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The Soulbreaker Company: “Graceless”

Llega un momento en el que muchos grupos se encuentran en la tesitura de decidir si instalarse en la comodidad, dentro de un contexto sonoro que manejan bien y con agilidad y en el que se sienten seguros, o apostar por seguir ampliando miras, investigar en su propio sonido. En definitiva, arriesgarse. Los vitorianos The Soulbreaker Company han optado por ese segundo camino, emprendido ya de forma tajante en su anterior trabajo Itaca, fechado hace más de tres años, y refrendado en el reciente Graceless

Lo que supuso principalmente aquel anterior trabajo fue salirse de los cánones, por otra parte perfectamente ejecutados y siempre huyendo de la mera repetición de clichés y esquemas, del clásico hard rock setentero para, sin olvidar esa influencia, ampliarla y desarrollarla por derroteros más enrevesados, complicando así su apuesta y añadiendo toques progesivos, de space rock o psicodélicos. Algo que les ha llevado a abandonar esa nómina de bandas que pueden ser englobadas en unos referentes muy definidos para ofrecer un sello totalmente personal y fascinante. Su nuevo álbum Graceless mantiene esa misma dinámica. Si hubiera que matizar algo la propuesta concreta que trae consigo se podría decir que ha optado por mostrarla de forma algo más directa, aunque paradójicamente se ofrezcan unos temas arreglados y repletos de detalles. Una labor para la que han contado en la producción con el británico Liam Watson (Tame Impala, James Hunter, The White Stripes...).

La sorprendente, y perfectamente bien resuelta, mezcla entre unas guitarras duras, con aroma a clásico hard rock, pero envueltas en un ambiente psicodélico, al estilo de bandas como Comets on Fire, será el hilo conductor de una buena parte de temas, como sucede por ejemplo en el majestuoso Many so Strange. La presencia de los teclados es otro elemento muy característico de la banda, ahí están los medios tiempos repletos de épica como So Blind o Dust from the Stars, reforzado éste por una sección de cuerdas que también aparece en Rain or Shine, más melódica y sostenida por el ritmo repetitivo de un piano y una base percusiva.

De una forma más directa, y de alguna manera más rock aunque utilizando los mismos elementos básicamente, se muestran en You!, How Will We Get By? o en la adictiva 1789, en la que parecen mezclar a Led Zeppelin con Soundgarden, llamando la atención la portentosa voz de Jony Moreno . Y si en Good Times comienzan con un sonido más tendido hacia el folk, poco a poco irán incorporando electricidad y fuerza hasta construir un final repleto de intensidad.

Graceless es un disco fascinante, sabe jugar a las mil maravillas con ambientaciones que se nutren de influencias dispares pero perfectamente encuadradas en lo que es ya el sonido característico que parece haber adoptado la banda vasca, al que además son capaces de complementar con unos textos que transmiten esa sensación de incertidumbre que asola estos tiempos. 

Kepa Arbizu