Cinco años después de su último paso por Madrid la mítica banda inglesa nos volvía a visitar, esta vez nada más y nada menos que para celebrar su 40 aniversario. El lugar, la bonita sala Shoko, registrando un lleno que demostraba el calado que siempre han tenido en nuestro país.
Los teloneros Tank, puntuales, tocaron alrededor de media hora y demostraron que hay relevo generacional garantizado, sonando contundentes y con buenas canciones.
Tras una corta espera los compases del instrumental Waltz in Black nos indicaba el inicio de una velada inolvidable que no defraudó a nadie. Comenzaron a todo tren, sorprendiendo con temas potentes que incluían La Folie y una temprana No More Heroes, uno de sus mayores himnos.
El bajista y karateca Jean Jacques Burnel demostró su estupenda forma física jugando constantemente con el bajo sin parar un solo momento e interpretando temazos como Was It You? Pero el que lleva el peso del grupo es Baz Warne, quien tuvo la complicada tarea de sustituir a Hugh Cornwell (fundador que abandonó la banda en el ya lejano 1990) pero que hizo unas muy dignas Golden Brown o la coreada Always the Sun.
La variedad musical es una constante en la trayectoria de los británicos, donde es fundamental la participación de Dave Greenfield, teclista que incluso tomó la voz cantante en Peasant in the Big Shitty, sonando entre lo oscuro y lo cómico.
Coquetearon incluso con la música disco en Thrown Away, donde se marcaron unos bailes que bordearon la parodia. Pero lo que la gente agradece es la parte más punk, así que Baz se remangó dejando ver sus tatoos y nos regaló hits como Peaches o Time To Die.
El concierto volvió a coger fuerza progresivamente, destacando un psicodélico solo del teclista en Walk on By, su particular versión de Dionne Warwick, o terminando con la energética Hanging Around y un tremendo solo de batería.
Hasta dos veces se vio obligado el grupo a salir de nuevo a escena. Primero deleitándonos con el cover de los Kinks All Day and All of the Nigth, bailada por la totalidad de los asistentes, a la que siguió la explosiva y brutal Tank.
Dos horas de directo en el que se respiró complicidad con el público y muy buen rollo, y que demostraron que después de cuarenta años a la contra The Stranglers siguen teniendo cuerda para rato.
Texto: Roboo y Jorge Bravo Crespo “El Gurú”
Fotos. Jorge Bravo Crespo “El Gurú”