Hace no demasiados años hablar de los mexicanos Zoé en los círculos musicales de nuestro país, no dejaba de ser una aventura relativamente incierta. Es verdad que el nombre de la banda sonaba a no poca gente, pero también lo es el hecho de que eran escasos aquellos que tenían un conocimiento real acerca de su propuesta.
Un hecho subsanado con total acierto y gran visión comercial desde su compañía discográfica, entendemos que con el beneplácito del quinteto, a través de la publicación de dos álbumes, 01-10 y Música de Fondo/MTV Unplugged, que han logrado acercar la realidad musical del grupo liderado por León Larregui al numeroso público estatal, hasta tal punto que en pocas semanas volverán hasta nuestra tierras, donde entre otros sitios ya les espera una sala “La Riviera” que tiene confirmado recibirles con el cartel de “no hay billetes” tres noches consecutivas, un hecho que habla muy a las claras del crecimiento que han experimentado Zoé a éste lado de Atlántico.
Regresan con el objeto de presentar las canciones que dan vida a Programaton, el quinto trabajo de larga duración en su discografía; un álbum grabado en Sonic Ranch, Texas, y producido por Phil Vinal (Placebo, Pulp, Elastica) al que definen como el más maduro y experimental de toda su trayectoria.
En el mismo vuelven a ser patentes sus señas de identidad más firmes, como son el gusto por un pop-rock experimental y cargado de ambientaciones en el que a través de una lírica que mezcla el simbolismo, plagado de imágenes, y los fraseos directos para lograr guiarnos con total acierto a un viaje a través de un buen puñado de atmósferas capaces de emocionar y cortar el aliento del más pintado.
Por el camino a transitar nos encontraremos con cortes de gran categoría como la desesperada 10 AM, que aúna en su interior lo evasivo y directo que también saben mezclar en sus composiciones Zoé, el pop abrasivo de Cámara Lenta, muy en la onda de unos The Cure de lo más livianos, la robótica Dos Mil Trece, la típica canción que crece a cada escucha pese a pasar desapercibida en primeras tomas; el aire onírico de Fin de Semana y Arrullo de Estrellas, quizás la mejor de toda la colección al conseguir helarte la sangre por una sinceridad y belleza capaces de desarmar, conseguida con unos pocos arpegios y una letra sentidamente hermosa, la franqueza de Panoramas y el vitalismo oriental de Game Over Sanghai.
En el capítulo de curiosidades debemos citar cortes como Ciudades Invisibles y Altamar, donde por primera vez la voz cantante recae en Ángel Mosqueda y Jesús Báez, respectivamente, demostrando que probablemente parte de la grandeza de Zoé responda a que cada una de sus partes posee un talento innato que acaba sumando muchos quilates al resultado final de cada canción.
Con Programaton los componentes de Zoé vuelven a demostrarnos porque motivo se han convertido en una de las grandes bandas de la américa de habla hispana, al presentar una vez más un álbum tan sólido e intenso como adictivo y maduro, que probablemente acabe de confirmarles no solo como habituales en los festivales que se celebran en nuestro país, sino también como uno de los grandes mitos de la música latina más reciente.
Por: Javier González/javi@elgiradiscos.com