Dentro del panorama musical estatal existen grupos sumamente decididos a la hora de hacer suyo el camino por andar. Bandas dispuestas desde primera hora a marcar unas señas de identidad claras, insultantemente concisas, que enseñan con total descaro, como cartas boca arriba, en cada una de sus canciones; tal y como desde hace algunos años lo llevan haciendo los chicos de Modelo de Respuesta Polar, algo que vuelven a demostrar una vez más con su nuevo disco, El Cariño.
Unas marcas de fábrica que en el caso del cuarteto siguen estando sustentadas en la grandeza de un pop intimista, franco y a la par doloroso, plagado de medios tiempos no ajenos a una intensidad que en ocasiones estalla como rabia contenida con tremenda elegancia.
Una elegancia que por otra parte se presupone con tan solo echar un vistazo para conocer sobre quién recaen las labores de producción y edición del disco, Suso Saiz y Limbo Starr respectivamente, dos de las apuestas más seguras de nuestro panorama actual, siempre y cuando de lo que se trate es de escuchar buena música claro está, que por sí mismas dejan entrever que lo que uno tiene entre manos puede ser muy grande.
Bajo dichos parámetros es donde empiezan a funcionar las historias plasmadas en El Cariño, composiciones de aires cadenciosos, casi distraídos, en las que el oyente irá descubriendo los diversos trazos y arreglos de un disco de guitarras atmosféricas, sintetizadores rotundos y potente base rítmica, a medida que irremediablemente vayan cayendo las diversas escuchas, puesto que lo que primero llamará su atención serán las letras, enormes en la capacidad que encierran para describir el dolor y sobre todo la dificultad de las relaciones humanas ante las que es imposible no sentir una identificación casi plena.
Canciones interpretadas con aplomo y elegancia por un Borja Monpó que disco a disco va creciendo en su papel de transmisor de emociones que buscan cicatrizar de una vez por todas.
Al enfrentarse a El Cariño el oyente lo hará a un disco sin fisuras que requiere ser escuchado de manera pausada y atenta, con la sana intención de no perderse ninguno de sus matices, en un ejercicio de clara introspección que a buen seguro le ayudará a sanar alguna que otra herida aún sin cicatrizar. Sus canciones, las diez sin desperdicio alguno, serán un buen bálsamo; un bálsamo que por otra parte confirma a Modelo de Respuesta Polar como una de las realidades más interesantes de la música estatal.
Por: Javier González/javi@elgiradiscos.com