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Niños Mutantes: “El Futuro”

A estas alturas de la película poco queda por escribir que no se haya escrito acerca de la carrera de Niños Mutantes. Dueños absolutos de una trayectoria de lo más respetable, labrada a base de muchos años de constancia que, contrariamente a lo que les suele ocurrir a la mayoría de los grupos, en los últimos años ha regalado al gran público algunos de los álbumes más interesantes de toda su discografía llegando a convertirles en uno de los grandes referentes del indie patrio.

Ahora vuelven y lo hacen con un nuevo disco bajo el brazo titulado El Futuro, la octava muesca de un revolver cada vez más certero con el que vuelven a buscar el centro de la diana, encontrándola decididamente al facturar otro buen puñado de efectivas canciones de claro regusto “mutante”.

Un disco con un trasfondo relativamente existencialista en el que las reflexiones sobre la vida, las incertidumbres y el día a día son constantes, plasmadas en una serie de textos convulsos y de actualidad ante los que es inevitable no sentir una identificación plena, siempre debidamente regados por unos juegos de melodías brillantes, repletos de dinámica, que en ésta ocasión, en palabras del propio grupo, buscaban crear un sonido “menos crudo y directo, con más arreglos y más ambientes”, algo de lo que los granadinos culpan, en el buen sentido de la palabra, a la acertada labor de Ricky Falkner, productor del álbum. 

Con las premisas anteriormente expuestas presentes, el oyente se tendrá que preparar para disfrutar sin el más mínimo esfuerzo disfrutar de un disco que se abre a las mil maravillas por la terna inicial compuesta por Robot, con una apertura fantástica de lo más onírica en un tema que invita a romper esquemas en busca de la libertad, del derecho a decidir y que hasta parece recrear la vuelta a una juventud perdida, Sto. Domingo, una mirada atrás rememorando el encuentro del amor verdadero, y el optimismo rompe-pistas de Hermana Mía

Para continuar sin restar un ápice al nivel mostrado con Barronal, una composición que habla de una cala situada en Cabo de Gata que en lo musical presenta una interesante mezcla que une al Serrat de Mediterráneo, con elementos de bossanova y la luminosidad sureña, Todo va a Cambiar, un tema en el que las capas se van superponiendo que mezcla en su letra la crudeza y la idea de que las cosas mejorarán pronto, Boomerang, composición marca de la casa eminentemente pop que desarma por su contagiosa y rotunda sencillez; mostrando una cara más cruda y desafiante en Es lo que Hay, cuya letra está firmada por Nani, batería de la banda, y El Circo.

Quizás lo más noticiable, por llamativo, que no sorprendente, puesto que siempre han sido un grupo muy permeable a los sonidos que inundan las estanterías repletas de discos de sus casas, sean los aires acústicos de canciones como Huesos, enorme en toda su extensión, y Olvídate de Ti, un canto colectivo a la unión de las personas, que pueden hacernos pensar en grupos como Mumford and Sons o Band of Horses; y La Epidemia, saltarina crítica a políticos y banqueros. 

Después de haberle dedicado varias horas a desentrañar todo lo que nos depara El Futuro, llega la hora de elaborar una conclusión, plasmada en unas pocas líneas. Y esa conclusión es clara, dentro de unos días, cuando vea personalmente a Niños Mutantes tengo la ligera impresión de que la conversación va a comenzar como lo hacen todas con ellos, diciéndoles: “Lo habéis vuelto a conseguir. Otro discazo más y ya son muchos. ¿Cómo lo hacéis. Enhorabuena de nuevo”. Con eso, está todo dicho. 

Por: Javier González/javi@elgiradiscos.com