan ocurrido. Es una buena fórmula para medir las cosas con distancia.
Y ya que nos ponemos en éste plan. ¿Del nuevo disco antes mencionado nos podrías comentar algo?
Loquillo: “La Nave de los Locos” era un disco hecho con Sabino Méndez y el próximo lo haré con Gabriel Sopeña. Un disco compuesto por canciones que datan de la época de después de “Balmoral” junto a él. Creo que va siendo hora de que haga un disco largo. Nunca he hecho un doble y hay material de sobra. Hay muchas ganas de meternos en el estudio creo que tengo la mejor banda que he tenido nunca, y los temas de Gabriel se adecuan muchísimo a ésta banda.
Antes de terminar me apetecía preguntarte por un par de cosas más. Hace unas semanas fallecía Junior, ex miembro de grupos fundamentales como Los Pekenikes y Los Brincos. ¿Qué opinión te merece el hecho de que dicha noticia la hayan hecho suya los carroñeros de la prensa rosa dándole un tratamiento totalmente injusto?
Loquillo: A mí lo que diga la prensa rosa me da bastante igual. Lo que me jode es la necrológica de Diego Manrique no entiendo porque no deja las cosas malas a un lado y habla de las buenas. Tiene la extraña manía de sacar las podredumbres de la gente y no hablar de sus aciertos. Me sabe mal porque es un hombre de rock.
Quizás lo que ha ocurrido con Junior sea solamente una muestra más de que nos sigue faltando mucha cultura de rock.
Loquillo: Me parece que eso forma parte de la falta de cultura de éste país. La gente compra los discos en el suelo. Ese es su nivel de respeto. Aquí un presidente del gobierno accede a las peticiones de Telefónica para que se forre en contra de los autores. ¿Qué puede cambiar esto? La educación a los ciudadanos. Pero creo que por ese camino tampoco hay mucho que rascar porque al estado no le interesa educar. No sea que a la gente le dé por pensar.
Si te digo que ésta entrevista la he preparado mientras de fondo sonaba “Noches de Rock and Roll” de Burning. ¿Qué me contestas?
Loquillo: Es uno de mis discos favoritos. Además hay una coincidencia grandiosa porque en la portada del disco se ve el edificio “Torre de Madrid”. Pues bien, la luz que aparece encendida en la portada es la del piso donde años después viviría seis meses de nuestra vida con Óscar Aibar. Es algo curioso. Una coincidencia acojonante. Uno de los grandes discos de Burning sin lugar a dudas. Burning y Ramoncín fueron los primeros en hacer rock urbano con letras reales después de la censura. Hay que reconocérselo a ambos.
Por: Javier González/javi@elgiradiscos.com