Barricada dijeron Agur a una trayectoria de más de tres décadas en activo meses atrás, en el marco de tres noches consecutivas de concierto celebradas en el Pabellón Anaitasuna de Pamplona, el lugar elegido para que Alfredo Piedrafita y Boni, secundados por Ibi y Ander Izeta, rasgaran por última vez como banda las cuerdas de sus guitarras; y de paso inevitablemente miles de corazones que no dudaron un instante a la hora de acercarse hasta allí para vibrar con sus canciones una vez más, agradeciéndoles de paso el hecho de que con su música hayan puesto banda sonora a muchos de los capítulos de sus propias vidas.
Fiel reflejo de todo lo que ocurrió en aquellas noches repletas es el directo Agur, un disco doble acompañado por un intenso Dvd, en el que se recoge el testamento sonoro de los Barri y con el que, siendo sinceros, la labor de crítico se convierte en algo realmente tortuoso. Y lo es básicamente porque es imposible describir con un mínimo de exactitud tal cúmulo de sentimientos y sensaciones, por supuesto todas ellas más que positivas, hasta en la más de las dolorosas contradicciones que encierra por tener que decir adiós a uno de los grupos más míticos del rock de aquí.
Desde los instantes iniciales el álbum logra emocionar con el simple sonido del calor de un público que desborda sentimiento desde el minuto uno mientras suena One more kiss, Dear, a la par que se proyectan imágenes de todas las épocas y formaciones de la banda; pasando por el primer riff en Esta es una noche de Rock&Roll, a cargo del incombustible Alfredo, y la labor de Boni en temas históricos como Pasión por el Ruido, Lentejuelas y Oveja Negra, sin duda una de las composiciones con la que no solamente marcaron a fuego a su propio público sino también a algún que otro advenedizo que no tuvo más remedio que rendirse ante la grandeza de la propuesta de los norteños.
Y es que la trayectoria de Barricada está plagada de enormes canciones rock, repletas de actitud, fuerza y poesía cruda; canciones que en la noche de su despedida por supuesto no escatimaron, como tampoco lo hicieron, ni un ápice siquiera, con el esfuerzo a la hora sacar a pasear un repertorio que para sí quisieran muchos grupos que han gozado de mayor predicamento entre el público.
No faltaron temas como Deja que esto no acabe Nunca, Rojo, Animal Caliente, convertida hace muchísimo tiempo en todo un himno, y En Blanco y Negro, otro de esos cortes que uno ha escuchado hasta la saciedad en fiestas de todo tipo.
Ni tampoco composiciones como Esperando en un Billar, Barrio Conflictivo, dedicada a su Txantrea natal acompañados por una pequeña representación de fans que se subieron al escenario, la enorme No sé qué hacer Contigo y la dolorosa y a la vez emocionantísima En la Silla Eléctrica, como perfecto anticipo a una “despedida real” en la que los Barri recibieron el último y sincero abrazo por parte de un público, el suyo, que con lágrimas en los ojos, al menos en muchos casos, les bridaba su particular “Agur” a ellos.
Barricada dice adiós pero ahí quedan sus canciones, combatividad y actitud elementos que en un momento u otro nos han marcado a muchos de los que amamos el rock de facturación estatal, algo de lo que pueden presumir muy pocos grupos. Creo que con eso está todo dicho. Gracias por tantas noches de rock and roll. Ya no sois inmortales ahora soís eternos.
Por: Javier González/javi@elgiradiscos.com